Colau convertirá los baños municipales en comunes para hombres, mujeres y ‘no binarios’
El Ayuntamiento de Barcelona, liderado por Ada Colau ha financiado un estudio para aplicar la perspectiva de género en los equipamientos municipales. Entre otras medidas, se propone que los baños públicos no diferencien entre hombres y mujeres, sino que aúnen a ambos sexos y a las personas ‘no binarias’ (que no se identifican con el género masculino o femenino).
Un nuevo estudio financiado por el departamento de Transversalidad de género del Ayuntamiento aporta propuestas y recomendaciones para incorporar la perspectiva de género en el diseño, la implantación y la gestión de los equipamientos de la ciudad de Barcelona.
Barcelona tiene cerca de 900 equipamientos municipales de diferentes tipos: infantiles, deportivos, culturales, para las personas mayores, comerciales, etc. Es en estos espacios donde el Consistorio de Ada Colau pretende implantar los consejos derivados del informe titulado «Incorporación de la perspectiva de género en los equipamientos de Barcelona», que se publicó a finales del pasado año pero que será aplicado ahora.
Una de las recomendaciones concretas del Consistorio de Ada Colau está relacionada con los lavabos o vestuarios municipales. En este sentido se cree que se debe «cambiar la actuación de los lavabos que están segregados por género» ya que, según argumentan, «pueden causar problemas a aquellos que no se identifiquen de manera plena con alguno de estos géneros». «La mayoría de nosotros no nos paramos a pensar las implicaciones sociales que puede tener un gesto tan simple y normalizado como entrar a un espacio cotidiano como son los lavabos», proponen como reflexión.
Por ello plantean la creación de «lavabos neutros» para que sean compartidos por todas las personas usuarias.
El funcionamiento de los mismos pasa por crear espacios individuales donde pueda «respetarse la intimidad» pero situados en una habitación en la que cualquiera pueda entrar. Es decir, eliminar la tradicional división entre baños femeninos y masculinos y convertirlo en un espacio común donde todos puedan acceder.
Los cambios son argumentados por el equipo de Gobierno en la existencia de una brecha en el uso de los servicios y de los equipamientos municipales que hacen mujeres y hombres, en función de los roles tradicionales y las desigualdades de género que «condicionan su cotidianidad».
El estudio ha sido realizado por Ana Paricio, Alba Domínguez y Konstantina Chrysostomou, de la Cooperativa Pla Estel, especializada en la materia. Se han analizado siete tipos de equipamientos municipales, observando los elementos, tanto del interior como del exterior, que pueden estar generando estos usos diferenciales por sexo, o bien experiencias de usuario o usuaria diferentes. Así, se han examinado aspectos como la accesibilidad; la percepción de confortabilidad, autonomía y seguridad; la polivalencia; la conexión con el espacio público, etc. Todo eso, teniendo en cuenta la intersección de variables de género, edad, cultura, opción sexual, capacidad y clase social, entre otras.
El estudio y sus conclusiones se presentaron en una sesión de trabajo interna que reunió a más de sesenta personas de los principales departamentos y órganos del Ayuntamiento implicados en el diseño, la implantación y la gestión de los diferentes tipos de equipamientos. A partir de este encuentro se estableció un equipo de trabajo destinado a aplicar estos cambios.
Juguetes sin estereotipos
Pero este informe de más de 150 páginas incluye otras recomendaciones. Por ejemplo se recomienda evitar los juguetes reproduzcan estereotipos de género, «tales como muñecas que cocinan y muñecos que construyen». Además, según el estudio se deben evitar los colores asignados, como el rosa para las niñas y el azul para los niños.
De esta manera, pretenden que los más pequeños crezcan en entornos en los que no se les condicione por razón de sexo.
También se recomienda la compra de plantas y permitir a los usuarios decorar los espacios para que los sienten como suyos.
Feminismo durante el COVID
La obsesión de la alcaldesa Ada Colau por feminizar cada espacio no disminuyó durante la pandemia provocada por el coronavirus.De hecho, el Consistorio elaboró un informe sobre los efectos de la crisis del coronavirus bajo «la perspectiva de género». Recogía en el mismo las medidas que el Ayuntamiento ha aplicado para paliar los efectos de la desigualdad, pero sólo un 25% tienen algo que ver con la mujer.
El Ayuntamiento barcelonés sostiene que la llegada de la pandemia a España ha supuesto un mayor perjuicio a las mujeres que a los hombres. «El impacto de esta crisis a medio y largo plazo dependerá de cómo se incorpore la perspectiva feminista a las respuestas que se dan», relata en su introducción el informe municipal que hizo público el pasado mes de junio.
El 75% de las medidas aplicadas «con perspectiva de género» son una batería de modificaciones que pueden aplicarse a toda la población barcelonesa. Un ejemplo de ello es la «apertura automática de las puertas en los transportes públicos para no tener que hacerlo manualmente». En este sentido, el Consistorio se amparó en que las mujeres hacen un mayor uso del transporte público y, por ello, se trata de una medida donde se ha aplicado la «perspectiva de género».