Reestructuración bancaria

Santander se ofrece al BCE para «solucionar» una posible crisis del BBVA por Villarejo o Turquía

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La presidenta del Banco Santander, Ana Botín, y el presidente del BBVA, Carlos Torres.
Eduardo Segovia
  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

La delicada situación del BBVA tiene preocupado a todo el sector por la importancia sistémica de la entidad y las imprevisibles consecuencias de una crisis. Por ello, el propio Banco Santander se ha ofrecido informalmente al BCE para «solucionar» el problema si la entidad de origen vasco se ve inmersa en una situación inmanejable por el caso Villarejo o por su redoblada apuesta por Turquía.

Fuentes conocedoras de la operación aseguran que el banco que preside Ana Botín ha planteado al Banco Central Europeo, en el curso de las conversaciones habituales entre el supervisor y las entidades, que está dispuesto a buscar una solución para el BBVA en estos escenarios y hacer así un favor al organismo que preside Christine Lagarde, al que resolvería una papeleta muy importante. Desde Santander no hicieron comentarios sobre esta noticia.

Esta eventual solución pasaría, en primer lugar, por desprenderse del turco Garanti mediante una venta de acciones en Bolsa o una fórmula similar a la utilizada por Bankinter con Línea Directa: regalarlo como dividendo a los accionistas. En todo caso, se trataría de desconsolidar el banco de las cuentas de BBVA para cortar de raíz su contaminación. En segundo lugar, Santander compraría el negocio del BBVA en España y México para fusionarlo con el suyo; habría que establecer un precio -no sería gratis como el Popular- y superar las previsibles condiciones de Competencia. En cuanto a los otros países donde está BBVA, decidiría individualmente si también se los queda o los vende.

La espada de Damocles de Villarejo

Los posibles motivos para una crisis inmanejable en BBVA son dos. Por un lado, que la Audiencia Nacional decida imputar a su presidente, Carlos Torres -o incluso a todo el consejo de administración- por el caso Villarejo. Algo que cada vez más fuentes consideran probable, a la luz de las constantes broncas del juez y del fiscal por la falta de colaboración del banco y a los exdirectivos que deciden romper su silencio: después de hacerlo Julio Corrochano (anterior jefe de seguridad), han pedido declarar ante el juez el ex CEO Ángel Cano y el exdirector jurídico Eduardo Arbizu.

Las normas del BCE impiden que un imputado en una investigación penal ocupe un cargo en la cúpula de un banco de los que supervisa, lo que obligaría a Torres a dimitir.

Y ahí se abriría un melón muy importante: el sucesor natural sería Onur Genç, el consejero delegado enfrentado actualmente a Torres. Pero nadie en el sector cree posible que el BCE acepte dejar un banco sistémico en manos de un ejecutivo de un país emergente e inestable, y menos aún cuando tiene lazos políticos con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan. Por tanto, se produciría un vacío de poder de resultado inimaginable.

El riesgo de una crisis en Turquía

La otra vía por la que BBVA puede implosionar es, precisamente, Turquía. Como es sabido, la entidad ha lanzado una opa por el 50,1% que aún no controla de Garanti, es decir, va a doblar su apuesta por el país, siguiendo los deseos de Genç. Pero si BBVA ya acumula fuertes pérdidas por el hundimiento del valor de su filial, principalmente por el desplome de la divisa, ahora el roto puede ser mayúsculo: la lira turca está en caída libre, mientras Erdogan insiste en manejar el banco central pese a la inflación descontrolada y la semana pasada destituyó al ministro de Finanzas.

El propio presidente de Mapfre (otra empresa española presente en Turquía), Antonio Huertas, reconoció la semana pasada que la situación en el país era «muy mala», pero el peso del país es pequeño en sus cuentas. Todo lo contrario que en BBVA, donde supondrá el 24,6% del resultado, casi lo mismo que España. Este porcentaje se elevará casi al 70% sumando a México, otro país con grandes incertidumbres sobre su economía.

Por tanto, un deterioro todavía mayor de la situación en Turquía puede traducirse en un desplome de la acción de BBVA o incluso en una revuelta en el consejo de los principales accionistas, nada contentos con la gestión de Torres y de su antecesor, Francisco González, que puede forzar también la salida del presidente.

En ambas eventualidades -judicial o crisis turca-, el BCE se encontraría con un problema tremendo de muy difícil solució, que puede afectar a la estabilidad del sistema financiero español y europeo. De ahí que la oferta de Santander suponga un enorme alivio en Frankfurt. Por si acaso.

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