Un problema más para Unipost: abismo financiero, competencia desleal y al servicio del independentismo

Unipost
Instalaciones de Unipost (Foto: Facebook)
María Villardón

Unipost lleva varios años sin salir del ojo del huracán. El registro de las sedes de la compañía por parte de la Guardia Civil este martes, la incautación de material relacionado con el referéndum ilegal en Cataluña y la colaboración con el independentismo son solo un aliño más para los problemas que asolan a la firma postal de los Raventós. Los problemas financieros, los impagos, las deudas con Hacienda, su enfrentamiento con Correos y las amenazas de huelga de sus empleados han sido los protagonistas en los últimos años.

La polémica ha sido una de las máximas de la sociedad liderada por Antón y Pablo Raventós desde que en 2014 colaborara con la consulta ilegal del 9 de noviembre promovida por Artur Mas. La firma naranja fue requerida por la Fiscalía Superior de Cataluña en el marco de la investigación sobre los preparativos de la consulta y se le pedía la hoja de encargo, contrato y documentos que obraran en su poder relacionados con la distribución o el buzoneo de propaganda del 9-N, así como que explicaran qué persona o entidad suministró a la compañía el listado de destinatarios o el mecanismo por el que se obtuvo dicho listado.

No aprendiendo la lección, tres años más tarde Unipost ha decidido volver a colaborar con el nuevo referéndum fuera de toda legalidad, en este caso con la bandera de la independencia ondeada por Carles Puigdemont, y hacer el buzoneo que en 2014 le trajo más de un dolor de cabeza.

Plantilla levantada en armas y deuda con Hacienda

A finales de 2016 Unipost tenía a la plantilla levantada en armas, la compañía no pagaba las nóminas de los empleados y se les adeudaba una parte de la paga extra de verano y toda la de Navidad alegando problemas financieros.

Eso sí, fuentes sindicales aseguraban a OKDIARIO que las cartas seguían llegando a las instalaciones de la empresa postal para ser repartidas y que el nivel de trabajo seguía siendo el mismo. Ante los impagos, los sindicatos convocaron una huelga que finalmente no se llevó a cabo porque desde Unipost abonaron las nóminas a última hora esquivando los paros de los empleados.

La fragilidad de las cuentas era tangible, los empleados no cobraban, la compañía registraba números rojos, Correos le retiraba sus privilegios de pago y es uno de los morosos que engrosan la lista de Hacienda con una deuda de 5,4 millones de euros.

A la cúpula directiva de Unipost no le tembló la mano a la hora de acusar a la compañía pública Correos de ser los responsables de no tener capacidad financiera para pagar a sus trabajadores.

El enfrentamiento entre Correos y Unipost no es ninguna novedad. La empresa de los Raventós subcontrataba los servicios de la pública en aquellos territorios donde no tiene presencia, pero lo hacía con una serie de concesiones ventajosas que desde el mes de junio de 2016 tuvieron su punto y final. Correos cerró el grifo y fue un tsunami para las arcas de la catalana. Fuentes próximas a la firma controlada por el Estado confirmaron a OKDIARIO que “es Unipost quien no pagaba a Correos, no tiene la capilaridad que tiene la compañía pública y tiene que contratar sus servicios, eso, obviamente tiene una contraprestación”.

La catalana gozaba de algunas ventajas como descuentos o el abono de los servicios a Correos en un plazo de tres meses. Acabadas estas prebendas, la frágil situación financiera se agravaba, tanto que no podía hacer frente al pago de las nóminas y las pagas extraordinarias a su plantilla. Eso sí, las cifras de la compañía naranja sufrieron un bálsamo económico. Avançsa, dependiente de la Generalitat de Cataluña, les concedía un préstamo aliviando momentáneamente sus cuentas.

El timo de Unipost a las grandes empresas y al SEPE

Unipost tiene grandes cantidades de cartas de importantes compañías españolas almacenadas y sin enviar en sus plataformas de Madrid y Barcelona al no disponer de liquidez para pagar el franqueo. Fuentes cercanas a la compañía, aseguran que el servicio de envío sí que ha sido facturados a los clientes a pesar de que las misivas no han llegado a sus destinatarios. Cuando llegaban las reclamaciones de los clientes, desde la cúpula de la catalana culpaban a Correos de los retrasos en los envíos.

Además, almacenaba cientos de cartas con comunicaciones oficiales del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) en las instalaciones de Madrid y Barcelona. Las misivas fechadas hace un año con comunicaciones oficiales a los ciudadanos en materia de empleo y prestaciones del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), un organismo de la Administración General de Estado, nunca fueron enviadas a sus destinatarios.

Cartas del SEPE en las instalaciones de Unipost sin salir a sus destinos

El SEPE tiene la misión principal de gestionar el empleo, gestionar las subvenciones de empleo a las empresas, las prestaciones por desempleo y el registro público de contratos, entre otras responsabilidades. Bien, las cartas de este organismo con fecha de 2016 están almacenadas en palets en las plataformas de la compañía catalana entre Madrid y Barcelona. Es decir, cientos de ciudadanos españoles no han recibido las cartas del Gobierno en materia de empleo.

Actualmente Unipost está en concurso de acreedores desde el mes de julio con una deuda de 50 millones de euros y con los sindicatos esperando un plan de viabilidad que mantenga con vida la compañía que tiene a más de 2.000 personas en plantilla.

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