Grecia no necesita quitas de deuda como pide Tsipras sino «ponerse a trabajar», dicen los expertos
La Unión Europea y el FMI ultiman las medidas del tercer rescate. El paquete de contingencia impuesto a Grecia, de cerca de 3.600 millones de euros, y la renegociación de la deuda helena son los dos grandes temas a tratar sobre la mesa del Eurogrupo, que intentará cerrar un acuerdo antes de la próxima reunión, fijada para el 24 de mayo.
Para empezar, José Carlos Díez cree que la previsión de crecimiento del FMI es surrealista: “Se vuelven a cometer los mismos errores que en 2010, que es hacer pronósticos que no se van a cumplir. Además, si le van a meter un ajuste adicional, lo normal es que la economía caiga”.
Para el FMI, la condición indispensable para participar en el rescate griego pasa por que los helenos realicen ajustes adicionales por valor de un 2% de su PIB, unos 4.000 millones de euros, para asegurar que el país cumpla con el objetivo fiscal: lograr un superávit fiscal del 3,5% del PIB para 2018. Es la llave maestra que abriría la puerta a Alexis Tsipras a cumplir su sueño de renegociar el pago de la deuda. Sin embargo, Díez explica que “para llegar al 3,5% que le piden de superávit, suponiendo que van a crecer un 3% y que los ingresos fiscales le van a crecer con intensidad, tienen que hacer un ajuste fiscal de dos puntos, que es lo que se ha aprobado ahora. Pero si le metes un ajuste de dos puntos, la economía caerá, por lo menos, un punto o punto y medio. No tiene sentido”.
La deuda helena, próxima a los 320.000 millones de euros, es demasiado elevada para una Angela Merkel que se sigue oponiendo frontalmente a cualquier tipo de renegociación. Alemania se niega a participar en cualquier tipo de rescate si el FMI no forma parte del mismo. “Yo creo que les van a hacer una reestructuración de la deuda. Algo ya previsto en el anterior programa de rescate que abandonó Tsipras”, explica Juan Ramón Rallo. “Tsipras se salió de ese programa para intentar conseguir una quita en la deuda pública griega. Algo que no se va a conseguir. En todo caso, se alargarán los plazos y se bajarán los tipos de interés. Pero una quita nunca va a haber”, sentencia.
José Carlos Díez y Juan Ramón Rallo coinciden: «No habrá quitas»
José Carlos Díez, por su parte, tampoco cree que vaya a haber quitas como pide Tsipras, al menos ahora: “Lo cambiarán por poner los bonos a muy largo plazo, sin vencimiento, y les quitarán los intereses. Una vez que les quiten los vencimientos y le bajen la presión del tipo de interés, la quita ya se hará en unos años”.
La preocupación de Díez, sin embargo, pasa por saber si, una vez les quiten los vencimientos, entrarán o no en el programa de compra de deuda de Draghi. Algo casi imposible porque tendrían que mejorar mucho el rating de sus bonos. Con esto, desde Bruselas proponen:
- Optimizar los pagos: La Eurozona se comprometería a reajustar los pagos para matar dos pájaros de un tiro: por un lado, evitar más problemas de liquidez a los griegos y por otro, lograr que los vencimientos de deuda hasta 2018 no sean excesivos. Al parecer, se estaría estudiando que el pago de tramos y vencimientos no supere cada año entre el 15% y el 20% del PIB heleno.
- Nuevos periodos: La Eurozona se comprometería a estudiar nuevos tramos en el pago de intereses y vencimientos, haciéndolos más extensos una vez se alcance el año 2018, y siempre y cuando se hayan cumplido con las medidas del rescate.
- Nuevas medidas de sostenibilidad de la deuda: La Eurozona se comprometería a estudiar si el país heleno necesita, a largo plazo, nuevas medidas para poder garantizar la sostenibilidad de su deuda.
Todo esto, claro, está sujeto a que Grecia cumpla con el mecanismo de contingencia tan polémico y que al FMI se le ha metido entre ceja y ceja que se legisle por adelantado y que sea muy claro. “El mecanismo que le van a meter no me parece adecuado”, explica José Carlos Díez. Y es que, bajo su punto de vista, “todo es deflacionista. Si no llegan a los objetivos, algo altamente probable, les meten un recorte de pensiones y de sueldos a los funcionarios. Algo que tendría un efecto deflacionista sobre la economía, e inmediatamente les alejaría del objetivo de deuda. La deflación separa de la sostenibilidad”.
¿Qué proponen?
José Carlos Díez señala que “Grecia tiene que tener un plan a largo plazo que no tiene. Para producir un 3% del PIB en agricultura, como España, emplean un 14% de los ocupados, mientras que nosotros ocupamos un 3%. Grecia no necesita quitas, necesita, metafóricamente hablando, tractores”. Y es que, como explica Díez, “no se ha hecho la reforma agraria, no tienen productividad y no tienen un modelo claro de negocio. Se han quedado con niveles de muy baja productividad en un entorno geográfico donde Europa del este se los está comiendo”. Por lo que su propuesta es que el país se ponga a trabajar y se especialice en algún tipo de industria: “Necesitan empresas que puedan hacer negocios rentables en entornos globales altamente competitivos”.
Sin embargo, en opinión de Rallo “la especialización de un país la acaban determinando los empresarios localizando oportunidades. Es difícil decir en qué se tiene que especializar Grecia, sobre todo en una economía que cada vez está más integrada y donde, por tanto, tampoco te tienes que especializar en un producto”.
José Carlos Díez: «Grecia no necesita quitas, necesita tractores»
Por lo que Rallo propone “que haya una verdadera liberalización de la economía, que eso no lo ha habido, una reforma fiscal para aliviar la carga impositiva, y sobre todo en el caso de Grecia, lo más importante es que haya una estabilidad institucional. Despejar los miedos de que vaya a salir del euro y despejar los miedos de que el partido nazi pueda llegar al poder… Despejar incertidumbres para que quien vaya a invertir en Grecia se sienta seguro”.
¿Grecia fuera del euro?
“Un programa de salida con apoyo del FMI y con la Unión Europea supervisando y vigilando, podría ser una buena alternativa”, explica José Carlos Díez, que reconoce que cada vez ve menos lejana la posibilidad de la salida del euro del país heleno. Rallo, sin embargo, es algo más optimista “siempre y cuando Grecia haga las reformas”. Y es que en su opinión “salir del euro para poder devaluar es la solución más fácil, la menos comprometida y la más inmediata. Es una tentación muy grande frente a un estancamiento que no se termina de entender ni de vincular con la ausencia de las reformas”.