Van der Poel seca a Van Aert y Pogacar para ganar el Mundial de ciclismo
Mathieu Van der Poel se viste de arcoiris en Glasgow al proclamarse campeón del mundo 2023. El holandés partía como uno de los grandes favoritos y se impuso a Van Aert (plata), Pogacar (bronce) y Pedersen, con una exhibición tras un ataque a falta de 22 kilómetros para el final que dejó sin opciones de reacción a sus rivales. Pentacampeón del mundo de ciclocros, ahora Van der Poel logra su primer Mundial de ciclismo en ruta, rompiendo una racha para Holanda de 38 años sin ganarlo.
El Súper Mundial de Glasgow vivía su día grande con la prueba masculina de ruta. En ella estaban los mejores ciclistas del pelotón y el circuito era propicio para que entre ellos se disputaran la victoria. Remco Evenepoel defendía título en el técnico y complicado circuito por las calles de la capital escocesa, al más puro estilo clásica, donde su compatriota Van Aert, el propio Van der Poel o Tadej Pogacar eran los grandes aspirantes.
Precisamente, a falta de 67 para el final, la carrera se seleccionaba con un grupo de 27 corredores. Todos ellos estaban en él, mientras que del lado español, únicamente Alex Aranburu conseguía meterse en fuga. El vigente campeón Evenepoel probaba en varias ocasiones, también Mads Pedersen. Finalmente, fue el italiano Bettiol el que se marchó en solitario, obligando a los favoritos a dar el máximo si querían pelear por el triunfo.
Ese ataque de Bettiol provocó que cuatro corredores rompieran el grupo perseguidor y se lanzaran a por él Pogacar, Van Aert, Van der Poel y Pedersen. Entre los cuatro se iban relevando con el objetivo de dar caza al italiano y disputarse el triunfo. Lo consiguieron a 22 kilómetros de meta, justo en el momento en el que aprovechó Van der Poel para atacar y dejar a todos atrás.
Van Aert no respondió al acelerón de su gran rival y el derroche de Pogacar no fue suficiente para dar caza al neerlandés, que logró una ventaja tan amplia en apenas cinco kilómetros que incluso yéndose al suelo en una curva, consiguió mantenerse en cabeza de carrera. El asfalto mojado de Glasgow jugó una mala pasada al holandés, pero se repuso rápido y volvió a establecer la diferencia en el medio minuto, que era ya insalvable y que acabó ampliando hasta los dos minutos.
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