Otro partido fantasma de Bale
Gareth Bale completó un nuevo partido nefasto con el Real Madrid en la sonrojante derrota del equipo madridista frente al Eibar
Más allá del flojo nivel de forma del galés, destacó su desidia, la que le llevó a no intentar un regate en todo el encuentro
La banda derecha del Real Madrid hizo aguas por todas partes en Ipurua. Con un Odriozola débil y cometiendo un error de bulto que costó el 2-0, lo más preocupante fue ver a Gareth Bale, un día más, pasando desapercibido en el terreno de juego cuando debía ser él el que tomara las riendas del carro madridista en términos ofensivos.
Las estadísticas de Bale no hacen sino confirmar su nefasta actuación en Ipurua. En los 90 minutos de juego en los que permaneció sobre el terreno de juego, el galés sólo intentó 30 pases, con una escasa efectividad del 58%, consecuencia esto también del desacierto personal y de sus compañeros en el frente de ataque. Gareth no fue activado a menudo por el resto de jugadores madridistas, pero en el momento en el que esto sucedió, no pudo, no supo o no quiso ser el jugador franquicia de un equipo que quiere aspirar a todo.
El Real Madrid necesita del desequilibrio de sus piezas ofensivas, pero con Asensio en la izquierda, sólo Bale está capacitado para arrollar a la defensa con una conducción y unas capacidades atléticas y técnicas que parecen haberse diluido. La estadística no recoge el número de regates de Gareth frente al Eibar porque estos no se produjeron. No lo intentó ni una vez.
El mapa de calor del jugador galés demuestra su radio de acción en la zona central correspondiente a la banda derecha. Salvo en contadas ocasiones, Bale no se molestó en llegar a línea de fondo y tratar así de crear verdadero peligro a la defensa del Eibar. Se posicionó en su sector del campo y no participó demasiado del juego. Así, ni pases, ni desmarques ni por supuesto tampoco goles.
Cansa al madridismo
Bale ha cansado al madridismo y a la cúpula del vigente campeón de Europa. No está y tampoco se le espera, al menos con continuidad. Su calidad puede fabricar un gran gol, un partido o incluso un par de semanas ilusionantes, pero la capacidad de desaparecer de los partidos le convierten en un jugador prescindible, y más aún si se le tiene en cuenta para el rol de líder del ataque del Real Madrid.