Morata condiciona los fichajes

El futuro de Álvaro Morata tiene en vilo a la dirección deportiva del Atlético de Madrid, que está pendiente de la decisión de la Juventus sobre el delantero. El equipo italiano debe pagar 10 millones de euros por un segundo año de cesión del jugador, pero atraviesa gravísimos problemas económicos, hasta el punto de que ha pedido a su plantilla que acepte un aplazamiento de los pagos de la ficha hasta la próxima temporada, y está por ver si ejecuta la opción o si devuelve a Morata al Wanda. Lo incierto de la situación mantiene en vilo la planificación del ataque rojiblanco 2021-22.

Cuando el pasado verano el Atlético fichó a Luis Suárez, la intención del club era que los dos 9 fueran el uruguayo y Álvaro Morata. Sin embargo no hubo forma de que ningún club aceptara a Diego Costa y la única solución factible para no romper el límite salarial fue aceptar el traspaso de Morata a la Juventus por el mismo dinero que había pagado el Atlético al Chelsea por el delantero, 55 millones de euros, pero prorrateado en tres años: 10 millones el primero, otros 10 el segundo y, por fin, 35 millones a abonar en la temporada 22-23. No fue la mejor fórmula, porque está claro que Diego Costa nunca estuvo a la altura, pero sí la menos lesiva para los intereses rojiblancos.

Casi un curso después los números de Álvaro Morata en Italia son aceptables: 8 goles en Liga, 6 en Champions, 2 en la Copa y 1 en la Supercopa. Total, 17, 2 menos de los que ha conseguido Luis Suárez en el Atlético sólo en el Campeonato liguero, pero complementarios para un club como la Juventus en la que el gol es patrimonio de Cristiano Ronaldo, autor de 32 dianas entre todas las competiciones en esta temporada. El club turinés está satisfecho por el rendimiento del madrileño, pero el problema es pagar el segundo año de cesión y su ficha. En otras circunstancias la Juve nunca hubiera sufrido apuros en este aspecto, pero la crisis económica que ha provocado el covid le ha alcanzado de pleno y es uno de los equipos italianos más afectados.

Morata se siente feliz profesional y personalmente en Italia, pero está condicionado por la decisión que tome la Juventus. A sus 28 años está en plena madurez y en condiciones de ofrecer todavía varias temporadas de buen rendimiento, pero su relación con Simeone fue erosionándose poco a poco y aún conserva el rencor de su suplencia en la eliminatoria de cuartos de final de Champions ante el Leipzig.  Además, sabe que si vuelve a Madrid es para ser inicialmente reserva de Luis Suárez, cuya titularidad nadie discute. No es una situación que le seduzca, pero tiene poco donde escoger.

Para el Atlético tampoco es sencillo. El regreso de Morata no sólo significaría olvidarse de los 45 millones que debe pagarle aún la Juve (conflicto que está por ver cómo se resolvería porque en teoría la opción de compra del club italiano era obligatoria), sino asumir la ficha del delantero, lo que comprometería otras operaciones que quiere acometer el club para reforzar su plantilla la próxima temporada. Por eso la opción de Rafa Mir, el delantero del Huesca, es tan atractiva para los intereses colchoneros: no sólo por la progresión y la juventud del delantero murciano, sino por el coste de su ficha y por su salario, estratosféricamente inferior al de Álvaro Morata.

Habrá que esperar a la decisión que tome la Juve y a la negociación que mantenga con el Atlético. Lo más probable es que intente forzar una reducción del coste de la cesión a cambio de incluirlo posteriormente en el último plazo, lo que le daría un año más de margen para recuperarse económicamente, pero también existe la posibilidad de que no le salgan los números y tenga que elegir entre prescindir de Morata y conservar a Cristiano Ronaldo, que acaba contrato en junio, y cuyo salario es de 31 millones de euros. Sea como sea en el Wanda están muy atentos y quieren una respuesta cuanto antes porque Nicola Berta sabe que si no se da prisa con Rafa Mir se lo van a quitar y será difícil conseguir en el mercado una pieza semejante a ese precio.