A Marcelo le espera una emboscada en Kiev

Marcelo tiene un marrón en Kiev. Llámenlo marrón, llaménlo emboscada. Al brasileño se le pondrá por delante Mohamed Salah, posiblemente, el delantero más en forma de Europa… con permiso de Cristiano Ronaldo. Pero Marcelo y el Real Madrid saben mejor que nadie que para ganar una final de Champions alguien tiene que hacer el trabajo sucio.

Salah no es poca cosa. El egipcio se ha ganado estar entre los nominados al Balón de Oro después de una temporada sencillamente brutal. Sus números han colocado al Faraón en la cúspide de la pirámide futbolística disputando la Bota de Oro al mismísimo Messi. Salah ha logrado 32 goles y 11 asistencias en 36 partidos de Premier. Traducido: casi un gol por partido y más de seis veces la pírrica cifra de Benzema en el Real Madrid.

En la Champions League las actuaciones de Salah asustan todavía más. Cifrémoslas en 10 goles y 5 asistencias en 12 partidos, pero El Faraón es mucho más que sus números. Sus portentosas actuaciones ante el Manchester City o la Roma en los partidos decisivos le han ayudado a ascender también en el cásting de galáctico que ha realizado esta temporada el Real Madrid.

Pues Marcelo se mide a todo eso. A Salah, a su ímpetu veinteañero, a velocidad vertiginosa, a sus esláloms diabólicos… a un jugador que quiere cambiar la historia de una final de la Champions que parece escrita para que el Real Madrid logre la trece. Pero el genial lateral brasileño no está dispuesto a morir en la tumba del Faraón. Y menos después de las provocaciones de Klopp, que le ha señalado con el eslabón más débil de la cadena de Zidane.

Marcelo sabe perfectamente a quién se enfrenta y por eso tanto él como Zidane tienen un plan. «Que Marcelo se ocupe de Salah, sí, pero que también Salah se tenga que ocupar de Marcelo». La idea es que el brasileño, ayudado por Ramos en la cobertura y Casemiro en la anticipación, sea capaz de frenar las acometidas del Faraón, pero también que Salah tenga que ayudar en defensa con las constantes subidas de Marcelo y así acabar desgastando al egipcio. Por ahí puede empezar el Real Madrid a ganar la final de Kiev.