CHAMPIONS: REAL MADRID VS WOLFSBURGO

«Cristiano buscaba un partido así desde hace más de un año, se lo merece»

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Cristiano celebra uno de sus tres goles al Wolfsburgo. (Reuters)
Miguel Serrano
  • Miguel Serrano
  • Me confundieron con un joven prodigio pero acabé de periodista. Escribo cosas de deportes y del Real Madrid en OKDIARIO, igual que antes las escribía en Marca. También a veces hablo por la radio y casi siempre sin decir palabrotas. Soy bastante tocapelotas. Perdonen las molestias.

La noche del 7 de febrero de 2015 cambió todo para Cristiano Ronaldo. El luso celebraba su cumpleaños horas después de que el Real Madrid perdiera 4-0 en el Calderón. Las críticas que le llovieron por la famosa noche de Kevin Roldán afectaron tanto al crack luso que estuvo más cerca que nunca de marcharse del equipo madridista.

CR7 se autoimpuso la ley del silencio durante meses, porque prefería morderse la lengua a sacar toda la frustración, el enfado y la sensación de impotencia que llevaba dentro. Buscó acallar las críticas en el campo, pero sus últimos meses de la pasada Liga no fueron los mejores y la inercia negativa del equipo con Ancelotti le llevó a naufragar en la Champions ante la Juve como al resto de sus compañeros.

Después de un verano agitado y no mezclado, como le gustaban los cócteles a James Bond, Cristiano Ronaldo decidió quedarse en el Real Madrid. Tenía al alcance de un puñado de goles superar a Raúl y convertirse en el máximo goleador de la historia del conjunto blanco. Además, tenía una espina –espina, sí, no espinita– clavada con las críticas y quería demostrar que ni estaba acabado ni ni había perdido la ambición.

Comenzó la temporada con el arisco Benítez y las cosas seguían torcidas. Pero Cristiano Ronaldo no dejó de perseverar, a pesar de que las críticas se dispararon y de que ni el estilo de juego de Benítez ni su propio estado físico le ayudaban. Pasaban los partidos grandes –Sevilla, Atlético, Barcelona, PSG…– y no marcaba. Pero nunca perdió la fe. Ni la confianza.

Este muerto está muy vivo

Y entonces apareció el Wolfsburgo y la remontada obligatoria para no decir un adiós abrupto a la Champions antes de tiempo. Y Cristiano apareció. Marcó tres goles que empujaron al Real Madrid camino de la Undécima y zanjó de golpe todos los debates y silenció las críticas.

«Cristiano llevaba buscando un partido así mucho tiempo, puede que desde la famosa fiesta de Kevin Roldán», aseguraban ayer en el entorno del crack portugués. Fue sin duda el partido más redondo de CR7 en una noche europea en el Bernabéu y por eso tanto él, como su círculo íntimo de amigos y su familia disfrutaron ayer de un día de felicidad que hacía mucho tiempo que no tenían.

«Lo mejor está por venir», aseguran en el entorno de Cristiano, confiados en que el luso llega lanzado al tramo final de temporada donde el Real Madrid apura sus últimas opciones de pelear por una Liga que ha dejado de estar imposible y donde tiene la Undécima a sólo tres partidos. Y después, la Eurocopa con Portugal y el oscuro objeto de deseo de CR7: los Juegos Olímpicos de Río.

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