Absuelto el juez Toro en un escándalo de influencias en el Supremo
El juez Juan Antonio Toro Peña volverá a ponerse la toga después de que el Tribunal Supremo haya rectificado la sanción impuestado por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, que le inhabilitó durante tres años por prevaricación y revelación de secretos en el caso FEB. El asunto guarda bastante oscurantismo, habida cuenta de que Toro Peña fue rehabilitado por amigos muy cercanos, y eso que la Fiscalía que estudió en primera instancia las actuaciones del juez pidió 15 años de inhabilitación.
Después de que la semana pasada se produjese una vista a la que ni el mismo Toro Peña acudió a defenderse –quizá ya sabía la resolución de antemano–, el Tribunal Supremo ha realizado una sentencia frágil que puede ser recurrida por los afectados José Luis Sáez –ex presidente de la Federación Española de Baloncesto– y Luis Giménez –ex secretario general de la FEB–.
Toro Peña les encausó con hasta siete delitos antes de ser inhabilitado por dar información de la causa judicial a una tercera parte no afectada. Cuando el titular del Juzgado de Instrucción Número 36 de Madrid fue sustituido por Maria José Ortega, ésta dejó las múltiples acusaciones de Toro Peña en un único delito de apropiación indebida. De hecho, los dos acusados están decididos a no llegar a un acuerdo ni con la Fiscalía ni con la FEB en este caso porque se consideran inocentes.
El Supremo, en su sentencia, deja claro que Toro Peña sí trasladó información de la causa a una tercera parte no afectada, pero que no se trató de una imprudencia grave ni una resolución injusta, aunque el honor y la dignidad de Sáez y Giménez si se viesen afectados por la publicación de información confidencial en diversos medios de comunicación.
Resulta curioso que lo que para el Supremo supone que «los hechos probados carecen de la gravedad e ilicitud necesarias para su sanción penal», mientras que para sus compañeros del TSJM y la Fiscalía sí supusiera la suspensión automática de Toro Peña.
La diferencia de criterios de unos y otros es patente y más habida cuenta de que Toro Peña sí fue al primer juicio a defender incluso llegando a llorar, mientras que en este segundo ni apareció por la sala. La sentencia, según diversos juristas consultados por OKDIARIO, es extremadamente débil y podrá ser recurrida en los próximos días. La historia promete. Ni Sáez ni Giménez van a parar. Comienza la operación Richelieu.