El juez pide rehabilitarse en el Tribunal Supremo

Caso FEB: el llanto del Juez Toro Peña

El juez Juan Antonio Toro Peña acude este miércoles al Tribunal Supremo a intentar recuperar su toga tras ser condenado a tres años de inhabilitación por prevaricación y revelación de secretos

Fue inhabilitado en la carrera judicial después de demostrarse que facilitó información y documentos a una tercera parte no implicada en una causa judicial

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Francisco Rabadán
  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

El juez Juan Antonio Toro Peña acude este miércoles al Tribunal Supremo a intentar recuperar su toga tras ser condenado a tres años de inhabilitación por prevaricación y revelación de secretos. El que fuese cabeza de cartel del Juzgado de Instrucción número 36 de Madrid fue inhabitado en la carrera judicial después de demostrarse que facilitó información y documentos a una tercera parte no implicada en una causa judicial.

Ahora Toro Peña va con el ánimo de que su Abogado, Adolfo Prego, pueda convencer a sus ex compañeros de Sala –fue muchos años Magistrado del Tribunal Supremo– de su inocencia. El juez fue inhabilitado en junio de 2019 tras una vista en la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) donde terminó llorando en su alegato final. Sí, el juez en su intervención final ante Celso Rodríguez Padrón –presidente del TSJM– Eduardo de Urbano Castrillo y Joaquín Delgado Martín terminó plañendo pidiendo clemencia.

«Mi voluntad siempre ha sido el ejercicio de la jurisdicción, que ha sido toda mi vida, son 43 años. Si Dios quiere en el momento que pueda y seguramente a final de año presentaré mi renuncia», dijo Toro Peña ante el Tribunal en un mensaje que deja entrever que quería llegar a un acuerdo para ser absuelto a cambio de no volver a la carrera judicial.

Toro Peña, sin embargo, no ha mostrado clemencia durante su dilatada carrera como juez. No le tembló la mano para declarar contra compañeros que fueron inhabilitados y apartados de la carrera judicial por su testimonio.
Tampoco le tembló la mano para dejar en libertad en un turno de guardia y contra la opinión del instructor a Miguel Ángel Flores, responsable de la tragedia del Madrid Arena. No le tembló la mano para imputar a la hija de una acusada para intentar dañar y menoscabar en todo lo posible a la misma. No le importó ofrecerse a Villar, a través de su amigo Cortes Elvira “para lo que hiciera falta” y de forma incondicional en el caso Haití…

No todos los jueces ven cómo se forma una Asociación de afectados por sus resoluciones tal y como le está sucediendo al magistrado. Sea Toro Peña rehabilitado, algo jurídicamente improbable, o no, está Asociación no parará hasta que no repare todas y cada una de las injusticias cometidas.

Sáez no ha dicho la última palabra

Uno de los grandes afectados por lo que ha hecho este juez condenado por prevaricación es José Luis Sáez, ex presidente de la Federación Española de Baloncesto, quien confía en que el Tribunal Supremo sea justo. Toro Peña le acusó de cometer siete delitos en la instrucción del caso FEB hasta que el acusado consiguió demostrar que el juez prevaricaba y relevaba secretos de la instrucción. 

Tras conseguir apartar a Toro Peña del caso, la jueza María José Ortega redujo los delitos a Sáez de siete a uno y dio un giro al caso quitando toda la paja que su predecesor le había metido. De pertenencia a grupo criminal, blanqueo de capitales o delito fiscal se ha pasado a una única acusación apropiación indebida solicitada por Fiscalía que el ex dirigente rebatirá en su momento. Sáez ha decidido ir hasta el final y la historia promete. Veremos si mañana, Toro Peña nos vuelve a sorprender con un sollozo cuando las pruebas que se amontonan contra él caen por su propio peso.
Los afectados piden justicia, él quiere omertà.

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