Los científicos dan la voz de alarma: los yacimientos de oro secan el suelo y están fulminando el Amazonas
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Una reciente investigación científica le sacó el velo a una situación poco conocida, pero de gran impacto, sobre la minería de oro en Latinoamérica. Y es que, según los análisis, las prácticas extractivas están fulminando el Amazonas, afectando a su suelo y modificando las condiciones necesarias para que el ecosistema se regenere.
Esto preocupar porque el fenómeno no sólo implica la desaparición del bosque, sino también la imposibilidad de que vuelva a crecer en los terrenos intervenidos. Este estudio plantea interrogantes sobre la viabilidad de las tareas de reforestación y el futuro del pulmón verde del planeta.
¿Por qué los yacimientos de oro están fulminando el Amazonas?
Las últimas investigaciones publicadas en Communications Earth & Environment han evidenciado que los procesos de minería de oro a pequeña escala están generando alteraciones profundas en el suelo amazónico.
En particular, los métodos de succión empleados para extraer el metal precioso eliminan las capas más ricas en nutrientes y alteran la estructura del terreno de forma irreversible.
Estos métodos, conocidos por el uso de cánones de agua, remueven el sedimento de los ríos mediante grandes volúmenes de agua. Al hacerlo, transforman la selva en extensiones de arena seca donde las temperaturas del suelo alcanzan hasta 60 grados centígrados.
El impacto térmico y la pérdida de humedad han convertido estas áreas en entornos en los que ni siquiera los brotes más resistentes logran sobrevivir.
El estudio se centró en dos antiguos yacimientos ubicados en la región de Madre de Dios, en el sureste de Perú. Los científicos utilizaron imágenes térmicas, sensores remotos y análisis de resistividad eléctrica del suelo para medir cómo circula la humedad en estas zonas.
Los resultados indican que el material sobrante de la minería funciona como un colador. El agua se filtra a través del sustrato mucho más rápido que en el suelo forestal original: 15 metros por día frente a apenas siete centímetros diarios.
Esta pérdida de retención hídrica, sumada a la exposición directa al sol por la deforestación, imposibilita el crecimiento de nuevas plantas.
La rápida expansión de los yacimientos de oro en la Amazonía
La expansión de los yacimientos de oro en la Amazonía se duplicó desde 2018. Esto coincide con el alza en el precio internacional del oro. Según datos de Amazon Mining Watch, en 2023 se registraron más de 13.000 kilómetros cuadrados afectados por la minería aurífera en la región.
Las zonas intervenidas presentan estanques secos de gran tamaño, rodeados de dunas de arena de hasta siete metros de altura.
En esos espacios, la regeneración natural del ecosistema sólo es posible cerca de fuentes de agua o en depresiones del terreno, donde la humedad es ligeramente superior y la temperatura algo más baja.
Estos son algunos puntos clave para entender la gravedad del impacto ambiental que se está gestando:
- El 10% de la deforestación en la Amazonía está vinculada directamente a la minería de oro.
- La regeneración natural es casi nula en las áreas de extracción, salvo en sectores cercanos al agua.
- Las temperaturas del suelo alcanzan niveles extremos, comparables a los de un horno industrial.
- La pérdida de biodiversidad es progresiva y difícilmente reversible.
Entre 1980 y 2017, la minería a pequeña escala eliminó más de 950 kilómetros cuadrados de selva en la región de Madre de Dios, una superficie siete veces mayor que la ciudad de San Francisco.
Esta actividad también pone en riesgo los territorios indígenas y la provisión de servicios ecosistémicos como la captura de carbono, la regulación hídrica y la conservación de especies.
¿Qué propone la ciencia frente a los yacimientos que están fulminando al Amazonas?
El equipo científico propone una serie de medidas para revertir, en parte, el deterioro del terreno. El primer paso consistiría en rellenar los estanques creados por la actividad minera, lo que permitiría elevar el nivel del suelo y acercar las raíces al agua subterránea.
Posteriormente, sería necesario recuperar la capa fértil del terreno mediante la restitución del suelo superficial.
No obstante, estos planes enfrentan obstáculos significativos. Los costes económicos son elevados y la logística para ejecutar tales acciones en regiones remotas es compleja. A esto se suman las dificultades políticas asociadas a la presencia de minería ilegal en varios países amazónicos como Brasil, Perú, Guyana y Surinam.
«El paisaje actual en las zonas de minería por succión ofrece muy pocos servicios ecosistémicos más allá del oro», explicó Abra Atwood, investigadora del Woodwell Climate Research Center. Además, subrayó que la pérdida de hábitat comprometerá de forma severa la biodiversidad a largo plazo.
Los investigadores advierten que los esfuerzos de reforestación deberían concentrarse en áreas con acceso natural al agua para maximizar las probabilidades de éxito. La escala del problema requiere soluciones igualmente amplias, aunque los costes económicos sean considerables.