Crítica musical

La Búsqueda, de nuevo en directo, nos evoca un tiempo del todo irrepetible

El Teatro Principal fue testigo el 25 de enero del regreso del grupo a los escenarios tras un largo silencio

Presentaron su último trabajo 'Luz, Arena y Llanto', editado en formato CD y doble álbum de vinilo

El octeto brilló mágicamente durante todo el recorrido del concierto

La Búsqueda
La Búsqueda, en su concierto de regreso, en el Teatro Principal de Palma.

La Búsqueda ha vuelto a los escenarios después de un largo silencio y, además, con nuevo disco, Luz, Arena y Llanto, editado en formato CD y doble álbum de vinilo, éste último incluyendo tres bonus track. El concierto del pasado 25 de enero en el Teatro Principal de Palma en efecto sí era el de rigurosa presentación oficial de este último trabajo discográfico que mucho tiene que ver con echar una mirada al pasado desde un planteamiento sereno y “experimental», según cuenta Xisco Albéniz, que en mi opinión cabría entender como un ejercicio de memoria en plena madurez y debido al dilatado espacio de tiempo fuera de la escena, con la ilusión del reencuentro.

Como era de esperar el aforo estaba integrado mayoritariamente por quienes vivieron en primera persona la movida mallorquina de los años 80, de modo que reencontrarse venía a tener doble significado. Creo no equivocarme si afirmo que fue este concierto el más emotivo, al menos el más emocionante, en toda la trayectoria de La Búsqueda, desde el momento en que venían a reivindicar, aún sin saberlo, una manera de hacer en singular, porque estilísticamente nada parecido ha ocurrido en España los últimos 45 años. Es más. La fuerza proyectada desde el escenario, con magnífica iluminación de Oleh Zahiney, nos remitía al momento álgido de los cantautores, allá por los años 70, y después caídos en el olvido al producirse la revolución generacional de los 80. Esta es precisamente la gran aportación de La Búsqueda a los tiempos modernos: vivir en presente las herencias del pasado, partiendo de las raíces hispanas que les define.

No se trata, en absoluto, de hacer arqueología musical, sino de interiorizar con señas propias unos ritmos y melodías que continúan siendo vigentes y capaces de llegarnos directo al corazón, si acertamos en los arreglos, en contemporizar ese legado a través de propuestas que sí son rabiosamente actuales y por ello, en efecto, hablamos de una banda de rock con raíces. El rock, entendido como una forma de hacer, íntimamente ligada a la personalidad de aquella generación que rompió esquemas y se reivindicó a sí misma por encima de todo. Además, La Búsqueda ha permanecido fiel a sí misma, alejada de la tentación de caer en tendencias, deudoras según cual fuera el momento.

La discográfica mallorquina, Espora Records, definió a la perfección el estilo de La Búsqueda, al calificarlo como «canciones que evocan caravanas de carromatos gitanos donde quien lleva la brújula es un duende que la música de La Búsqueda sabe hacer cantar, sonar y bailar como nadie». La palabra clave es duende, en su definición como «encanto misterioso e inefable». La RAE. Una sensación que siempre permanece.

El concierto fue, en efecto, una amplia exposición de los nuevos contenidos: un total de once de los diecinueve temas recogidos en el vinilo. Pero si acudimos al final, en concreto a los últimos siete temas que sonaron, solamente dos de ellos pertenecen a Luz, Arena y Llanto, en concreto El desierto de tu soledad y La sierra del alba, mientras los cinco restantes, tres de ellos en los bises, eran decididas miradas a lo ya acontecido en tiempo remoto: Como un lagarto, Toda mi alma, Pimientos rojos, Una promesa y Occidente se muere. También es cierto que la idea original cuando se puso en marcha este nuevo disco era acudir a temas antiguos (por lejanos en su trayectoria) y enriquecerlos con nuevos arreglos. Porque, en efecto, La Búsqueda se presentaba de nuevo ante su público con un impecable lavado de cara, en el sentido de ofrecernos una versión rigurosamente actualizada de sí mismos. Los arreglos, magníficos, probablemente fruto de la madurez artística conquistada pese al silencio.

El octeto brilló mágicamente durante todo el recorrido del concierto y por ello es de justicia dejar constancia de los nombres de todos y cada uno de ellos: Javier Suárez (batería), Xisco Albéniz (voz, guitarra acústica), Jaume Compte (guitarra eléctrica), Guillermo Femenías (dobro y cuerdas barrocas y renacentistas), Arantxa Andreu (teclados, voz y coros), Daniel Feliu (bajo), Chus Coll (chelo) y Roberto Morcillo (trompeta).

Como dato curioso, entre los invitados estaba Borja Aguiló haciendo coros. Es decir, que en el escenario llegaron a coincidir, los hijos de dos figuras claves de Cort, en la década de los años 80: Borja, hijo del alcalde Ramón Aguiló, y Daniel, hijo del jefe de la Policía Local Joan Feliu. Toda una metáfora, aunque fuera accidentalmente.

Había que estar allí y lo hice. Manteniendo fresco el recuerdo de aquellos años en los que se fueron no pocos de los protagonistas de todo aquello. Escuchar los temas de La Búsqueda, de nuevo en directo, era revivir un tiempo del todo irrepetible.

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