EL CUADERNO DE PEDRO PAN

Regreso insospechado y en plenitud de La Búsqueda

El nuevo álbum 'Luz, Arena y Llanto', que llega varias décadas después, avala con creces la intensidad del pasado de La Búsqueda

El concierto de presentación oficial del sexto álbum de La Búsqueda será el 25 de enero en el Teatro Principal

la búsqueda
'Luz, Arena y Llanto', el nuevo álbum de La Búsqueda.

«Cruzamos campos blancos bajo un cielo azul, rogamos a los santos y a los seres de luz, y volvimos, heridos de la guerra, pero sin usar ni una sola bala de nuestra munición». Lo escuchamos en Y volvimos, el tema que cierra Luz, Arena y Llanto, el álbum que nos regresa a La Búsqueda después de dos décadas de silencio discográfico, y pese a ello manteniendo intactos los ingredientes de una banda de rock de raíces hispanas y más sonidos étnicos  que hizo de la música de culto, un referente, allá en los 80.

El concierto de presentación oficial del sexto álbum de La Búsqueda, que se anuncia para el 25 de enero en el Teatro Principal de Palma, me ha llevado a refrescar la memoria y en cierto sentido a ponerme al día en lo referente a los contenidos de Luz, Arena y Llanto, que no deja de ser una muestra del rastro original de esta banda formada en 1985, capaz de crear escuela en los tiempos imprevistos cuando todo comenzaba a andar. He dejado escrito en mi libro, Cabello de Ángel, historia del pop-rock en Baleares, que se llegó al zénit, en aquella movida mallorquina, entre los años 1983 y 1989. Fue el sexenio áureo sin ningún género de dudas. 

La Búsqueda es una de las bandas que se sitúan en el ecuador del período y lo más importante, sin prisa alguna en las urgencias de ir a significarse. Lo suyo fue andar con pies de plomo al encuentro de su propia identidad, lo que se tradujo en una relajada discografía: cinco álbumes, en sus primeros 20 años de trayectoria, que en realidad fueron los más intensos. Desde la edición de Los Penitentes en 2004, todo indicaba que iba a ser el final. De hecho, cabe interpretar que así fue, si bien quedando latente el caliu de una singularidad compositiva que jamás abandonaría el ánimo de Francisco Vich, cuyo alter ego era, y es, Xisco Albéniz, el líder de La Búsqueda.

Regresando a Y volvimos, antes de escucharlo te asalta la idea de ser un guiño, a propósito de un regreso insospechado. Hasta que suenan las notas de inicio y pasas a descubrir que en realidad se trata de una balada que en toda regla es la evocación de una feliz trayectoria en la que nada se hizo a destiempo, en la que jamás hubo deserción alguna y siempre fidelidad por encima de todo a la idea fundacional. «Y volvimos heridos de la guerra sin usar una sola bala de nuestra munición». Traducción libre: sin concesiones.

Este nuevo álbum que nos llega dos décadas después de todo aquello avala con creces la intensidad del pasado de La Búsqueda, siendo el genuino eco de aquella sonoridad antigua que tanto nos emocionó a partir de rasgos que fueron definidos como «un rock de raíces hispanas», mezclándose con otros sonidos étnicos. Hablando de rock, la primera vez que La Búsqueda utilizó de manera clara la electrificación fue el año 1995 en Psicolatin. Y vuelve a pasar ahora tres décadas después, especialmente a través de los dos temas que así lo atestiguan: Echalé (mi favorito) y Toda mi alma. Aunque son legión quienes ven en El desierto de tu soledad la esencia misma de ese «viaje sincero, íntimo y cautivador», que siempre definió a La Búsqueda. 

Volviendo a Toda mi alma, las primeras notas que suenan salen del cello que maneja Chus Coll, que en lo anecdótico es la mujer que aparece en la maravillosa carátula del disco, original de Rafa Adrover y que dibuja a la perfección las líneas maestras, la filosofía entera de la banda. Aprovecharé para mencionar que electrificar algunos temas a partir de Psicolatin fue en palabras de Xisco Albéniz, «una manera de hacer concesiones», y diré, que en absoluto, a mi manera de entender su música vista en perspectiva.

Albéniz y su entorno íntimo venían de mamar en las front lines de aquellas bandas británicas y estadounidense en los 60 y 70. El caso de La Búsqueda es diametralmente opuesto debido a que su front line natural la forman las guitarras acústicas, dejando al bajo y el dobro ese toque eléctrico, refinado, que se complementa idealmente con las cuerdas clásicas y los metales. Eso impide caer en concesiones, precisamente porque los diálogos con sonidos nuevos y viejos están en la misma naturaleza y temperamento de la banda.

Después de editar con 3 Cipreses-Dro, Blau, Isladencanta y Grabaciones en el Mar (sin olvidar Barclay, que a partir del año 1989 les llevaría a señorear en Francia), ahora le ha llegado el turno a Espora Records y en este sentido estoy de acuerdo con sus notas promocionales: «Canciones que evocan las caravanas de carromatos gitanos, donde quien lleva la brújula es un duende que la música de La Búsqueda hace cantar, soñar y bailar como nadie».

Sobre el escenario del Teatro Principal de Palma, que visitarán por tercera vez en 40 años, solo cabe intuir ver instalarse atmósferas mágicas y la invitación a una inmersión intensa en una sonoridad única que tiene en la voz de Xisco Albéniz una patrimonial carta de presentación. Un regreso del todo insospechado, porque 20 años de silencio discográfico son muchos años, pero es que no solamente insospechado: también en plenitud, porque Luz, Arena y Llanto, el álbum editado en mayo de 2024, es una joya en sí mismo, todo él un test de madurez que hermana lo viejo y lo nuevo. Acudir y estar en el Principal el 25 de enero es un compromiso que no caduca. Y además, ocurrirá en casa. ¿Qué mejor escenario cabía imaginar?

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