Ser feliz en el trabajo ¡es posible!

felicidad
Grupo de jóvenes charla animadamente.

Decía Charles Chaplin; “Si no quieres trabajar en tu vida, ¡enamórate de tu trabajo!”. Y es evidente que si disfrutas haciendo de tu trabajo tu pasión te será muy sencillo ser feliz. Ahora bien, Usted podrá pensar, es que en las actuales circunstancias no me ha sido posible elegir, he tenido que aceptar la primera oferta que surgió, y la verdad es que no es mi pasión, no me gusta lo que hago, ni lo que vendo o produzco, no me gusta mi lugar de trabajo, odio desplazarme allí cada mañana, no me caen bien algunos compañeros, ¡ojalá no existiese mi jefe! Me deprimo los domingos…

Esos pensamientos que le asaltan a diario, ¿los ha elegido conscientemente?, ¿piensa usted que le podrán hacer más feliz?, ¿le  gustaría tener un “mando” –igual que el de su televisor– que le permitiese desenchufar de lo que le asalta con frecuencia en su mente?

Vamos a intentar ayudarle con este artículo en el que pretendemos desarrollar una fórmula que, como podrá comprobar, es muy sencilla en su planteamiento, y que si usted la recuerda a diario y la practica su vida se puede transformar :

CALIDAD DE PENSAMIENTO = CALIDAD DE VIDA = FELICIDAD

Es decir, usted será feliz si empieza a entrenarse a elegir sus pensamientos y decide que la gran mayoría de los que navegan por su cerebro sean positivos. Hay muchas cosas en la vida que no se pueden elegir, pero sí los pensamientos, sí la actitud.

Viktor Frankl no eligió estar encarcelado en varios campos de concentración, ni ser sometido a todo tipo de vejaciones o torturas, ni que en esos campos de exterminio de la Alemania nazi muriesen sus padres o su mujer embarazada del que iba a ser su primer hijo. El no escogió el lugar, ni los compañeros de viaje, ni a sus guardianes. No pudo escoger su ropa o calzado, ni la gélida temperatura a la que tuvo que hacer frente en el duro invierno polaco. A él le habría gustado escoger su alimentación cada día, no el duro mendrugo de pan que recibía cada prisionero. Con seguridad que habría escogido no ser torturado ni ver desaparecer a seres queridos -familia y amigos-, exterminados mediante los sistemas más perversos. Todo lo anterior no lo pudo escoger, pero Viktor Frankl descubrió que lo que no le podían quitar era su pensamiento, su actitud, su sentido de la vida. Y gracias a trabajar esa actitud y pensamiento positivo consiguió sobrevivir.

Puede usted provenir de una excelente familia, tener un trabajo fantástico, o haber acumulado muchas riquezas materiales y sin embargo estar profundamente deprimido. Por el contrario, Calcuta donde los índices de pobreza superan el estándar mundial, es sin embargo conocida como “La Ciudad de la Alegría”.

El neuropsicólogo Shawn Achor, ganador de más de una docena de premios de la prestigiosa universidad de Harvard, y donde sus clases magistrales de psicología positiva se han convertido en las más populares, menciona en una charla de “TED”:

“El cerebro en positivo funciona mucho mejor que cuando está negativo, neutro o estresado. Se eleva la inteligencia, la creatividad, los niveles de energía. El cerebro positivo es un 31% más productivo que si está negativo. Vendemos un 37% más. Los doctores son un 19% más rápidos, más precisos y más correctos en sus diagnósticos. Si encontramos una manera de volvernos positivos en el presente lograremos no solo ser más felices, sino poder trabajar más duro, más rápido y con más inteligencia.

Por su circunstancias exteriores (educación, riquezas materiales, entorno…) se puede predecir el 10% de su felicidad. El otro 90% proviene no del exterior, sino de la manera en que procesa en su mente lo externo. Y si cambiamos el procesamiento cerebral de lo externo cambiará la manera en cómo le afecta la realidad.

A partir de esta premisa la conclusión que obtenemos es que deberíamos empezar a trabajar en nuestro cerebro, lugar donde surgen nuestros pensamientos y se crea nuestra realidad.

Nuestro cerebro recibe y almacena estímulos que proceden del exterior o de nuestro interior.

Se dice que aproximadamente el 80% de nuestra charla interior es negativa, mientras que más de un 90% de la que procede de nuestro entorno es también negativa.

¿Habla usted internamente consigo mismo? ¿Ha insultado a su ordenador cuando va lento o le ha elogiado por su capacidad de memoria? Cuando se mira al espejo por la mañana, qué observa: ¿A una excelente persona o a la arruga o grano que le ha salido en el entrecejo? ¿Conoce qué son las rumiaciones?

Las rumiaciones son pensamientos nocivos que no dejan de rondar por nuestras cabezas, es decir, aparecen una y otra vez dando lugar a un sentimiento de frustración. Lo que en psicología se llama pensamientos reincidentes o reiterativos.

Las rumiaciones se pueden producir por muchas situaciones como una discusión con algún familiar, una equivocación en el trabajo, un examen que no sabemos cómo nos ha salido, un pequeño contratiempo… que son desencadenantes de un pensamiento obsesivo compulsivo que martillea de manera reiterativa nuestro cerebro, en definitiva un suceso que quizá no hemos sabido procesar y por ello se mantiene en nuestros pensamientos.

¿Cuántas veces le ha pasado que tras una discusión no deja de pensar en las palabras que dijo, en aquellas palabras que le espetaron… y no deja de darle vueltas y vueltas? ¿Le da muchas vueltas a las cosas que le pasan en el día a día? ¿Siente que no puede parar el pensamiento?

Por otro lado, el 90% de la comunicación que nos llega del exterior es negativa. Sólo tiene que pararse y escuchar o leer con atención las noticias y podrá comprobar que la gran mayoría son sobre crimen, corrupción, enfermedades, desastres, etc. Es lógico que rápidamente nuestra cabeza empiece  a pensar que esa es la proporción real de lo negativo en el mundo.

La conclusión es que la rumiación es fatal para su salud, desastrosa para su productividad y ruinosa para su felicidad.

Necesitamos descubrir la fórmula para desarrollar el pensamiento positivo que cambie la actividad cerebral. La dopamina, que irriga el sistema cuando somos positivos, tiene dos funciones. No solo le hace sentir más feliz, sino que también activa los centros de aprendizaje permitiéndole adaptarse al mundo de manera diferente.

Hemos encontrado maneras de entrenar el cerebro para que se vuelva más positivo. Intente lo  siguiente: pregúntese cada día al despertarse ¿qué motivos puede encontrar para sentirse feliz?, ¿por qué puede estar alegre?, ¿qué le gusta de la vida, de su entorno, de usted mismo? Si Viktor Frankl, como mencionábamos antes, en “el infierno” en que vivió fue capaz, ¿no podría usted encontrar respuestas a esas preguntas?

Haga este ejercicio veintiún días seguidos y podrá constatar que podemos readaptar el cerebro, permitiendo así que funcione con más optimismo y mayor éxito. Llevamos haciendo esta práctica en las empresas con las que llevamos trabajando desde hace más de veintisiete años. Cada día tres cosas nuevas de tal manera que al final sus cerebros empiezan a retener un patrón de buscar en el mundo primero lo positivo antes que lo negativo.

Aprenda a darle importancia a sus pensamientos. Y al hacer esta actividad, entrenando el cerebro igual que entrenamos el cuerpo, notaremos que crece la felicidad y el éxito.

Confiamos que con este artículo le hayamos provocado ganas de empezar a elegir conscientemente sus pensamientos, ya que esto le hará sentirse más feliz, mejorar sus relaciones y consecuentemente usted será más productivo./www.mrctraining.com

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