La legalización del cannabis en Uruguay no es como la pinta Pablo Iglesias

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Juanan Jiménez
  • Juanan Jiménez
  • Responsable de la mesa de coordinación. Especializado en información nacional e internacional, breaking news, periodismo de datos y visualización, también escribo sobre motor y tecnología.

Pablo Iglesias visitó El Hormiguero y realizó un alegato por la legalización del cannabis en España: «Que yo me pueda tomar un gin tonic o un ron en un bar y que criminalicen a alguien por fumarse un porro me parece una idiotez. He visto lo que han hecho en Oregón y lo que han hecho en Uruguay, que allí lo han legalizado, y funciona todo muy bien. Han reducido la delincuencia, no hay delincuencia vinculada al cannabis, han recaudado muchísimos impuestos y han racionalizado una cosa que en nuestra sociedad ya todo el mundo lo tiene claro».

La verdad es que el mundo idílico que pintó Pablo Iglesias sobre la legalización de la marihuana para uso recreativo en Uruguay no se corresponde con la realidad. La legalización del consumo y el cultivo de marihuana en el país charrúa suscitó un tremendo debate interno en toda la sociedad. Las encuestas no avalaron la decisión política del presidente José Mujica, ya que el 63% de la población no era partidaria de la nueva ley aprobada el 10 de diciembre de 2013.

Su aplicación posterior tampoco ha redundado en infinidad de bondades para la sociedad uruguaya. Desde su aprobación, sólo 2.000 de los 150.000 consumidores potenciales de la droga blanda se han apuntado a los registros legales del Instituto de Regulación y Control del Cannabis (IRCCA). El número es sensiblemente menor de los esperado por las autoridades. El desarrollo de los clubes de fumadores sigue en auge pero también a un ritmo bajo.

La última medida, la más controvertida, se ha ido retrasando en el tiempo. Y es que la venta de la droga de manera legal en las farmacias para el consumo masivo no se producirá hasta junio de 2016. Tanto el gremio farmacéutico como las autoridades han planteado en numerosas ocasiones si es la forma idónea de distribución del cannabis.

Por tanto, dado el bajo impacto que ha tenido la legalización de la marihuana en Uruguay, Pablo Iglesias se lanzó a la piscina diciendo que todo habían sido beneficios: se había reducido la delincuencia, se recaudaban más impuestos… Nada de eso, la delincuencia, si ha disminuido, no puede achacarse a la legalización de la marihuana. De hecho, la policía uruguaya sigue luchando contra los traficantes: el pasado 14 de abril desmantelaron una organización de narcotraficantes y se incautaron de 232 kilos de marihuana.

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