Juan y Medio deja a todos sin palabras al confesar su relación con Ana Mena: «Te lo debo todo»
Juan y Medio ha explicado por qué tiene tan buen concepto de Ana Mena
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La ciudad de Sevilla vivió una noche cargada de nostalgia, emoción y talento gracias a una conversación que rápidamente se convirtió en uno de los momentos más comentados de la semana. Fue en el escenario del Cartuja Center, durante la grabación en directo del pódcast La Pija y la Quinqui, donde Juan y Medio sorprendió al público al hablar con enorme ternura de Ana Mena. Sus palabras, cargadas de afecto y humildad, no tardaron en hacerse virales y emocionaron a quienes, como él, llevan años siguiendo el recorrido de la artista malagueña. Tal y como ha contado Juan, Ana no le dice «te lo debo todo» cuando se encuentran, pero entre ellos hay una relación muy buena.
El encuentro, organizado por Mariang Maturana y Carlos Peguer, tenía la intención de ser un espacio desenfadado y cercano. Sin embargo, la visita del querido presentador fue más allá de lo anecdótico. Pronto, el diálogo se transformó en un repaso sentimental de Menuda noche, el programa de Canal Sur que marcó un antes y un después en la forma de entender el talento infantil en televisión. Aquel espacio, tan recordado por generaciones de andaluces, se convirtió en una cantera de jóvenes artistas que, como Ana Mena, despuntaron en escenarios muy distintos al del plató.
Mientras la conversación fluía con naturalidad, Juan y Medio evocaba con precisión los años en los que niños y niñas ilusionados llegaban al plató con sus padres. Algunos de esos pequeños se convirtieron en grandes estrellas. Con una sonrisa que no disimulaba el orgullo, el presentador compartió que conocía no solo a los padres de muchos de esos artistas, sino incluso a los abuelos. Esa afirmación, dicha con humor, despertó la risa del público, pero también sirvió para poner en contexto la cantidad de vidas que han pasado por su lado a lo largo de su carrera.
La historia de Juan y Medio con Ana Mena
Peguer quiso saber si Juan conocía a su familia y la respuesta fue inmediata: sí, la conocía desde niña. Aquel recuerdo activó una cadena de emociones que desembocó en uno de los pasajes más entrañables de la velada, cuando el presentador relató cómo los años han transformado a aquella niña en una artista capaz de llenar estadios. Lo decía sin alardes, sin apuntarse méritos que no le corresponden, pero con una admiración genuina que conmovió a los presentes.
Lo que Juan y Medio dejó claro durante su intervención es que entre él y Ana Mena existe un cariño especial, tejido con el tiempo y la complicidad de quienes han compartido escenarios, pasillos de televisión y momentos fuera de cámara. No es una relación profesional ni una cuestión de imagen. Es amistad de verdad. Una de esas que resisten el paso del tiempo, el éxito y las transformaciones personales.
El momento más emotivo de la noche llegó cuando Juan compartió una imagen inolvidable: tras un concierto multitudinario de Ana Mena, con decenas de miles de personas enloquecidas coreando sus canciones, la cantante lo vio entre el público y no dudó en atravesar un pasillo para saludarle con dos besos y un fuerte abrazo. No hizo falta añadir nada más. La emoción ya estaba en el aire. La escena, relatada con sencillez, fue suficiente para que el público rompiera en aplausos.
Juan y Medio apostó por Ana Mena
Aunque en ningún momento el presentador quiso atribuirse méritos por el éxito de Ana Mena, su relato transmitía la alegría de haber sido testigo del crecimiento personal y profesional de alguien a quien vio dar sus primeros pasos. Ese tipo de experiencias definen mejor que cualquier discurso lo que significa formar parte del desarrollo de nuevas generaciones. Porque más allá del espectáculo o de la televisión, hay personas que dejan huella.
Durante el diálogo, Juan recordó también a otros jóvenes talentos que pasaron por Menuda noche, como los Gemeliers o Abraham Mateo, de quienes también guarda buenos recuerdos. En cada caso, evocaba no solo sus actuaciones, sino también a sus familias, con quienes compartió horas de grabación, anécdotas y consejos. Esa conexión, que va más allá de lo profesional, es uno de los rasgos que mejor definen la trayectoria del presentador.
Pero si algo quedó claro esa noche en Sevilla es que lo que une a Juan y Medio con figuras como Ana Mena no es solo una experiencia televisiva. Es el vínculo que se construye cuando se acompaña con respeto y afecto a alguien que está comenzando. Es la mirada cálida que reconoce el esfuerzo y celebra los logros ajenos como propios. Y es también el compromiso de seguir siendo un referente sin necesidad de protagonismo.
La conversación dejó algo muy valioso: la certeza de que detrás del mundo del espectáculo, de los focos y las cifras, existen relaciones humanas sinceras, nacidas de la confianza y el respeto. Juan y Medio ofreció una lección de humildad sin pretenderlo. Al hablar de Ana Mena, no se posicionó como mentor ni como descubridor de talentos, sino como alguien que estuvo allí cuando ella daba sus primeros pasos y que se alegra profundamente de verla triunfar.
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