Ana Julia carga contra la familia de Gabriel en una carta al juez
Ana Julia pide al padre de Gabriel " que deje a mi familia tranquila, ni se ponga de ninguna manera en contacto con ellos"
El juez procesa a Ana Julia por asesinato y un delito contra la integridad y no ve detención ilegal
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Ni un gramo de empatía, ni un atisbo de humanidad. Ana Julia Quezada ha comparecido este lunes acusada ante el juez que instruye el asesinato del niño Gabriel Cruz para que le notifiquen los delitos que se le imputan. Y la presunta asesina se ha presentado sólo unas semanas después de enviarle una carta a ese mismo juez criticando a la familia de Gabriel.
La presunta asesina le ha enviado una carta al juez quejándose de los mensajes que ha intercambiado Ángel Cruz, el padre de la víctima, con la familia de Ana Julia en la República Dominicana y España. Ana Julia se indigna porque, según ella, el padre de Gabriel le ha dicho a sus familiares que ella es una asesina, que espera que se pudra en la cárcel y que no ayuden a la acusada. Ana Julia está especialmente molesta porque, según cuenta en su carta, «con mi sobrina que vive en España también tuvo mensajes ya que es la que pone algo de dinero todos los meses para mis cosas en la cárcel».
La presunta asesina de Gabriel, que durante los 13 días que se buscó al niño en Almería compartió cada minuto con el padre de Gabriel ocultándole la verdad, ahora le pide al juez que le prohíba ponerse en contacto con su familia: «Yo a él lo entiendo perfectamente por lo que ha pasado, entiendo que esté dolido, pero que deje a mi familia tranquila, ni se ponga de ninguna manera en contacto con ellos».
Así de contundente se mostraba Ana Julia en sus peticiones al juez, y así ha seguido durante la vista de este lunes en el juzgado donde se le han comunicado los delitos de los que se le acusa. Asesinato y un delito contra la integridad moral de los padres del niño. El tercer delito, detención ilegal, se cae de la imputación. Mientras le leían los delitos, la presunta asesina no ha dejado de negar con su cabeza refutando los argumentos del juez. Es la Ana Julia de siempre, ni un ápice de humanidad y menos ahora que ya se encuentra adaptada en la cárcel donde se muestra normal y despreocupada ante los funcionarios de prisiones.