Prevención

Ni flotador ni manguitos: lo que todos los mayores de 60 pasan por alto y previene ahogamientos en verano

Ahogamientos en verano
Mujer mayor hidratándose en verano. Foto: ilustración propia.

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En lo que va del año 2025, 138 personas perdieron la vida por ahogamiento en espacios acuáticos españoles, según los datos de la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo. Esta cifra es una continuación de la tendencia de 2024, cuando se registraron 471 fallecimientos. Ante estos datos, está más que claro que hay que estar preparado para evitar los ahogamientos en verano.

En esta línea, un porcentaje relevante corresponde a personas mayores de 60 años, un grupo con condiciones fisiológicas particulares que aumentan su vulnerabilidad ante el calor y las actividades acuáticas. Ya no basta con el uso de flotadores y si bien la edad avanzada es un factor de riesgo por sí solo, existe un componente silencioso que contribuye a esta estadística.

¿Qué es lo que los mayores de 60 pasan por alto y previene ahogamientos en verano?

Mantener una buena hidratación previene ahogamientos en verano, ya que reduce los episodios de fatiga, facilita el control del cuerpo en el agua y mantiene la lucidez necesaria para reaccionar ante una situación de riesgo.

Y es que recordemos que el calor extremo no solo afecta la piel o provoca agotamiento: también tiene un impacto directo en el equilibrio hídrico del cuerpo. A partir de los 60 años, el volumen de agua corporal disminuye de manera natural.

A esto se suma la reducción en la percepción de la sed, el uso frecuente de diuréticos, laxantes o medicamentos que alteran la función renal, y ciertos problemas digestivos o urinarios.

Todo esto favorece la deshidratación crónica, una condición que no siempre presenta síntomas inmediatos pero que altera funciones clave del organismo. En espacios acuáticos, esta situación puede derivar en desmayos, confusión mental, mareos o pérdida de conciencia, todos factores que incrementan la posibilidad de ahogarse.

Si bien muchos de estos sucesos se producen en playas (el entorno más habitual, con 244 casos en 2024), también se registran ahogamientos en ríos, piscinas e incluso en lugares con vigilancia.

¿Cuánta agua deben consumir los adultos mayores para prevenir ahogamientos y malestares?

Para reducir el riesgo de ahogamiento, los expertos recomiendan que las personas mayores consuman entre 2,5 y 2,75 litros de líquidos al día, es decir, entre ocho y diez vasos de agua diarios. Esta cantidad puede lograrse combinando agua, caldos, jugos naturales o leche.

Cabe remarcar que las bebidas alcohólicas, en cambio, no hidratan y pueden incluso acelerar el proceso de deshidratación.

A continuación, una serie de consejos prácticos para una hidratación eficaz:

  • Beber líquidos de forma continua durante el día, sin esperar a tener sed.
  • Incorporar agua en todas las comidas.
  • Tomar entre cuatro y seis vasos de agua entre las comidas.
  • Acompañar cada toma de medicamentos con al menos 180 ml de agua.
  • Consumir frutas y verduras con alto contenido acuoso.

También es importante vigilar signos como sequedad en la boca, piel poco elástica, somnolencia, orina concentrada o cambios de ánimo repentinos, ya que pueden indicar un inicio de deshidratación. En casos severos, será necesario acudir a un centro médico para restablecer el equilibrio hidroelectrolítico.

El dato que no se ve, pero suma víctimas de ahogamiento en España

Los informes del INA 2024 y INA mayo 2025 revelan que los ahogamientos no están siempre relacionados con actividades deportivas o natación. En muchas ocasiones se trata de situaciones cotidianas, como un baño recreativo o un momento de relajación en una piscina privada.

La franja horaria más peligrosa se concentra entre las 12:00 y las 18:00 horas, justo cuando la temperatura es más alta.

En los registros más recientes, 44 personas fallecieron por ahogamiento en mayo de 2025, siendo los mayores de 65 años una franja especialmente presente. En 2024, 72 personas mayores de 75 años murieron por esta causa, lo que refuerza la necesidad de prevenir con medidas básicas como la hidratación.

Además, solo en una minoría de los casos se contaba con vigilancia activa en el momento del incidente. Esto pone en evidencia que la autoprotección es clave, y la hidratación ocupa un lugar central en esa estrategia.

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