Cuidados del bebé

La Asociación Española de Pediatría alerta contra estos flotadores: no son eficaces contra el ahogamiento de los bebés

Bebé, verano, playa
Bebé en la playa. Imagen: Pexels.
  • Sofía Narváez
  • Periodista multimedia graduada en la Universidad Francisco de Vitoria, con un Máster en Multiplataforma por la Universidad Loyola. Editora en Lisa News con experiencia en CNN y ABC.

En verano, las familias lo tienen claro: piscina o playa. Las opciones se multiplican y nadie quiere quedarse atrapado en casa con 35 grados y un ventilador. Pero cuando hay bebés de por medio, el plan cambia, pues no todo es toalla, sombrilla y a flotar.

Se han puesto de moda flotadores que prometen maravillas: libertad para el bebé, seguridad para los padres. Sin embargo, la Asociación Española de Pediatría (AEP) advierte a los padres que estos dispositivos no protegen del ahogamiento, de hecho, pueden ser peligrosos.

Este es el tipo de flotador que puede engañar a los padres, según los expertos

Aunque el mercado está lleno de flotadores llamativos (como manguitos de colores, chalecos inflables con dibujos o incluso modelos que rodean el cuello del bebé), la mayoría no están homologados ni diseñados para situaciones de emergencia. Pueden parecer seguros, pero la realidad es otra, pues no hay evidencia de que eviten accidentes y, en cambio, sí existen razones para descartarlos como método de protección.

El problema no es sólo que puedan fallar, sino que generan una falsa sensación de seguridad. Los adultos confían, se distraen, y basta un descuido para que el niño quede en peligro.

Además, al no estar homologados como flotadores seguros, no ofrecen garantías. Realmente se venden como juguetes, y no como salvavidas.

La OMS recuerda que los niños pequeños no tienen percepción del peligro ni capacidad para reaccionar si se hunden. No importa si están en una piscina hinchable o en un lago, el riesgo es el mismo. De hecho, el 86% de los ahogamientos infantiles en España suceden en piscinas privadas, muchas veces sin supervisión cercana.

¿Qué se puede hacer para prevenir el ahogamiento infantil?

Si el bebé está en el agua, tiene que haber un adulto con experiencia a menos de un brazo de distancia. No se debe confiar en manguitos, chalecos inflables o cursos de natación. Todo eso ayuda, sí, pero no sustituye los ojos atentos y la presencia física.

Si se quiere usar un chaleco, debe estar homologado, ser de la talla adecuada y estar bien colocado. Aprender a nadar es recomendable a partir de los cuatro años, pero no es garantía, pues saber nadar no significa estar a salvo.

Al final, lo que siempre cuenta es estar presente, no descuidarse y, si se va a la playa o a la piscina con un bebé, verlo como un momento de recreación en familia, no como uno de relajación para los padres o los adultos que estén a cargo.

¿Qué hacer si un bebé se ahoga?

Si ocurre lo peor, cada segundo cuenta, por lo que hay que actuar rápido y con claridad.

  • Sacar al bebé del agua de inmediato, sujetando la cabeza por debajo del nivel del cuerpo para facilitar que salga el agua.
  • Si hay alguien cerca, que llame a emergencias o se desplace al centro de salud más próximo.
  • Iniciar maniobras de RCP si el bebé no respira y se tienen conocimientos básicos.
  • Observar continuamente. Aunque parezca que se ha recuperado, un bebé que ha sufrido un incidente acuático necesita evaluación médica urgente.

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