nuevas tecnologías

Dos jóvenes crean un dispositivo que devuelve la percepción táctil a los usuarios de prótesis de mano

"La respuesta de los usuarios siempre ha sido muy positiva y es, en gran parte, lo que nos impulsa a seguir adelante"

prótesis manos
Jordi Puig, Albert Lladonosa, Jung Ji Suh y Núria Aguado.

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La historia de Haptika nace de la pasión por la robótica desde la infancia y de la convicción de que la tecnología debía estar al servicio de las personas. Jordi Puig (22 años) diseñó su primera prótesis impresa en 3D con tan solo 16 años, y durante su etapa universitaria, participó en un equipo que creó una prótesis mioeléctrica para una competición internacional. Allí comprendió que el reto no estaba en inventar un modelo completamente nuevo, sino en hacer más útiles y funcionales las prótesis existentes en la vida diaria.

En 2025, Albert Lladonosa, Núria Aguado y Jung Ji Suh se unieron al proyecto, y juntos rediseñaron aquel primer prototipo hasta transformarlo en una solución más completa, perfeccionada y viable. Hoy, Haptika es un dispositivo compuesto por un guante sensorizado que detecta la presión y el contacto, y un brazalete háptico que convierte esa información en vibraciones. El resultado: los usuarios vuelven a ‘sentir’ a través de su prótesis de forma natural y no invasiva.

PREGUNTA.- ¿Cómo funciona Haptika y de qué manera consigue que los usuarios “sientan” nuevamente a través de su prótesis?
RESPUESTA.- Haptika está formado por dos partes que trabajan en conjunto, un guante sensorizado y un brazalete háptico. El guante tiene tres dedos en los que cada punta incorpora un sensor de fuerza que detecta tanto el contacto como la presión al agarrar un objeto. Esa información viaja al brazalete, que la transforma en vibraciones mediante pequeños módulos repartidos en la correa.

De este modo, cuando la persona toca o aprieta un objeto con su prótesis, la fuerza ejercida se convierte en una vibración localizada en el brazo, que el usuario percibe como una percepción sensorial de lo que está tocando. Esta señal se integra de manera intuitiva, convirtiéndose en una experiencia natural y no invasiva.

P.- ¿Qué beneficios concretos ofrece Haptika en el plano de salud, movilidad y bienestar para los usuarios?
R.- Haptika aporta beneficios en varios niveles. En lo funcional, hace que la prótesis sea más útil al dar información sobre la presión y el contacto, lo que permite a la persona coger objetos con más seguridad sin depender solo de la vista. En el plano emocional, ayuda a reforzar la confianza del usuario y reduce la sensación de frustración que muchas veces lleva al abandono de la prótesis en fases iniciales de uso.

También hay un beneficio neurológico: en nuestro cerebro existe el córtex sensorial. El córtex sensorial es la zona del cerebro encargada de procesar las sensaciones que recibimos del cuerpo, como el tacto, la presión, la temperatura o el dolor. La zona de las manos ocupa gran parte de la representación en nuestro córtex. Por eso, cuando se pierde una extremidad, esa área queda sin estímulo, lo que tiene un impacto importante en la percepción del cuerpo y en el bienestar psicológico. Al devolver estímulos sensoriales, aunque sea de forma distinta, Haptika ayuda a reactivar esa parte y a disminuir la sensación de pérdida, creando una experiencia más completa y cercana a la naturalidad.

P.- ¿Cuáles han sido los mayores retos técnicos o de diseño que han tenido que superar durante el desarrollo del dispositivo?
R.- En este proyecto siempre hemos fomentado un proceso de diseño basado en la colaboración. Haptika ha sido el resultado de la co-creación entre usuarios, terapeutas e ingenieros. Es por eso por lo que uno de los mayores retos ha sido combinar los requisitos de los usuarios y terapeutas con lo que es posible a nivel técnico e ingenieril. Queríamos que el dispositivo fuera útil y cómodo en el día a día, y para eso tuvimos que integrar electrónica en un formato wearable y trabajar con materiales textiles, algo que era nuevo para nosotros. Encontrar ese equilibrio entre diseño, tecnología y necesidades reales ha sido un desafío constante.

P.- ¿Cómo ha sido el proceso de prueba con usuarios reales y qué reacciones han observado hasta ahora?
R.- Las primeras pruebas con usuarios fueron un momento clave. Recuerdo especialmente a Joan, un amigo amputado que probó el dispositivo y, al sentir de nuevo lo que tocaba, le encantó. Para una persona con amputación, pasar de no sentir nada a percibir el estímulo que ofrece Haptika supone un cambio enorme que aporta más funcionalidad y confianza en su prótesis. Desde esa primera prueba, Joan nos ha acompañado en todo el proceso de desarrollo y pruebas del dispositivo. Esa reacción nos confirmó que íbamos en la dirección correcta. Desde entonces, cada test ha sido una oportunidad de aprender y mejorar. La respuesta de los usuarios siempre ha sido muy positiva y es, en gran parte, lo que nos impulsa a seguir adelante.

P.- Ganar el James Dyson Award es un logro enorme. ¿Qué significa para ustedes este reconocimiento y cómo les impulsa para el futuro?
R.- Para nosotros no es solo un premio, es una validación. Significa que el camino que empezamos como proyecto universitario ahora se reconoce como algo con verdadero impacto. También es una oportunidad para dar visibilidad no solo al proyecto sino a un problema que afecta a más de tres millones de personas en el mundo. Este reconocimiento nos motiva aún más para seguir trabajando y transformar Haptika en una realidad para quienes lo necesitan.

P.- ¿Cuáles son sus próximos pasos para llevar Haptika al mercado o seguir mejorando la tecnología?
R.- Ahora mismo contamos con un primer MVP y nuestro objetivo es validarlo con el mayor número de usuarios posibles. Queremos recoger feedback, mejorar el producto y preparar una versión final lista para producción. Paralelamente, estamos empezando a explorar cómo escalar la fabricación para que sea asequible. Nuestro horizonte es poder lanzar el dispositivo al mercado alrededor de 2027.

P.- Como jóvenes inventores, ¿qué consejo darían a otros estudiantes que quieren desarrollar proyectos tecnológicos con impacto social y en el ámbito de la salud?
R.- El consejo más importante es pensar en el largo plazo. Los proyectos de este tipo no son un sprint, son una maratón. Habrá momentos difíciles, pero lo importante es mantener el foco y la motivación. También es clave rodearse de las personas adecuadas: expertos, profesionales y compañeros que puedan aportar lo que uno todavía no sabe. Eso marca la diferencia y multiplica las posibilidades de éxito.

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