Alegría entre los científicos: un hongo podría acabar con la planta invasora que asola Canarias hace 80 años
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Durante más de 80 años, una planta aparentemente inofensiva ha sido responsable de una de las invasiones ecológicas más persistentes del archipiélago canario.
El rabo de gato (Cenchrus setaceus), introducido con fines ornamentales en la década de 1940, ha colonizado laderas, barrancos y márgenes de carreteras, desplazando a especies únicas de la flora local y alterando ecosistemas frágiles.
Hoy, la ciencia ha descubierto que un un hongo podría convertirse en el arma biológica capaz de contener su expansión. ¿Quieres saber cuál?
El hongo que podría frenar al rabo de gato, la especie invasora más persistente de Canarias
El hallazgo surge del trabajo del grupo de investigación de Control Integral de Plagas y Especies Vegetales (CIPEV) de la Universidad de La Laguna (ULL), liderado por el investigador Raimundo Cabrera.
El proyecto, financiado por el Gobierno de Canarias con una inversión de 600.000 euros, se encuentra en fase experimental, pero sus primeros resultados invitan al optimismo.
Los científicos detectaron que varias poblaciones enfermas de rabo de gato presentaban daños en la base del tallo causados por un hongo del género Fusarium, capaz de destruir los tejidos vasculares de la planta.
Este microorganismo, presente en islas como Tenerife, Gran Canaria y La Palma, actúa debilitando la especie invasora sin afectar a otras variedades vegetales.
El método combina la acción del hongo con factores de estrés, como la reducción del riego o la aplicación de productos secantes, lo que multiplica su efectividad.
Según los resultados preliminares, esta estrategia podría disminuir hasta en un 50% la floración del rabo de gato, limitando su capacidad de reproducción y su expansión.
El hongo Fusarium, una herramienta segura y eficaz contra la especie invasora
El equipo de la ULL ha aislado más de 250 cepas del hongo y realizado millones de secuenciaciones de ADN para garantizar su seguridad. Aunque no existen soluciones milagrosas, si hay herramientas sólidas si se aplican con rigor y continuidad.
En declaraciones recogidas por Cadena SER Canarias, el investigador subraya la importancia de actuar con el principio de prudencia. Cada cepa se utiliza únicamente en la isla donde se descubrió, evitando su traslado entre territorios.
La importancia de un plan insular para erradicar el rabo de gato en Canarias
Tanto Cabrera como el consultor ambiental Rafael Paredes coinciden en que el éxito depende de la coordinación institucional. Paredes insiste en que «la idea de que el rabo de gato es imbatible es falsa». En islas como La Palma, su distribución está cartografiada hasta los 700 metros de altitud, lo que facilita las acciones de control.
Los expertos recomiendan un protocolo preciso: arrancar las plantas de raíz, aplicar herbicidas y regresar periódicamente a las mismas zonas para evitar rebrotes. Sin embargo, advierten que las campañas puntuales de empleo o formación no garantizan la continuidad necesaria.
Esperanza para la biodiversidad canaria gracias al control biológico del rabo de gato
El rabo de gato, originario del norte de África, ha demostrado una notable capacidad de adaptación y dispersión. Pero el descubrimiento del hongo Fusarium como posible agente de control biológico abre un camino posible para reducir su impacto.
Aunque la erradicación total sigue siendo improbable, contener su avance supondría una victoria ecológica significativa para las islas Canarias.