Un año perdido en Sanidad: las promesas incumplidas de Mónica García
Este balance refuerza la percepción de una gestión marcada por el ruido mediático más que por transformaciones efectivas
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El primer año de Mónica García como ministra de Sanidad ha sido objeto de severas críticas por parte de sindicatos, profesionales médicos, autoridades territoriales y una ciudadanía que percibe su gestión como ineficaz y cargada de promesas incumplidas. Su administración se ha caracterizado por numerosos anuncios ambiciosos que no han cristalizado en resultados concretos.
Entre los aspectos más cuestionados destacan el estancamiento en la reclasificación profesional de enfermeras y fisioterapeutas, la falta de avances en la aprobación de la Ley de Prevención del Consumo de Alcohol por Menores, y las problemáticas relacionadas con las guardias médicas de 24 horas. También ha sido criticada por la implementación de las denominadas autobajas y por comentarios polémicos sobre la supuesta «excesiva prescripción de psicofármacos» por parte de los médicos.
Este balance refuerza la percepción de una gestión marcada por el ruido mediático más que por transformaciones efectivas, dejando en el aire compromisos clave que afectan tanto a los profesionales sanitarios como a los pacientes.
Además, también destaca en su haber la opaca gestión sanitaria en Ceuta y Melilla, las dos únicas autonomías que gestiona precisamente el Ministerio de Sanidad a través del INGESA. De hecho, la Unión Europea ha calificado esas sanidades como las peores de toda España tras atravesar, por otra parte, una huelga casi un año. Aún continúan con falta de médicos, sanitarios y tecnología sanitaria.
Esta anestesióloga, que se ha destacado públicamente por su defensa de los derechos de las mujeres y su oposición al maltrato, ha sido objeto de críticas por la falta de iniciativas concretas en este ámbito durante su etapa como portavoz de Más Madrid en la Asamblea de Madrid. La controversia se ha intensificado tras verse implicada indirectamente en el caso de presuntos abusos sexuales que involucra a Íñigo Errejón.
En una reciente declaración pública, Mónica García admitió que, hace aproximadamente año y medio, su partido tuvo conocimiento a través de las redes sociales de una denuncia relacionada con Errejón durante un concierto en Castellón, en junio de 2023. Este reconocimiento ha generado cuestionamientos sobre la gestión interna del caso y la coherencia entre los principios que defiende y las acciones llevadas a cabo dentro de su formación política.
Pero volviendo a la gestión sanitaria de la sexta ministra en poco más de seis años del Gobierno de Pedro Sánchez, entre los asuntos pendientes prometidos y no cumplidos divulgados en redes sociales, se encuentran el anteproyecto para modificar la ley de consumo de tabaco, dentro del Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo 2024-2026; la puesta en marcha de la Agencia de Salud Pública, que espera tener aprobada la ley que la regula antes de final de este 2024; el fin de las guardias médicas de 24 horas y que se convertirían en 17 horas; la aprobación definitiva anteproyecto de ley para prevenir el consumo de alcohol en menores de edad o, dentro del apartado de salud mental, el acceso de los menores a la pornografía con otro nuevo plan, en este caso para el periodo 2025-2027 y que tampoco ha llegado.
Mónica García tampoco ha sido capaz de realizar una normativa, con un planteamiento serio y contratado con la comunidad médica, para la creación de la especialidad de Urgencias y Emergencias, ahora atascada en los tribunales u otro anuncio perdido en el tiempo, como el Plan de Terapias Avanzadas.
Mónica García mostró desde los primeros meses de su mandato la intención llevar a la Enfermería a la clasificación que merecen, como es la categoría A1 que no se ha dado, por el momento, así como modificación de la ley del medicamento para normalizar la prescripción enfermera, pero que tras meses de negociación, la realidad aún está diluida.
La ministra de Sanidad también ha roto consensos con su propio Ejecutivo, enfrentándose a ministerios como el de Seguridad Social, ante su intención de poner en marcha las conocidas autobajas, que no se han llevado a término en este primer año de gestión. Recientemente, ha abierto una nueva grieta en el Gobierno al haber sido desautorizada por Óscar López con respecto a Muface, tras filtrar un informe donde se preveía su fin en 9 meses, en contra de la intención del PSOE de seguir negociando con las aseguradoras.
Obsesión con Ayuso
La titular de Sanidad ha acumulado derrotas tanto en su etapa como portavoz de Más Madrid en la Asamblea de Madrid, donde sus enfrentamientos con la presidenta Isabel Díaz Ayuso no lograron resultados significativos, como en su actual rol ministerial. Un ejemplo reciente que ha generado polémica involucra la designación de Centros de Referencia de Cáncer para integrarlos en una red europea.
Inicialmente, el Ministerio de Sanidad seleccionó únicamente al Hospital La Paz de Madrid, a pesar de que la comunidad cuenta con ocho centros que trabajan de manera integrada en una red asistencial, atendiendo entre el 35% y el 40% de los pacientes con cáncer en España. Esta decisión fue duramente criticada por la Comunidad de Madrid, liderada por Ayuso, quien elevó una queja a las instituciones europeas. Finalmente, la presión llevó a que se reconocieran siete de los ocho hospitales madrileños, corrigiendo una decisión que parecía excluir injustificadamente a la región de un papel destacado en la red europea de lucha contra el cáncer.
El episodio ha sido interpretado como un intento fallido de deslegitimar la capacidad asistencial de Madrid, y ha puesto de relieve las tensiones más personas que políticas entre la ministra y esta comunidad autónoma.
Ley ELA
Otro sonado fracaso ha emanado del ministerio de Sanidad con respecto a la Ley ELA. Gracias al Partido Popular y Junts, salió adelante en el Congreso la aprobación de una norma básica para estos pacientes y conseguir con ello su supervivencia y cuidados. Sin embargo, una vez más, tanto el PSOE como SUMAR, se intentaron arrogar esta iniciativa que frenaron hasta en 60 ocasiones.
Y es que, como se ha visto, la ELA no espera, pero el Congreso sí lo hizo porque tanto el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, como más tarde Mónica García como ministra, dejaron pasar 5 años y 60 aplazamientos para llegar a un consenso que querían todos los grupos.
Listas de espera
El número de pacientes en lista de espera quirúrgica ha alcanzado cifras récord desde la llegada de Mónica García al Ministerio de Sanidad. Actualmente, hay 28.376 personas más esperando una operación en comparación con el inicio de su gestión. Además, los tiempos de espera se han incrementado: los pacientes ahora aguardan 11 días más para ser intervenidos que hace un año.
Este aumento en las listas de espera refleja la persistencia de desafíos estructurales en el sistema sanitario, como la falta de recursos, la sobrecarga de los profesionales y el impacto acumulado de problemas no resueltos a nivel asistencial. La situación ha generado críticas desde distintos sectores, que demandan una respuesta más efectiva para aliviar esta presión sobre los pacientes y el personal sanitario.
Tratamientos contra el cáncer
Otro sonado suspenso es el campo oncológico. La batalla contra el cáncer, una de las mayores amenazas para la salud pública, se enfrenta a un nuevo obstáculo, la falta de financiación adecuada para las terapias oncológicas recomendadas. La ministra de Sanidad, Mónica García, ha llevado al estrepitoso fracaso esta batalla con un dato alarmante: sólo 46 (33%) de las 139 terapias oncológicas recomendadas por Europa cuenta con financiación completa. El resto, más de 100 tratamientos, queda fuera del alcance de muchos pacientes que dependen de ellos para prolongar o salvar sus vidas.
Así, Mónica García, conocida por sus discursos sobre la prioridad de la salud pública, se enfrenta a duras críticas, por lo que muchos califican como un abandono de los pacientes oncológicos. Durante su mandato, se han señalado reiteradamente las carencias en la financiación de terapias clave, una situación que ha generado un fuerte malestar entre asociaciones de pacientes, profesionales sanitarios y la sociedad en general.
Atención Primaria
La ministra de Sanidad, Mónica García, lo volvió a hacer: trató de ningunear a las comunidades del Partido Popular al vetar la petición de 13 regiones que solicitaban un Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS) extraordinario para abordar «de manera monográfica» la falta de profesionales sanitarios de Atención Primaria que se preveía en verano, ya que «este tema ya se abordó» en la reunión entre el Ministerio y las comunidades. El resultado fue claro, las cifras y quejas aumentaron y los resultados fueron claramente negativos. Pero esta circunstancia que ocurre todos los veranos es el menor problema, ya que primaria se encuentra sometida desde hace años a un persistente problema estructural que en estos años de gobierno del PSOE y SUMAR, sólo ha hecho que empeorar.