La masa idiotizada

La masa idiotizada

La batalla contra el Covid19 la están librando en soledad las personas infectadas sin diagnosticar en sus casas para que a Sánchez no se le vayan de madre los números. Estudios chinos, publicados en la revista Sciencemag.org, ya nos han contado que el 79% de todos los casos provienen de una persona infectada sin diagnosticar y estiman ya que, por cada infectado hay cinco sin diagnosticar, por lo que hay que multiplicar por seis las cifras actuales de infectados.

La única batalla que está intentando ganar este Gobierno es la de la opinión pública. Para un ejecutivo sonado y tambaleante desde el principio es esencial ser exonerado de su responsabilidad en la muerte de 533 personas -ignoro cuántas más tendremos a la hora de publicar este artículo-

Y esa batalla la está pudiendo librar gracias a sus terminales mediáticas cortesanas cuyo objetivo es el de convertir a Pedro Sánchez en víctima haciendo creer a la sociedad española que el Gobierno tenía la misma información que cualquier otro ciudadano “Hemos pecado de exceso de confianza”

Y ni un solo periodista mentiroso ha pedido perdón por convertir el 8M en la tumba feminazi de las mujeres. La excusa de la imponente dama rubia de las mañanas informativas que revelaba ayer el paletismo de chapela roja que acucia en los medios al repetir “Dijimos que no iba a haber problemas porque el coronavirus venía sólo de personas extranjeras”. Los mismos creadores de “señalar la nacionalidad de los agresores sexuales es racista”, apuntándose a la cosa de los delirios supremacistas.

Nos mienten. El Gobierno fue avisado el 3 de marzo por varios organismos sanitarios internacionales de que debía impedir el 8M. El gobierno también era consciente de que el 15 de febrero murió en Valencia el primer hombre infectado por Coronavirus y no lo dio a conocer hasta un mes más tarde.
Este Gobierno es una bomba de relojería que antepone su agenda política a la seguridad ciudadana conscientemente.

No desprecien tampoco el otro gran elemento que permitirá al Gobierno ganar la batalla de la propaganda: una parte nada despreciable de la sociedad que les está siguiendo con la sumisión del ganado bovino. Convertidos en viejas de visillo con catalejo se dedican a aplaudir al policía que identifica al vecino que, mientras pierde su bar o piensa en cómo evitar el despido de sus trabajadores, recibe ya cubos de agua y tierra de las macetas del justiciero de la puerta de al lado por bajar al portal a fumarse un puñetero pitillo.

Tanto para Sánchez:. “Esto ya no es tanto culpa del Gobierno como de ese puñetero agente patógeno que se ha excedido de sus 30 segundos diarios para bajar la basura. ¿A qué hora habrá salido el tipo con el que me acabo de cruzar y que, sospechosamente no llevaba bolsa?”

Esos mismos ciudadanos “concienciados” salen por la noche redimirse al balcón a dar cacerolazos porque los confesionarios para el buen cristiano están cerrados.

Con el mismo ahínco, esa sociedad idiotizada explica que gobierne un esqueje intelectual como Sánchez y los porretas de Políticas de la Complutense. Ahora están exaltadísimos por la concejal de Nueva Canaria que ha dicho que “el Coronavirus es la naturaleza avisándonos de que hay muchos mayores”, cuando lo cierto es que llevo cinco días recibiendo hostias de los del “#QuédateEnCasa por solidaridad” cada vez que publico la muerte por el virus amarillo de alguna persona mayor de 60 años o de algún veinteañero o cincuentón con una patología previa: “Sé responsable, tenía una patología previa” dijeron al publicar la muerte de un chaval que luchaba contra la leucemia o la del policía municipal de Madrid que acaba de morir con 58 con antecedentes de asma. ¿Es mi imaginación o los buenos cristianos del balcón han trasmutado en Mengeles postmodernos y se han montado en casa su pequeña Uppsala eugenésica por el que pasarán los mayores de su familia? Ojo, porque del “no colapsen los hospitales” a las mediciones de cráneo para estudios raciales, la línea es mucho más fina de lo que parecía…

Serán los estragos del confinamiento, pero la gente también se está comiendo las medidas de subsidio del Gobierno. 200.000 millones de euros, o de unicornios hiperventilados, para paliar los efectos de la pandemia, como si fueran de Sánchez y no del mismo autónomo y contribuyente incautado, jodido y burlado por estos Mijails de pacotilla que se inventan los billetes y las falacias más grandes de la democracia mientras las partidas presupuestarias siguen derrochándose en el empoderamiento de complejaditas la libertad sexual de los peleles binarios y el fomento del bable.

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