Iglesias nos pone en la diana
Utilizo muy conscientemente el verbo amenazar, porque esto no va a terminar sólo así. Veamos: los auténticos mafiosos de Iberoamérica, Chaves, Maduro, los Kirchner, los Castro o aquel impresentable Correa, todos conmilitones de Pablo Iglesias, no dudaron nunca en pasar de las palabras conminatorias a los hechos luctuosos. Ahora mismo en Argentina, un arrepentido, testigo protegido, ha sido asesinado y se ha llevado con él los secretos de la furiosa pareja Kirchner; por eso le han matado. Cuando en los países de este grupo abyecto a un periodista (y ha habido múltiples casos) o le reventaban los sesos, o tenía que huir frontera arriba o abajo, o se quedaba como un héroe condenado a vivir en perpetua agitación, los citados no empleaban una palabra de su tiempo en condenar los atentados, miraban y miran a otro lado en la casi seguridad de que nadie les va a confundir con los criminales. En España, durante todo los años de plomo, de ETA 9 milímetros Parabellum, dos periódicos, primero “EGIN” y luego “GARA”, señalaban sin piedad como objetivos de atentado a los “enemigos de Euskalerría”, colocados en dianas que en varias ocasiones la banda llenó de sangre. La patrocinadora de estas agresiones era Merche Aizpurúa, hoy socia de Sánchez en el Parlamento y en el Gobierno de Navarra.
De forma, que hay antecedentes muy claros de cómo se comporta la ultraizquierda rabiosa cuando se trata de eliminar, o por la vía pistoletazo, o por la vía menor de acometidas dialécticas insufribles, a quienes no se someten a sus dictados. En este momento, en nuestros país, una pléyade de periodistas, encabezados por su protagonismo esencial por Eduardo Inda y Vicente Vallés, están siendo apercibidos de que, de una forma ú otra, la ralea de Podemos, de Iglesias y Echenique, va a intentar eliminarlos con un asalto en toda regla a su profesionalidad e intimidad. Iglesias y Echenique, de verdad, no producen miedo porque, bien mirado, ocurre como con como esas vacas hórridas y flacas que, en vez de dar leche, dan pena. Porque este dúo, aún siendo peligroso porque lo es, causa repugnancia pero sin pavor, por lo menos eso es lo que se está constata viendo, como se ve, que los amenazados por estos desgraciados, no sólo no se rinden ante la presión insoportable que reciben, sino que, cada vez más, ahondan en la denuncia de los métodos políticos y personales que utilizan los mencionados facciosos.
He usado responsablemente el término “por ahora”, no porque crea que los asaltantes de la libertad, Iglesias, Echenique, Monedero y toda su calaña, van pasar de los amagos a las maneras de sus cómplices de América; honradamente no lo pienso así, a pesar de que sus palabras no anuncian nada bueno, pero, eso sí, nadie sin embargo me quita la obligación de advertir de lo que estos tipos son capaces de hacer, con el auxilio bochornoso, de Pedro Sánchez. Han montado, una pestilente campaña de vejación contra los que tienen por enemigos de su causa marxista-leninista. Iglesias amenaza incluso desde la sede del Gobierno con el silencio cómplice de tres ministros del PSOE. Hay muchas formas de amordazar a un periodista, pero la principal de ellas es el ejercicio sin límites del poder, que unas veces se concreta en asfixias fiscales insoportables, otras en presiones sobre empresas subvencionadas para que se prescinda de los periodistas, y otras en sustos más o menos específicos. Cuando estos personajes se sienten oprimidos por las informaciones que se derivan de su conducta corrupta o licenciosa (caso Iglesias), reaccionan con extremada virulencia, con términos como de la Iglesias que son toda una agresión extrema contra los periodistas. Ojo pues con esas reacciones.
Por lo demás, es alarmante comprobar que el presidente del Gobierno, “colega” en propia definición, de Iglesias, no haya tenido a bien condenar las amenazas de los dirigentes de Podemos, y mucho menos proteger a los ofendidos. En el fondo, Sánchez desprecia tanto la libertad de Prensa como sus coligados; nada. Sus artimañas, ejecutadas por el siniestro Redondo, tienen por fin alertar al mundo de la información de dos cosas: la primera, de que ellos mandan, la segunda, de que ellos pueden mandar de “otra” manera. Esta es la cruda realidad. Durante muchos años, ETA mataba y perseguía a periodistas, ahora Podemos “únicamente” amenaza, persigue con una campaña, además, y tal y como se ha demostrado, abonada con nuestro dinero público. En España, merced a la coyunda del Frente Popular, la libertad está en inminente peligro. ETA mataba, lo que pretenden iglesias y su cohorte de alucinados, es sencillamente no dejarnos vivir. Sánchez es el cómplice necesario, y hasta alentador, de esta estrategia. Pero que nunca se olviden los barreneros de aquella máxima, la menos conocida, de Jefferson: “En los conflictos entre el Poder y la Prensa” suele ganar la Prensa”. Esto sí que no es una amenaza es una verdad histórica, Pablete.
Temas:
- ETA
- Pablo Iglesias