Homenaje al galgo de Paiporta

Homenaje al galgo de Paiporta

Lo de ayer ni fue un funeral, ni mucho menos de Estado. El funeral por las víctimas de la DANA ya se celebró en la Catedral de Valencia el 9 de diciembre de 2024, 6 semanas después de la tragedia; como debe ser un funeral. Al mismo asistieron Sus Majestades los Reyes acompañados del presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, pero Pedro Sánchez no fue porque, un mes antes, el 3 de noviembre de 2024 había tenido que salir corriendo, protegido por sus escoltas, cuando víctimas y voluntarios de la desgracia ocurrida una semana antes le increparon por el abandono con el que su Gobierno les había castigado por no haber votado al PSOE. Desde ese día Pedro Sánchez no se había atrevido a pisar una calle de Valencia hasta ayer, cuando la delegada de su Gobierno, Pilar Bernabé, la del currículum falso con dos licenciaturas fake, aprovechando el primer aniversario de la DANA, le diseñó a su medida un acto que más que de homenaje a las víctimas debería haberse llamado Homenaje al Galgo de Paiporta.

Al Homenaje a Pedro Sánchez fueron invitados cuatro familiares de cada una de las 237 víctimas mortales, más las tres vicepresidentas de Sánchez, once de sus ministros, presidentes de Congreso y Senado y un largo etcétera de autoridades. Ni en sus sueños más húmedos Pedro Sánchez podría imaginarse rodeado de 1.000 personas en Valencia sin que apenas nadie le insultase y ni siquiera se cantara la canción del verano: Pedro Sánchez, me gusta la fruta. Todo gracias a la fenomenal organización de su delegada Pilar Bernabé, quien había seleccionado perfectamente a las víctimas a las que se les permitiría acercarse a los Reyes y a Sánchez y a quienes dejaría tomar la palabra, de entre las asociaciones de víctimas más afines al PSOE. También asistió Mazón, acompañado de varios de sus consejeros y de Feijóo. Apenas pudimos verlo porque las cámaras de Tele Pedro no lo mostraron nada más que cada vez que entre el público alguna falsa espontánea le insultaba, aprovechando que, casualmente, Tele Pedro había puesto un micrófono a su lado.

Y hablando de espontáneos. Ya en el siglo de oro era conocida la práctica llevada a cabo entre las compañías de teatro que rivalizaban por controlar los corrales de comedias, tratando no sólo de manipular al público en favor de sus representaciones, sino también de hacer fracasar las obras de los demás. Usaban para ello lo que genéricamente se conocía como la clac o la claque, que era un grupo de personas que asistían al espectáculo con instrucciones para aplaudir cuando se le indicaba. Y entre ellos, la competencia insertaba a otros personajes con la misión contraria de silbar, abuchear e insultar, con el objetivo final de sabotear al rival. Ayer el Gobierno de Sánchez utilizó estas mismas técnicas que ya se usaban en los siglos XVI y XVII con la ventaja añadida de que sólo ellos tenían el control de acceso al recinto, sólo entraron sus cámaras de televisión y sólo se escuchaba lo que querían sus micrófonos. Sólo así Pedro Sánchez se atrevió a volver a aparecer ante los valencianos, porque nada podía fallar.

El PSOE no tuvo reparos en usar el terrible dolor de las víctimas, que fue el verdadero y único centro del acto celebrado ayer. En los silencios y en las palabras, en la música, en las imágenes, en lágrimas, sollozos y suspiros el homenaje fue protagonizado por el inmenso dolor de las víctimas. Víctimas que se vieron utilizadas para algo que no era lo que les habían contado, que por respeto a los fallecidos y sus familiares allí presentes no se atrevían a manifestar públicamente su disgusto, pero que no pudieron evitar señalar a los actores llevados por el PSOE para politizar el acto solamente contra Mazón. Como muy bien dijo una de las mujeres a las que permitieron hablar, todos ellos saben que la catástrofe no la causó la naturaleza, sino los políticos que omitieron «su deber sabiendo que puede costar vidas», frase recibida entre aplausos por quienes sólo encontraron ese modo de protestar sin ofender a sus iguales. El Homenaje al Galgo de Paiporta se cimentó sobre el descomunal dolor de las víctimas y su gigantesca dignidad.

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