Carpe diem

Freno al incivismo

Freno al incivismo

El incivismo campa a sus anchas y es, en buena parte, el culpable de la mala imagen que proyectan algunos enclaves de estas islas que viven de ser un lugar donde acuden anualmente millones de personas en busca de descanso y tranquilidad. Hete aquí un ejemplo reciente. En Sant Josep (Ibiza) han intervenido un local de ocio nocturno donde ha sido constatado un exceso de aforo e identificadas más de 130 menores de 16 años y donde, para mayor delito, se servía alcohol y acaso se traficaba con otras sustancias. Un hecho que, evidentemente, merecería un castigo ejemplar.

Situaciones como esta, conocidas en toda Europa, no son excepciones. Y precisamente por sus excesos, enclaves como Punta Ballena de Magaluf y la calle del jamón de Playa de Palma, acuden en su mayoría jóvenes en busca de la permisividad que aquí existe con el alcohol y los horarios nocturnos.

Hasta tal punto ha llegado el descredito asociado a estos lugares que las grandes discotecas de Platja de Palma se han unido para intentar fomentar un turismo distinto para tratar de mejorar la oferta turística de la zona. Para ello, han firmado un Código Ético con el objetivo de frenar comportamientos incívicos y lograr un tipo de ocio que acabe con imágenes de desenfreno y excesos que se han ido sucediendo, con la pasividad de las autoridades y la permisividad de muchos locales, a lo largo de los últimos años.

La iniciativa en cuestión, bienvenida sea, síntoma de que las cosas habían alcanzado un punto insostenible que al final -el negocio es el negocio- acababa por perjudicar los intereses turísticos de la zona, se queda sin embargo corta. Aunque haya sido gestado en el seno de la CAEB, harían bien en suscribir este código la práctica totalidad de enclaves turísticos donde existen idénticos peligros.

Sucede que cuando las administraciones hacen dejación de sus responsabilidades es al final la iniciativa privada la que suple sus carencias. Las distintas administraciones que padecemos, ante los excesos que cada año se han estado produciendo en enclaves de alcohol y droga, han puesto únicamente paños calientes sin atajar de una vez los problemas que de todo ello se derivaban.

Es, por tanto, la hora de que se adecuen los horarios nocturnos en consonancia con los de Europa, donde existe una mayor racionalidad en la industria del ocio.

Ya sabemos, somos derrotistas por experiencia, que no se hará nada de nada. El problema existe desde hace tiempo y tiempo suficiente ha habido para haber actuado en consecuencia y para evitar que todo esto haya sucedido. Pero ya ven…

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