Cuando el virus estaba encima, Sánchez avaló el recorte de 18.000 sanitarios

Cuando el virus estaba encima, Sánchez avaló el recorte de 18.000 sanitarios

Un gobernante sensato habría hecho lo contrario de lo que hizo Pedro Sánchez. Cuando el coronavirus asomaba, Pedro Sánchez supo el 3 de febrero que el sector sanitario español afrontaba la crisis con un recorte de casi 15.000 profesionales sanitarios en enero, entre médicos, enfermeros, celadores y demás trabajadores. Y el 3 de marzo, cuando la pandemia estaba encima, conoció que otros 3.347 habían seguido los pasos de aquellos en  febrero.

Dicho de otro modo: cuando todas las organizaciones alertaban de la inminencia de un estallido vírico, Sánchez hizo oídos sordos a las recomendaciones, negó la evidencia y, en el colmo de la incompetencia, no informó a las Comunidades del peligro que se nos venía encima . Y lo que es mucho más grave: dejó que estas siguieran recortando plantillas. La salida de estos profesionales hospitalarios  se produjo mientras el Gobierno recibía las alertas de la OMS sobre la gravedad del coronavirus el 23 y 30 de enero, y en pleno desarrollo de las reuniones de la UE y de su agencia ECDC en febrero.

Para justificar su negligencia, Sánchez es muy posible que recurra al argumento de que las competencias en Sanidad están transferidas a las autonomías y que la responsabilidad de los recortes fue de los distintos Gobiernos regiones, pero lo que no podrá decir nunca es que no conocía de primera mano el riesgo sanitario que se avecinaba. Lo sabía y, pese a ello, no movió un dedo, negó que España corriera peligro y, en definitiva, vendió la idea de que eso del coronavirus estaba controlado porque, al fin y al cabo, no pasaba de ser algo muy parecido a una gripe.

Cuando se quiso reaccionar, era ya muy tarde. La decisión en marzo de contratar de urgencia a 11.767 sanitarios no suplía los puestos perdidos previamente y, además, no evitaba el colapso hospitalario, que tuvo fatales consecuencias en las residencias de mayores. No fue hasta el 16 de junio cuando el Consejo de Ministros anunció una ayuda global de 16.000 millones para las regiones, de los que 9.000 millones -de forma orientativa- deben ir destinados a Sanidad. Por cierto, los pagos están aún por saldar.

Visto con perspectiva, cabe afirmar que el Ejecutivo socialcomunista avaló los recortes en personal sanitario pese a saber a ciencia cierta que el coronavirus iba a provocar estragos. Y, para colmo, como consecuencia de que las ayudas del Gobierno llegaron tarde (aún no han sido satisfechas en su totalidad), el sistema de salud pública ha tenido que despedir a 18.000 de los 35.000 sanitarios contratados durante el estado de alarma. O sea, ni antes ni durante ni después del estado de alarma Sánchez ha estado a la altura de lo que se espera de un presidente del Gobierno.

Los datos no engañan.

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