PRIMERA LÍNEA

El bilingüismo pone de los nervios a la extrema izquierda

El bilingüismo pone de los nervios a la extrema izquierda

El sentido común entiende que en una comunidad bilingüe se aplique con absoluta naturalidad el uso de ambas lenguas, más teniendo en cuenta el aval de la ley y por partida doble: la Constitución de 1978 y el Estatuto de Autonomía. De hecho, desde el primer día de la recuperación del sistema de libertades, hace 45 años, el bilingüismo sigue siendo de uso corriente en la calle. No pasa lo mismo en las instituciones del archipiélago sea el Govern (de quien depende la enseñanza pública), el Parlament, consells insulares o ayuntamientos, donde sí ha calado imponer la inmersión monolingüe.

Aburre hasta a las cabras silvestres de la Serra de Tramuntana la necesidad de insistir, una y otra vez, en que el origen de este despropósito reside en la aplicación torticera de la Ley de Normalización y el decreto de mínimos, siendo posible tan disparatada deriva por el complejo de tonto útil de un PP incapaz de enfrentarse al fanatismo de los separatas pesemeros, aliados con un PSIB-PSOE mucho más próximo a ERC que al constitucionalismo. Con el permiso de las cabras silvestres, bueno será recordar que tanto la Ley de Normalización, como el decreto de mínimos, fueron aprobados por el PP.

De nuevo con el permiso de las cabras silvestres cabe recordar que aprobar este procedimiento normativo coincide en el tiempo con la inyección en el sistema público de enseñanza de un colectivo docente que masivamente se alineaba con las prácticas soberanistas que entienden la lengua como forma de adoctrinamiento para la construcción de los Països Catalans o caganers. 

Además, vuelvo a insistir, en el negocio millonario que se esconde tras la inmersión lingüística. Doy fe de ello, porque el Consell de Mallorca en los días presididos por Maria Antònia Munar me encargó un libro pagándome 6.000 euros, de los cuales cobré 2.000. Los otros 4,000, para el traductor.  

Es probable que a rebufo del decreto de lenguas aprobado por el Gobierno de España el año 2013, el Govern presidido por José Ramón Bauzá viera la conveniencia de aplicar un tratamiento integral de lenguas (TIL) que acabó siendo su sentencia de muerte por obra y gracia de la Assemblea de Docents (los camisetas verdes), llegando al poder en 2015 el peor Pacte de Progrés que ha conocido Baleares. ¡Ocho insoportables años de extrema izquierda! Esta asamblea se disolvió el año 2017, no en vano los suyos estaban en el poder, y ¡oh sorpresa!, ahora se reactiva ante la amenaza del bilingüismo.

Desde luego a la extrema izquierda le pone de los nervios el bilingüismo y es la misma que se ha negado a apoyar el minuto de silencio en recuerdo de los dos guardias civiles asesinados en Barbate. Son antisistema, por activa y por pasiva. No les va la convivencia, solamente el sometimiento. 

Queridas cabras silvestres de la Serra de Tramuntana os cuento que el 2016 se aprobó, aquí en Baleares, el decreto para el desarrollo de la competencia comunicativa en lenguas extranjeras en los centros educativos y entonces la tal asamblea no dijo ni pío, probablemente porque eran los suyos quienes le dieron curso a un decreto que permitía «los desdoblamientos para impartir materias en inglés, francés y alemán». Pero mira por dónde, ahora que en el horizonte inmediato empieza a hablarse de libre elección de lengua (las dos cooficiales) en la enseñanza primaria, se reactiva la asamblea y pone el grito en el cielo ante un plan piloto que garantice que los niños aprendan a leer y escribir en su lengua materna, catalán o castellano. Aquel desdoblamiento que recogía el decreto de la izquierda ahora lo señalan tramposamente como segregación. 

Lo que de verdad les preocupa es que el trato de igualdad entre castellano y catalán les estropee la obra de ingeniería social empleando el catalán como adoctrinamiento. Seguro que os soplan los cuernos, mis queridas cabras.

En cualquier caso, el plan piloto de libre elección de lengua nace viciado al dejarlo en manos de la voluntariedad de los centros educativos, todos ellos tomados por una dirección y un claustro, ciegamente afines a la inmersión. Lo que no deja de tener su guasa, porque ata de pies y manos las políticas que pueda decretar el Govern presidido por Marga Prohens. Un completo sinsentido que no tiene cabida en un sistema de vida inteligente. 

Han tenido que pasar 30 años para que se comience a aplicar el bilingüismo de forma natural en las instituciones gracias a que el centroderecha al fin se ha puesto las pilas, aunque también es cierto que espoleado por Vox, o sea la extrema derecha en el esquema mental de los progres, para quienes todo lo que se salga de los márgenes establecidos por la boñigosfera (bien por Juan Carlos Girauta) de inmediato es tachado de fachosfera. De entrada la Conselleria de Educación se ha abierto a estudiar la posibilidad de que las comunicaciones desde los centros sean en formato bilingüe, aunque ya se verá, teniendo en cuenta la catadura moral de sus claustros. Razón tiene el colectivo docente PLIS al asegurar que la voluntariedad del centro abrirá una brecha muy grave que impedirá cubrir las demandas de los padres.

Lo último ha sido el cabreo supino del PSIB-PSOE, Podemos y Més por la decisión del Parlament balear de implantar el bilingüismo, exigiéndole a la Mesa (mayoría absoluta del centroderecha) que espere a que los servicios jurídicos elaboren un informe. Vamos a ver, mis queridos progres. Hasta las cabras silvestres de la Tramuntana están al corriente de que el bilingüismo está perfectamente avalado por la ley. Definitivamente la extrema izquierda se ha puesto en pie de guerra, sencillamente porque odian la libertad.

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