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¿Quién se queda con mi mascota tras el divorcio? Esto es lo que dice la ley

Mascota y divorcio
Perro.
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

La reforma del Código Civil actualizó el estatus legal de las mascotas, reconociéndolas como seres sensibles y no meros objetos. Esto implica que, en caso de divorcio, se debe establecer un régimen jurídico que regule la custodia y los cuidados de los animales de compañía, similar a lo que ocurre con los hijos menores. En caso de separación, si las partes llegan a un acuerdo sobre la custodia del animal, se redactará un convenio regulador que será aprobado judicialmente. En ausencia de acuerdo, se seguirá un procedimiento contencioso donde será el juez quien decida basándose en factores como quién es el propietario, quién cuida realmente del animal y las circunstancias que ofrece cada parte.

El artículo 94 bis del Código Civil señala que el juez debe considerar el bienestar del animal y el interés de la familia al tomar decisiones sobre la custodia y los gastos asociados. Por ejemplo, puede dividir los gastos entre las partes según sus capacidades económicas y el régimen de convivencia acordado. Para parejas de hecho, la nueva regulación aún no se aplica, por lo que las disputas sobre las mascotas deben resolverse caso por caso, a la espera de una legislación específica o jurisprudencia adicional.

¿Quién se queda con la mascota después del divorcio?

En España, la ley de reforma del Código Civil, en vigor desde el 5 de enero de 2022, ha otorgado a las mascotas el estatus de «seres que sienten», lo que implica una serie de derechos y obligaciones en caso de divorcio.

Esta legislación, que afecta a los más de 29 millones de mascotas registradas en el país, establece que, en caso de separación, un juez decide el destino de la mascota, considerando tanto el interés de los miembros de la familia como el bienestar del animal. El juez también determinará el reparto de tiempos de convivencia y cuidado entre las partes y la contribución de cada uno a los gastos asociados al animal.

El artículo 91 de esta ley estipula que, si no se llega a un acuerdo mutuo entre los cónyuges, la autoridad judicial resolverá sobre el destino de las mascotas en las sentencias de nulidad, separación o divorcio. Esto significa que, en ausencia de un acuerdo, el juez tomará la decisión final.

Un aspecto notable  es que, si uno de los miembros de la pareja divorciada obtiene la custodia de los hijos menores, la mascota se queda con esa persona. En casos de custodia compartida, el juez decide la residencia de la mascota, que también podría ser compartida. Este enfoque asegura que el bienestar del animal sea considerado en las decisiones de divorcio y que se mantenga un equilibrio justo en el cuidado de las mascotas.

Caso en Vigo

Recientemente, la Audiencia Provincial de Pontevedra ratificó una sentencia del Juzgado de Primera Instancia número 15 de Vigo, que estableció una «pensión» de 40 euros mensuales para una mascota en un caso de divorcio.

La sentencia original, de febrero del año pasado, determinó que la mascota quedaría al cuidado de la mujer, mientras que ambos ex cónyuges compartirán los gastos extraordinarios y veterinarios. Debido a la mayor capacidad económica del hombre, se le impuso una contribución mensual de 40 euros, ajustable anualmente según el IPC. La Audiencia confirmaron esta decisión a finales de 2023, rechazando el recurso de la mujer que también cuestionaba otros aspectos del divorcio.

Esta decisión se enmarca en la Ley de Protección, Derechos y Bienestar de los Animales, que busca erradicar el maltrato y el abandono, tratando a las mascotas como miembros de la familia y asegurando que su bienestar sea considerado en situaciones de separación.

Así les afecta a los perros una separación

Las separaciones y divorcios no sólo afectan a los miembros humanos de la familia, sino también a las mascotas, que pueden sentir y sufrir la ruptura.

En España, donde uno de cada cuatro hogares tiene una mascota, la Ley de Bienestar Animal 7/2023 reconoce a estos animales como seres sintientes y regula su cuidado en situaciones de separación. Aunque los perros no comprenden el concepto de divorcio, perciben cambios en las rutinas y en el estado emocional de sus propietarios, lo que puede llevar a tristeza, ansiedad o comportamientos problemáticos.

Los veterinarios señalan que los cambios en el hogar y la pérdida de miembros de la familia pueden generar estrés en los perros. Por ello, es crucial priorizar su bienestar y buscar ayuda profesional si surgen problemas de conducta.

En la elaboración de un convenio regulador, se debe considerar si optar por una custodia compartida o individual. Para familias con hijos, lo ideal es que el perro siga el mismo régimen de visitas que los niños, para mantener estabilidad.

Sin hijos, se debe evaluar quién puede proporcionar un entorno más estable para el animal, considerando el vínculo afectivo y la capacidad para atender sus necesidades. La clave es minimizar el estrés y asegurar una transición suave, manteniendo a la mascota feliz y adaptada.

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