Javier Ayuso se presenta en un tuit como una víctima de Villarejo cuando lo protegían CNI, Roures, BBVA y Prisa

Javier Ayuso se presenta en un tuit como una víctima de Villarejo cuando lo protegían CNI, Roures, BBVA y Prisa
El periodista Javier Ayuso, Francisco González y Jaume Roures.
Manuel Cerdán

Javier Ayuso se presentaba ayer en un tuit como uno de los damnificados del ex comisario José Villarejo. El ex subdirector de El País se erigía como una víctima que había sufrido «la persecución y amenazas de Villarejo durante más de dos años».

El que fuera dircom del BBVA y de la Casa del Rey afirmaba que había recibido amenazas del policía, actualmente en la cárcel de Estremera por el caso Tándem. Según Ayuso, Villarejo llegó a decir sobre él: «Le partiremos las piernas, la mano con la que escribe y le rajaremos la cara». El periodista no aclaraba en su mensaje en qué situación había proferido el policía esa fanfarronada y si guardaba alguna prueba para demostrarlo.

Pero lo que Ayuso no desvelaba en su tuit era que, mientras Villarejo supuestamente lanzaba esas amenazas contra su persona, él recibía protección por parte del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), de Francisco González y el BBVA, de Jaume Roures y del Grupo Prisa.

Además, había trabajado codo con codo con los comisarios Villarejo y Corrochano, mientras fue Dircom del BBVA, y con el CNI durante la campaña contra Corinna Sayn Wittgenstein.

Para demostrar la protección de los servicios secretos sí existen pruebas sonoras. Uno de los fiscales del caso Tándem lo puso de manifiesto cuando se enzarzó en una polémica con Villarejo mientras éste era interrogado en la Audiencia Nacional.

José Manuel Villarejo: Hay una persona que es el jefe de Gabinete, de imagen de ese banco (BBVA), un tal Javier Ayuso, que luego fue el jefe de Gabinete de Casa Real. Del CNI me dicen: «Esta persona trabaja para nosotros».

– Fiscal: Señoría, el declarante sigue desvelando identidades de personas que trabajan para el CNI y están absolutamente protegidos por la legislación de Secretos Oficiales. Y no explica la contratación (con el BBVA) y el dinero que hubiera podido percibir por prestar unos servicios que, como él mismo reconoce, de acceso y análisis a una información restringida. Entonces deberá limitarse el investigado sobre las cuestiones por las que se le está preguntando, si no será responsable de la comisión de otros delitos. Pero entiendo que en el ámbito de esta conversación eso no se debería permitir.

Y el fiscal insistió en sus advertencias: «Esa información está también legislada por la normativa del CNI, aunque ya no trabajase para el CNI».

El Ministerio Público le reprochaba a Villarejo que nombrase a Ayuso porque estaba «protegido por la Ley de Secretos Oficiales». Una ley franquista de 1968 que fue modificada en 1978 en algunos de sus puntos. La ley habla de «materias clasificadas» que afectan principalmente a funcionarios de los servicios secretos o a militares.

Ayuso, Villarejo y el espionaje en el BBVA

Pero es que además, según el relato judicial de Villarejo, cuando el ex presidente del BBVA, Francisco González, lo contrató para averiguar «quién estaba realmente detrás del asalto al banco», en ese momento, Javier Ayuso no sólo ocupaba el cargo de director de Comunicación (1997-2009) sino que además era miembro del Comité de Dirección y vicepresidente segundo del Patronato de la Fundéu.

Sobre el espionaje en el BBVA, por el que Villarejo y otros policías están imputados, la Fiscalía Anticorrupción señala que Ayuso era quien explicaba «los pormenores de las necesidades del banco a José Villarejo y a Rafael Redondo».  El abogado Redondo era el hombre de confianza del ex comisario en el grupo Cenyt. Era la marca societaria que utilizaron para facturar al BBVA los más de diez millones de euros que el ex comisario percibió por sus trabajos.

Ayuso, tras abandonar el BBVA, fue nombrado director de Comunicación de la Casa del Rey y, más tarde, adjunto al director del diario El País hasta que Soledad Gallego-Díaz lo despidió. En el diario de Prisa publicó, en marzo de 2015, un artículo en el que desvelaba la red de sociedades de Villarejo, entre las que sobresalía Cenyt. Pero ocultaba a sus lectores que se había limitado a reproducir un amplio dosier que los servicios secretos habían elaborado contra Villarejo. En aquellos momentos el director del CNI, Félix Sanz Roldán, y Villarejo sostenían un duro enfrentamiento que trascendió a los medios de comunicación.

Llamaba la atención que el periodista, que había formado parte de la trama mafiosa de Francisco González, que se dedicaba a espiar a sus contrincantes a través de la firma de Villarejo, denunciara en un artículo al ex comisario que se había embolsado del banco más de diez millones de euros.

Fue mediador entre Villarejo y el BBVA

Ayuso, años después, cuando Villarejo fue encarcelado en noviembre de 2017, se presentaba en los programas de televisión como el gran experto de las cloacas del Estado.  En esa tarea de cloacólogo fue ayudado por Jaume Roures y un sustrato de la antigua Casa del Rey. Resultaba sorprendente que el mediador entre Villarejo y el BBVA señalara a otros profesionales de la información como integrantes de una red criminal.

Pero la realidad era otra y muy distinta. Los documentos del sumario del caso Villarejo demostraban que el responsable de montar una trama criminal para espiar a empresarios, periodistas –Eduardo Inda– y altas personalidades fue el BBVA, la empresa donde Ayuso era un estrecho colaborador de su presidente, Francisco González.

Aunque Ayuso lo ha negado, la realidad es que también estableció una estrecha relación con Villarejo. El primer contrato que el comisario suscribió con el BBVA tiene fecha de 2004, y se desarrolló durante 2005 bajo la clave Proyecto Trampa/Trapa. Cenyt, en aquellas fechas, tenía un acuerdo con el BBVA por el que cobraba mensualmente 30.000 euros. Ayuso era una de las personas, junto a su presidente, que estaba al tanto de la trama.

La relación contractual se mantuvo durante 13 años, hasta 2017. En todo ese tiempo, las sociedades de Villarejo llegaron a facturar al BBVA más de diez millones de euros.

«Sufrí la extorsión de Luis Pineda»

Pero ahí no terminó su protagonismo dentro del BBVA. Javier Ayuso acompañó en 2017 a Julio Corrochano, el jefe de Seguridad del banco, hasta las instalaciones de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF), en el complejo policial de Canillas, para prestar declaración en una investigación secreta contra Luis Pineda y la Asociación de Usuarios de Servicios Bancarios (AUSBANC).

El propio Ayuso lo admitió en su declaración en la Audiencia Nacional: «En el año 2017 me llamaron del BBVA para ver si quería declarar en una investigación que estaba haciendo la Policía sobre Pineda y Ausbanc. Entonces sí me reuní con ellos y les dije que encantado. Porque yo sufrí la extorsión de Luis Pineda cuando estuve en mi puesto. Fui a declarar a la UDEF y luego aquí mismo (a la Audiencia Nacional)».

Según Ayuso, Corrochano le informó de que había una denuncia anónima ante la UDEF por las actuaciones de Luis Pineda y Ausbanc contra el banco. Después, el mismo Corrochano declararía que los informes elaborados por Villarejo (Cenyt) llegaban al BBVA por medio de Ayuso. Para Anticorrupción, el periodista era «el coordinador de toda esa información y estrategia».

El propio comisario Villarejo, a quien Ayuso acusa ahora de amenazas,  manifestó en una de sus declaraciones sobre el periodista: «Entregué a Ayuso en su despacho un informe sobre el acoso al banco con capital procedente de un país vecino. Él, seguidamente, avisó al CNI y los servicios secretos reventaron la investigación del BBVA».

Financió al Instituto Nóos de Urdangarin

Ayuso se vio envuelto en un asunto de financiación encubierta mientras fue alto directivo del BBVA. Desembolsó 116.000 euros al Instituto Nóos de Iñaqui Urdangarin por el concepto «informe global sobre la estrategia de patrocinio del Grupo BBVA». Después de esta ayuda, Ayuso acabó siendo director de Comunicación de la Casa del Rey, entre 2012 y 2014. Él y el general Sanz Roldán diseñaron toda la estrategia para amortiguar el escándalo Corinna.

Aquellas maniobras colocaron después a Don Juan Carlos I en una situación muy comprometida, hasta el punto de que se enfrenta a dos investigaciones en la Fiscalía de Ginebra y en el Tribunal Supremo.

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