El día que Alemania invadió Inglaterra
El día que Alemania invadió Inglaterra nunca llegó, pero la historia nos enseña lecciones valiosas sobre la resistencia humana.
Cántico de los ingleses sobre la Segunda Guerra Mundial
La Segunda Guerra Mundial redefinió el mundo
España en la Segunda Guerra Mundial


Desde julio de 1940 hasta mayo de 1941, se libró la primera gran batalla aérea de la historia. En verano de aquel año, Gran Bretaña se había quedado sola frente a Alemania, que ya había dominado Noruega, Bélgica, Holanda, Polonia, Dinamarca, Luxemburgo y, por último, Francia. Ante este escenario, Inglaterra tenía dos opciones: pactar un acuerdo que garantizara a Alemania el dominio total en Europa o hacerle frente a la invasión alemana.
Sin temer a las consecuencias, el primer ministro británico Neville Chamberlain le declaró la guerra a Alemania, el igual que el nuevo primer ministro Winston Churchill, quien reforzó la voluntad de los británicos.
Antecedentes históricos
La tensión entre Alemania e Inglaterra se intensificó a finales de los años 30, con el ascenso de Adolf Hitler y su deseo de expandir el Tercer Reich. La invasión de Polonia en 1939 marcó el inicio de la Segunda Guerra Mundial, y con ello, el temor de que los nazis pudieran llevar a cabo sus ambiciosos planes de dominación en Europa.
Hitler consideraba a Inglaterra como su principal enemigo, y tras el éxito de la Blitzkrieg en el continente europeo, empezó a contemplar una invasión de las Islas Británicas. La Operación León Marino, como se conocía el plan de invasión, fue diseñada para ser una ofensiva masiva que consistiría en una combinación de ataques aéreos y desembarcos navales.
Batalla de Inglaterra: los primeros ataques
Durante la primavera del 1940, los británicos estaban alerta ante un posible ataque aéreo, pero los temidos ataques aéreos de Hitler nunca se materializaron. Sin embargo, el 10 de julio comenzaron las incursiones de Alemania contra el golfo de Foreland, las estaciones de radar, las instalaciones industriales cercanas a Londres, los aeródromos del sur de Inglaterra y el tráfico marítimo de los puertos del Canal de la Mancha.
En estos primeros combates quedó demostrado que el avión de largo alcance alemán, Messerschmitt Bf110, era muy inferior a los Hurricane y a los Spitfire británicos y que los bombarderos alemanes Stukas eran un blanco fácil para los cazas ingleses. De hecho, hacia el final del mes los alemanes ya habían perdido 180 aviones, mientras que los británicos solo 70.
Ante este primer fracaso, Hitler ordenó al ejército de aviación alemán (Luftwaffe) “derrotar a la fuerza aérea inglesa con todas sus fuerzas”, con la nueva Operación Águila puesta en marcha el 13 de agosto. A las 14 horas las fuerzas de la Luftwaffe se ensañaron a destruir los aeródromos y la propia Fuerza Aérea Real Británica.
En ese día, industrias, puertos, fábricas y objetivos militares fueron destruidos en el sur de Inglaterra por un total de 1.000 bombarderos. Además, los ataques dejaron fuera de combate prácticamente todos los aeródromos del sudeste de la isla. En esta segunda fase de la batalla, los alemanes parecían obtener la victoria.
El sábado negro de la gran batalla
Como la llegada del otoño impediría cualquier intento de invasión de la isla, Hitler pautó el 15 de septiembre para dar inicio a la ocupación. Varios días antes, entre 24 al 25 de agosto, los alemanes tenían previsto bombardear unos depósitos de combustible, pero debido a los nervios y la presión terminaron arrojando sus bombas sobre el East End de Londres.
Enfurecidos, los británicos respondieron bombardeando Berlín, lo que enfureció a Hitler. Este giro de los acontecimientos, llevó a los alemanes a atacar los núcleos urbanos, en especial Londres. Los habitantes de la capital inglesa se convirtieron entonces en las grandes víctimas del Blitz (relámpago), nombre al que se le daba a los bombardeos de las ciudades.
El 7 de septiembre de 1940, a las 06:30 pm, el cielo en el sureste de Inglaterra se oscureció y el rugido de los motores de los aviones sonaba cada vez más fuerte. En ese instante, una ola de bombarderos cayó sobre Londres, cuyas explosiones les prendieron fuego a las bodegas de la ribera del río Támesis. También fueron atacados una enorme fábrica de municiones y las centrales eléctricas del este de la urbe.
El día grande de la batalla
No obstante, fue el 15 septiembre, la fecha pautada por Hitler, el día que más bombarderos sufrieron los británicos. Además de Londres, el Blitz afectó a otros lugares como Coventry que fue completamente destruida, Liverpool, Plymouth, Manchester, Birminghan, Shefield, Bristol e incluso Belfast en Irlanda del Norte.
Los últimos días de septiembre, solo en Londres 7.000 civiles habían fallecido por los ataques de la Luftwaffe. No obstante, pese a las pérdidas humanas, los alemanes no consiguieron doblegar el espíritu de lucha de los británicos, quienes lograron recomponer su fuerza aérea y su red de bases de radar mientras el ejército aéreo alemán se concentraba en Londres.
Finalmente, el 17 de septiembre, Hitler renunció a invadir la isla debido al otoño, pero los bombardeos sobre Gran Bretaña continuaron y, a finales de 1940, las muertes de civiles ascendían a 23.000. La Batalla de Inglaterra fue la primera derrota de Alemania en la Segunda Guerra Mundial.
Lecturas recomendadas
Temas:
- Segunda Guerra Mundial