Televisión

Anabel Pantoja pierde los papeles en ‘Sálvame’ con la hermana de su abuela

Anabel ha perdido los papeles en su programa

Anabel Pantoja
Anabel Pantoja

La crisis en la familia Pantoja crece cada día más. Magdalena, hermana de la madre de Isabel Pantoja, denunció este jueves 21 de enero en ‘Sálvame’ que hace más de diez años que no ve a Doña Ana. Desde que se fue a vivir a Cantora por encontrarse enferma, Magdalena ha acusado a su familia de no dejarle mantener el contacto con ella, aunque Anabel Pantoja ha discrepado en cuanto a esa afirmación.

Por si fuera poco, Magdalena tenía para dar y tomar, y comenzó a criticar la figura de Anabel Pantoja en la familia: “Si mi hermana te viera lo que estás haciendo en la tele se moría”. Todo ello, además de asegurar la falta de dinero de Bernardo, miembro del clan y padre de Anabel, para disfrutar de una necesidad: un ascensor que hay en la comunidad en la que vive por sus problemas de movilidad.

 

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Desde la característica Sala VIP del programa, la colaboradora de ‘Sálvame’ perdía la paciencia. Por si fuera poco, aseguraba que su abuela y Magdalena no se hablaban desde antes de que ella enfermara. Finalmente, Anabel acabó perdiendo los papeles como nunca antes lo había hecho.

La conversación comenzó a aumentar de volumen cuando la hermana de Doña Ana exigía que se dirigiera a ella como Doña Magdalena. La sobrina de la tonadillera explotó: “De Doña tiene usted lo que yo de modelo. ¡Que me olvide! No soy nada para usted”. Sin embargo, Magdalena contestó llamándola “sinvergüenza”.

Anabel estallaba. Salió de la sala VIP e irrumpía en plató para encararse con Magdalena: “Deja a mi abuela y a mi padre tranquilos. ¡Manipuladora, oportunista! Que te viene muy bien cobrar”. Poco después, Anabel decía que tiene muchos defectos pero cree haber estado a la altura con su padre. “Ojalá mi abuela me pudiera ver en la televisión”, reprochaba a Magdalena.

La presión no pudo más con Anabel, que no podía evitar pasar de la risa al llanto. Magdalena no solo hablaba de su abuela, también de su abuelo y la tertuliana terminó por perder la compostura: “¡Deja a mi abuelo, que lleva 50 años enterrado!”.

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