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En los años 80 eran el aperitivo estrella todas las Navidades: hoy se los tendríamos que explicar a los niños

Navidad, Nochebuena, fiestas
Recreación de una mesa de Navidad.
  • Sofía Narváez
  • Periodista multimedia graduada en la Universidad Francisco de Vitoria, con un Máster en Multiplataforma por la Universidad Loyola. Editora en Lisa News con experiencia en CNN y ABC.

La cena de Navidad es uno de los momentos más esperados del año. Entre familia, platos sabrosos y ese movimiento que siempre se arma en la cocina, cada casa busca recetas que encajen con el ambiente y aporten algo distinto. Hoy la tabla de embutidos, un buen queso o cualquier picoteo rápido se repite en casi todas las mesas españolas, pero en los 80 era diferente.

En aquellos años la mesa se llenaba de bocados pequeños que se podían comer en dos mordiscos como mucho, pero que llegaban cargados de sabor y de un interesante toque innovador. Si bien nunca faltaban en Navidad, hoy habría que explicárselos a los niños, pues solo aparecen en alguna boda de vez en cuando. No son, ni por asomo, tan habituales como antes.

Este es el aperitivo que reinó en las Navidades de los 80 y que hoy apenas se ve

El aperitivo que nunca faltaba en las Navidades de los 80 eran los canapés de salmón con sucedáneo de caviar por encima. Aquella combinación, tan sencilla y tan rica, mejoraba cualquier mesa. El brillo oscuro de las huevas y el color del salmón daban ese toque de lujo accesible que muchas familias buscaban en Navidad.

Los canapés, en general, dominaron la década. Sobre pan de molde o sobre galletitas saladas aparecían patés de lata, el típico de La Piara, queso crema, aceitunas cortadas y gambas cocidas.

Cuál es la historia del aperitivo que marcó la Navidad de los 80

La popularidad del canapé de salmón con sucedáneo de caviar fue un síntoma claro de transformación. España vivía un momento de apertura y optimismo después de años más duros. Muchas familias querían disfrutar de productos que antes no podían permitirse.

El salmón ahumado se volvió más asequible gracias a la producción industrial y a mejores cadenas de frío, así que pasó de ser una rareza a un habitual de los supermercados.

Si bien el sucedáneo de caviar no era especialmente económico, las huevas teñidas imitaban su aspecto y daban un aire festivo. Al juntarlas con el salmón sobre una tostada, el resultado encajaba con todo lo que se buscaba entonces para un aperitivo de Navidad: color, sabor y algo que no llenara demasiado para dejar sitio al plato fuerte.

La receta del aperitivo que triunfó en los años 80

Para unos 12 o 16 canapés, sigue estos pasos:

Ingredientes:

  • 1 paquete de pan de molde sin corteza.
  • 40–50 g de mantequilla o 100 g de queso crema.
  • 200–250 g de salmón ahumado en lonchas.
  • 1 bote pequeño de sucedáneo de caviar (30–50 g)/
  • Eneldo fresco o 1 limón pequeño (opcional) .

Preparación:

  • Prepara la base: Corta pan de molde sin corteza en cuadrados o círculos.
  • Unta la capa inicial: Extiende una fina capa de mantequilla o queso crema, lo justo para que el salmón se mantenga firme.
  • Añade el salmón: Coloca un trozo de salmón ahumado que encaje en el pan. Si la loncha es grande, dóblala un poco.
  • Pon el sucedáneo de caviar: Añade una cantidad pequeña encima del salmón. Busca un punto de color, no cubrir toda la superficie.
  • Decora si te apetece: Usa una pizca de eneldo o una gota de limón.
  • Pásalos a la bandeja: Una vez montados, llévalos a la mesa.

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