Sánchez presume de gestión en la visita a la empresa que fabricará la vacuna de Moderna
Sánchez ha agradecido la labor de los Laboratorios Rovi con una vacuna que dice debe ser "el principio del fin de la pandemia"
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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha vuelto a acudir a una empresa sanitaria para hacerse la foto de rigor que le permita anotarse un tanto mientras saca pecho de su gestión de la crisis sanitaria. Si en plena primera ola de la pandemia se desplazó a una empresa que fabricaba respiradores, este jueves Sánchez ha viajado hasta la localidad madrileña de San Sebastián de los Reyes para visitar las instalaciones de los Laboratorios Rovi, una compañía de componentes farmacéuticos que desde hoy ha empezado la fabricación de la vacuna de la estadounidense Moderna. Esta vacuna, dice Sánchez, debe ser «el principio del fin de la pandemia».
Acompañado por el ministro de Ciencia e Innovación, Pedro Duque, y los responsables de la empresa, el presidente ha realizado un recorrido por las instalaciones de una de las compañías que tienen que arrojar luz al final del túnel con la puesta a disposición de los países de la vacuna que permita relajar las restricciones impuestas para frenar la expansión del virus y recuperar así, lo antes posible, la normalidad previa a la llegada del coronavirus a nuestras vidas. Sánchez ha elogiado el trabajo del Ministerio de Sanidad y de los supuestos expertos que han diseñado los grupos de vacunación en España por su trabajo en la estrategia para vacunar masivamente a los españoles.
Tras la visita, Sánchez también ha agradecido la labor de «una de las empresas punteras en investigación, desarrollo e investigación». En un discurso de más de diez minutos, que ha difundido posteriormente la Secretaria de Estado de Comunicación, el presidente ha apelado las comunidades autónomas a «encontrar soluciones homogéneas como el diseño de las navidades». Una vez más el líder socialista ha puesto de relieve «el aporte de la ciencia a la política, par dar respuesta a la eclosión de estos últimos meses».
Pedro Sánchez ha reiterado «el compromiso con la Ciencia de este Gobierno» a la vez que llama a todos los partidos, representados en el Congreso, a trabajar en «un pacto de Estado por la Ciencia que garantice la Seguridad Nacional en el aspecto sanitario y el progreso económico en sectores que van a ser muy importantes en las sociedades tan complejas que vivimos». El presidente anuncia «la voluntad de trabajar con empresas como la vuestra en colaboración público-privada, porqué sois fuente de inspiración y tranquilidad para la ciudadanía».
Fuentes de la empresa consultadas por este periódico han evitado dar detalles de la visita presidencial. Preguntados por si había sido iniciativa del jefe del Ejecutivo o había sido invitado por la empresa, así como cuando se acordó la presencia de Sánchez, la portavoz de Rovi ha declinado hacer cualquier valoración remitiendo para las explicaciones al Palacio de La Moncloa. La visita se anunció anoche en el tradicional envío de la agenda del Gobierno.
Una empresa de origen familiar
La fábrica de componentes farmacéuticos Rovi, situada en San Sebastián de los Reyes, es una compañía familiar que crearon en 1939 tres de los ocho los hermanos López-Belmonte: un abogado, un farmacéutico y un ingeniero. Abandonaron su Albacete natal, muy destrozada por la Guerra Civil, y se instalaron en la capital española, en Madrid, con el objetivo de emprender, algo que les venía de familia. La cosa no les fue mal. Ahora es la segunda generación de la familia, la que está al frente de la empresa.
El acuerdo con Moderna, en verano, disparó las acciones de le empresa más de un 7%. Actualmente su valoración es de 1.700 millones de euros. Considerada una de las diez empresas de componentes farmacéuticos más importantes de España, Rovi, lleva cotizando en el IBEX-35 desde el año 2007. La empresa de los López Belmonte se impuso frente a otras competidoras, como Reig Jofre y Normon, para hacerse con el contrato de Moderna.
La fábrica de respiradores
El 3 de abril Pedro Sánchez decidió ir a visitar, casi por sorpresa, una fábrica de respiradores situada en Móstoles en un momento crítico para el sistema sanitario español faltado de este material sanitario para dar servicio a las UCI. Minutos antes de llegar a las instalaciones de Hersill Moncloa comunicó que dicho acto se añadía a la agenda oficial del presidente. El secretario general socialista quería aprovechar la labor de esta empresa para hacerse una foto como si él hubiera jugado algún papel en ello.
La visita a la fábrica de respiradores también fue polémica por la decisión de la Secretaria de Estado de Comunicación de prohibir la presencia de los medios de comunicación durante la visita, como es habitual en las visitas presidenciales. El 3 de abril, a modo de NO-DO, Moncloa grabó y distribuyó las imágenes a gusto del presidente, que no hizo ningún tipo de declaración tras varios días sin comparecer.