El principio del fin de Sánchez: el PP gana con 11 escaños más que el PSOE en Extremadura y Vox se dispara
María Guardiola gana las elecciones con 29 escaños, cuatro más que toda la izquierda junta

Las elecciones en Extremadura han inaugurado este domingo el largo ciclo electoral que conducirá, si Pedro Sánchez no cambia esta vez de opinión, a las generales del verano de 2027. Los comicios, con permiso de los extremeños, han trascendido el marco autonómico en un pulso a tres para calibrar el desgaste del Gobierno y la fortaleza de la oposición. Sánchez ha perdido el primer plebiscito: el PP gana las elecciones con 29 escaños, cuatro más que toda la izquierda junta. El PSOE, con 18, firma una debacle histórica. Vox se dispara, con 11. Podemos, con siete, se beneficia de la caída socialista.
El resultado extremeño tiene un significado demoledor para el PSOE, arrastrado en uno de sus grandes bastiones con una derrota impensable hace años. En Ferraz lo atribuyen a su incapacidad de movilizar a la izquierda, incluso en territorios afines, y tratan de dirigir la culpa al candidato, Miguel Ángel Gallardo, con un pie en el banquillo. Pero lo cierto es que la hecatombe se explica, sin fisuras, por la debilidad de un Gobierno cercado por la corrupción en el entorno personal y político de su propio presidente. El fracaso en Extremadura es el primero para Sánchez en el nuevo ciclo electoral que se le avecina. Gallardo, por cierto, se ha negado a dimitir pese al resultado.
Debacle histórica del PSOE
Fiel a su estilo, Sánchez no se dejó influir por las encuestas, ni siquiera por las críticas internas en su partido, que veían descabellado apostar en los comicios por un candidato procesado. Un hecho inédito en la democracia. Respaldó sin fisuras a Gallardo, que en mayo se sentará en el banquillo de los acusados por, presuntamente, enchufar al hermano músico del presidente, David Sánchez, en la Diputación de Badajoz. Dejarlo caer habría supuesto dar credibilidad a los cargos que le imputa la juez Beatriz Biedma, que apunta sin ambages que la plaza se creó por la influencia directa del «entorno más cercano» del músico. Es decir, del propio presidente.
El empeño personal de Sánchez -implicado personalmente en la campaña- ha conducido a un resultado previsible e inevitable. Una hecatombe histórica del socialismo en su tradicional feudo extremeño. Atrás quedan ya los tiempos de gloria de Juan Carlos Rodríguez Ibarra y Guillermo Fernández Vara. Gallardo ha caído víctima de su propia situación judicial, pero, también y sobre todo, arrastrado por la cascada de escándalos del Gobierno, desde la corrupción (caso del hermanísimo, caso Begoña, las tramas de amaño de contratos a cambio de mordidas lideradas por Santos Cerdán y Leire Díez), a la condena al fiscal general del Estado o la última polémica, el silencio de Ferraz ante las acusaciones de acoso sexual contra varios dirigentes.
El PP arrasa a la izquierda
María Guardiola, por su parte, firma una doble victoria: hace dos años, PSOE y PP empataron a 28 escaños. Ahora, la candidata popular aventaja en 11 a Gallardo. Y aún más, supera en cuatro a toda la izquierda junta (PSOE-Unidas por Extremadura).

No alcanza, no obstante, la mayoría absoluta con la que soñaba para no depender de Vox, por lo que se abre un escenario de negociación que medirá la convivencia en el centroderecha. En campaña hubo cruce de declaraciones abruptas entre Guardiola y Abascal, pero hay que considerar el cercano precedente de la Generalitat Valenciana, donde la cordialidad facilitó una transición tranquila tras la dimisión de Carlos Mazón.
Vox, disparado, puede exhibir una indudable tendencia alcista. El resultado rompe todas las encuestas. Si Guardiola asumió la campaña en primera persona, Abascal quiso hacerla suya con una continua presencia en Extremadura, lo que se ha traducido en un éxito sin precedentes. El partido logra siete escaños más que en 2023 y es de nuevo llave para la Presidencia de la Junta. Esta vez, con una fuerza insólita. El centroderecha acapara 40 de los 65 escaños de la Asamblea extremeña.
Yolanda Díaz, por su parte, no se dejó ver en campaña. La otra candidatura de izquierdas, Unidas por Extremadura, es una alianza de Podemos, Izquierda Unida y Alianza Verde. La vicepresidenta la apoya, pero la candidata, Irene de Miguel, ha querido marcar distancias y reivindicar su autonomía. La derrota del PSOE le permite mejorar en tres escaños su resultado con respecto a las elecciones de 2023, un dato dulce para Podemos y amargo para Díaz, con unas perspectivas aciagas en la particular batalla de la izquierda radical.
Tras las elecciones en Extremadura llegarán las de Aragón -el 8 de febrero-, Castilla y León -en marzo- y Andalucía -en verano-. Tres nuevas disputas territoriales que servirán para sondear el escenario nacional, al tiempo que avanzan las causas por corrupción en el entorno de Sánchez. El presidente del Gobierno, que ha asegurado que no adelantará las generales, tiene por delante un incesante encuentro con el descontento ciudadano del que huye en la calle, pero del que no puede escapar en las urnas.