Espinar tras el pelotazo de su VPO y el robo de papá ‘black’: «Las élites expolian para vivir como Dios»
Ramón Espinar Merino es uno de los hombres fuertes de Podemos, aliado incondicional del líder, Pablo Iglesias, y secretario general del partido en la Comunidad de Madrid. Además, es senador por designación autonómica y diputado en la Asamblea de Madrid. Una acumulación de cargos que contrasta con su precariedad laboral de hace menos de tres años, cuando no era más que un pobre desempleado de 28 años que levantaba la voz en televisión en nombre de la asociación Juventud sin Futuro. «Los que han expoliado este país», dijo el por entonces desempleado Espinar, «son la élite política y económica que trabajan juntas en términos de casta para vivir como Dios mientras la población se empobrece».
Estas declaraciones señalaban directamente a su padre, quien inició su carrera política como alcalde de Leganés a finales de los años 70 como cabeza de lista del PSOE, la continuó presidiendo la Asamblea de Madrid de 1983 a 1987, y la culminó como consejero de Cultura y de Hacienda en los gobiernos del socialista Leguina durante ochos años hasta 1995. Y si alguien puede ser calificado de «casta política y económica», como dice su hijo el podemita, es quien utilizó la puerta giratoria para ingresar ese mismo 1995 como consejero de Caja Madrid, la caja de ahorros pública madrileña, en la que llegó a ser vicepresidente.
Y si de alguien se puede decir que ha expoliado las arcas públicas es de un condenado a un año de cárcel y a una multa de seis meses a razón de 20 euros diarios por gastar 178.400 euros desde 1995 a 2010 con una tarjeta ‘black’ en desplazamientos a estaciones de esquí en Huesca y Lérida, además de en tiendas de lujo como en Purificación García (18.536 euros), Hermes y Loewe (1.347 euros), o diversas tiendas de alimentación gourmet. A estos gastos se añaden 2.000 euros en Ikea y Fnac y otros 1.146 en farmacias.
El hoy líder podemita iniciaba en ese 2014 sus intervenciones televisivas entrevistado en la calle para responder a unas declaraciones de Mónica de Oriol en las que la por entonces presidenta del Círculo de Empresarios defendía que «hay que bajarle el salario mínimo a los ninis para sacarlos del limbo en el que viven» porque «hay que dar un trato desigual a quien tiene una formación desigual». Concretamente, el 25 de abril de 2014, Espinar entró en directo en Las Mañanas de Cuatro para dejar claro quiénes eran los culpables de la crisis: «Ni los jóvenes ninis ni los que tienen un empleo precario», dijo. «Hay golfos como Mónica de Oriol que nos quieren dar lecciones de vida y pagarnos menos de lo que nos pagan».
El discurso de Espinar era el de un joven indignado, pero que se preocupaba de vender bien su producto: «Yo vengo de trabajar de teleoperador por 400 euros al mes, y eso que estoy sobrecualificado, tengo una carrera, un máster y demás…» Pero lo que no decía el actual dirigente de Podemos es que además tenía el riñón bien forrado después de ingresar en el año 2010 —precisamente cuando hacía ese máster—una plusvalía de 30.000 euros en sólo tres meses especulando con una Vivienda de Precio Protegido (VPP) en Alcobendas. La compró aprecio tasado de 2007 en abril de 2010 y la vendió 90 días después aprovechando la revalorización oficial de la vivienda «sin siquiera llegar a vivir en ella».
Ramón Espinar hijo había comprado esa VPP cuando no declaraba ingreso alguno, pagando 144.000 euros gracias a que la propia Vitra le subrogó la hipoteca por 92.000 euros y a un préstamo privado de otros 52.000 que provino de su abuela… y de su padre. Recordemos que corría el año 2010, el último año en el que el hoy condenado utilizó su tarjeta ‘black’ para «expoliar las arcas públicas».
Además, el podemita Espinar se benefició de una adjudicación a dedo de la promotora Vitra, que eligió discrecionalmente a quién vender el 15% de los pisos construidos en esta población madrileña. Poco después, Caja Madrid otorgó a esta empresa 53 millones de euros en créditos y avales durante tres años. Lo que se asemeja mucho a lo que cuatro años después y ante las cámaras de la tele el aspirante a político calificaba como «parasitar los recursos de todos a través de concesiones públicas».
Así, aquellas declaraciones de Ramón Espinar, ahora aliado de la estrategia radicalizadora del discurso de Podemos que defiende Pablo Iglesias, señalaban a su padre como integrante de «la casta culpable de la crisis». Y a él, que se vendía como un pobre «parado sobrecualificado para empleos precarios», como beneficiario último de las «operaciones parasitadoras de esos empresarios cuyo mayor mérito es conocer a políticos a los que untan con sobresueldos» para «quedarse con el dinero de todos».