Ábalos tiene su primer vis a vis en la cárcel: dos horas de «mucho amor» con su novia Andrea
El ex ministro y Andrea se han visto en privado tras varias visitas previas a través del cristal
Compartir el aseo dentro de la celda: el momento más incómodo de Ábalos y Koldo

José Luis Ábalos ha vivido este jueves 18 de diciembre su primer encuentro íntimo con Andrea de la Torre en la prisión madrileña de Soto del Real. El ex ministro de Transportes y su pareja han compartido dos horas en una sala privada del centro penitenciario, después de que el departamento de Seguridad autorizara el vis a vis tras las tres visitas previas que exige el reglamento.
El encuentro, que ha tenido lugar esta mañana antes de las 14:00 horas, ha supuesto el primer contacto físico entre ambos desde que Ábalos ingresó en prisión el pasado 27 de noviembre.
Las normas de la prisión establecen que los internos deben recibir varias visitas a través del cristal antes de poder solicitar un vis a vis. Ábalos y Andrea de la Torre han cumplido ese requisito y han obtenido la autorización con rapidez. A partir de ahora, podrán disfrutar de uno de estos encuentros al mes, una posibilidad que también está abierta a visitas familiares.
Según fuentes de OKDIARIO, ambos «tenían muchas ganas de poder tocarse y abrazarse porque lo del cristal es muy duro». Las comunicaciones a través del vidrio, con una duración de 40 minutos y siempre supervisadas por funcionarios de la prisión, habían sido hasta ahora el único contacto posible entre el ex ministro y su círculo cercano.
El encuentro se ha desarrollado en una de las salas del edificio de Comunicaciones de Soto del Real, situado en la primera planta, donde se encuentran una docena de habitaciones independientes similares a las de un hotel, con cama, baño y mobiliario básico. Estas estancias están diseñadas para garantizar la privacidad sin comprometer la seguridad del centro penitenciario.
Citas sin reloj
«La sala era muy tétrica y aún están asimilando que sus citas tengan que ser en Soto del Real», señalan las mismas fuentes. El tiempo ha transcurrido de manera fugaz para la pareja. «Les han quitado el reloj, no podían calcular y el tiempo se les ha pasado volando», explican.
Antes de acceder a la sala del vis a vis, tanto Ábalos como Andrea de la Torre han tenido que someterse a un exhaustivo registro. «Les registraban antes de entrar a la sala del vis a vis y no podían llevar nada», confirman fuentes penitenciarias.
Este protocolo incluye detectores de metales y revisión de objetos personales, además de controles para evitar la entrada de teléfonos móviles, dispositivos electrónicos o cualquier objeto que suponga un riesgo para la seguridad.
El momento no ha estado exento de expectación externa. Había un equipo de cámaras aguardando en el parking. La presión mediática, que Ábalos había logrado dejar atrás parcialmente tras su ingreso en prisión, ha vuelto a manifestarse en el entorno del centro penitenciario. Ábalos tuvo cámaras durante 40 días en la puerta de su domicilio de Valencia cuando estaba en libertad.
Mucha lectura para Ábalos
La vida diaria de José Luis Ábalos en Soto del Real transcurre entre la lectura y la adaptación a una rutina carcelaria que dista mucho de su anterior existencia como diputado. El ex ministro «no está escribiendo sus memorias», desmienten desde su entorno, aunque sí «lee mucho porque hay una biblioteca» a disposición de los internos.
La convivencia con Koldo García, su ex asesor y compañero de celda en el módulo 13, presenta sus propias peculiaridades. «A la hora de ir al baño es incómodo porque lo tienen dentro de la celda», explican las fuentes. Además, Koldo se queja del humo porque no fuma y son más de 10 horas juntos las que pasan en la celda, toda la noche más las tres horas de siesta.
Ábalos y García ingresaron en prisión el pasado 27 de noviembre por orden del juez del Tribunal Supremo Leopoldo Puente, quien decretó su ingreso provisional y sin fianza. El magistrado fundamentó su decisión en el riesgo «extremo» de fuga, dados los «sólidos indicios» en su contra y las elevadas penas que solicitan tanto la Fiscalía como las acusaciones particulares: hasta 30 años de cárcel por la presunta trama de corrupción relacionada con la compra de mascarillas durante la pandemia.
Objetivo: estabilidad emocional
Los encuentros íntimos como el de este jueves forman parte del régimen de comunicaciones especiales previsto en el Reglamento Penitenciario. Están disponibles tanto para internos condenados como para los que se encuentran en prisión provisional, como es el caso de Ábalos. La finalidad es que los reclusos puedan mantener vínculos afectivos considerados esenciales para su estabilidad emocional.
Desde su ingreso, Ábalos ha presentado otras solicitudes, como permitir que su hijo recoja pertenencias de su celda. También ha comprado un televisor en el economato por unos 200 euros, un pequeño lujo que le permite mantenerse informado y desconectar de la severidad del entorno carcelario.