ADMITE QUE PERMITIR LA VENTA DE PREFERENTES "FUE UN ERROR"

Salgado niega que presionara a empresarios para pedirles que salvaran la salida de Bolsa de Bankia

Bankia
La ex vicepresidenta económica Elena Salgado conversa con la diputada de Coalición Canaria Ana Oramas. (Foto: EFE)

La ex vicepresidenta económica desde abril de 2009 hasta finales de 2011, Elena Salgado, ha negado que contactara telefónicamente con empresarios del Ibex–35 para pedirles que acudieran a la salida a Bolsa de Bankia y así evitar el rescate de la entidad con dinero público. Durante su intervención en la Comisión del Congreso que investiga el origen de la crisis financiera en España, Salgado, negó taxativamente que, al menos por su parte, ejerciera esta labor de presión.

«Ni yo ni ninguna persona por mi mandato hizo llamadas a empresarios (…) estoy obligada de decir la verdad y lo niego de forma rotunda, de la misma forma que aseguro que el Gobierno no obligó a Bankia que saliera a Bolsa (…) le digo que hice cero llamadas, si hay una persona con cara y ojos que dice que yo le llamé le recomendaría a usted que no le compre ni un coche usado ni un coche nuevo (…) y, además, miente «, ha declarado.

La única responsabilidad del Gobierno del PSOE en la salida a Bolsa de Bankia, según Salgado, fue crear el marco jurídico que hizo que la entidad financiera decidiera que lo más adecuado era realizar esa operación estratégica, en referencia a la reforma normativa del modelo regulatorio de las cajas de ahorros.

Esta cuestión ha surgido tras las preguntas de los diputados, aludiendo a que el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero diseñó en 2011 una operación de salvamento de Bankia a través de Salgado y del gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez.

Según la estrategia que niega Salgado y que ha sido confirmada a OKDIARIO por diversas fuentes implicadas, el Ejecutivo presionó a las grandes empresas del Ibex-35 para que compraran títulos de la entidad financiera en la salida a Bolsa ante el temor de que la operación fuera un fracaso. Este jueves, Salgado ha negado que realizara llamadas de teléfono a los presidentes de las grandes compañías, aunque no ha desmentido que esta estrategia existiera.

Lo que es indiscutible es que, con o sin presión, la entidad financiera que entonces presidía Rodrigo Rato tuvo un gran respaldo en su Oferta Pública de Suscripción de acciones (OPS).

Algunas de las empresas que acudieron fueron las aseguradoras Mapfre y Mutua Madrileña, las entidades financieras Santander, CaixaBank, Popular y Sabadell, así como las empresas de infraestructuras ACS y Acciona, junto con otros pesos pesados del Ibex-35, como Iberdrola y Telefónica, que pasaron por el aro y adquirieron títulos.

Los departamentos financieros de estas compañías aseguran que el criterio para realizar la inversión fue estrictamente técnico y que sólo descubrieron el error de su actuación cuando se puso de manifiesto que el folleto presentado por la entidad a la CNMV contenía errores importantes que están siendo investigados por la Justicia.

El único de los presidentes de los pesos pesados del Ibex-35 que se negó fue Francisco González, presidente de BBVA, “seguramente porque el Gobierno socialista hizo todo lo posible para facilitar el fallido asalto de Sacyr, que presentó una OPA hostil al principio de la primera legislatura de Zapatero”, según apuntan fuentes financieras consultadas por OKDIARIO.

«Permitir las preferentes fue un error»

Lo que sí ha admitido Salgado es que el Gobierno y el Banco de España deberían haber puesto coto a la comercialización masiva de participaciones preferentes por parte de las entidades financieras (Bankia una de ellas), mediante la cual bancos y cajas vendieron estos productos de alto riesgo a inversores conservadores por pocos conocimientos del mercado.

«Permitir la venta de preferentes de la forma  tan brutal en que se hizo fue un error», indicó la ex vicepresidenta. Sirva como ejemplo de estas malas prácticas las avanzadas por OKDIARIO en el caso de la extinta Caixa Catalunya (hoy propiedad de BBVA), que obligaba a sus empleados a vender preferentes buscando a sus víctimas en las páginas amarillas.

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