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La crisis del vino se recrudece: el blanco ya vale un 30% más que el año pasado y el tinto un 20%

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Benjamín Santamaría
  • Benjamín Santamaría
  • Economista, analista, conferenciante y máster de educación. Redactor de economía en OKDIARIO y autor de "La economía a través del tiempo" en el Instituto Juan de Mariana

La crisis del vino comienza a multiplicar sus efectos negativos, algo que va a acabar repercutiendo en los consumidores a corto plazo. La mala situación que vive el sector ya se está viendo en los precios. Por un lado, el coste del vino blanco se ha disparado un 27,82% en la primera semana de septiembre, en comparación con el mismo periodo de tiempo del año pasado. Por otro, el tinto se sitúa, en lo que va de campaña, un 18,72% más caro que en 2023.

En concreto, en la semana que finalizó el pasado 8 de septiembre, el precio del vino blanco se ha situado en los 48,24 euros por hectolitro, según los datos ofrecidos por el Ministerio de Agricultura y Pesca. En lo que va de campaña, la media del coste de este líquido se sitúa en los 48,32 euros por hectolitro.

Por su parte, el precio del vino tinto se encontró en los 42,71 euros por hectolitro en esa misma semana y, de media en lo que va de campaña, se sitúa en los 43,8 euros por hectolitro.

Sin embargo, esta subida de precios puede parecer algo negativo para los consumidores, pero los agricultores la reciben como un alivio por el estado en el que se encuentra el mercado. Es más, la diferencia entre el alza del blanco y el tinto perpetúa el problema, pues el producto bermejo no está aportando ganancias suficientes para ser sostenible en el medio plazo, según los agricultores consultados por OKDIARIO.

La crisis del vino

Por tanto, los productores del sector vitivinícola consideran que la subida de precio del tinto es insuficiente y que continúa sin ser rentable. Tanto es así que muchos trabajadores del campo han tenido que parar máquinas y desviar recursos hacia otras variedades como el rosado por la crisis del vino.

«Se está empezando a experimentar», confesó a este periódico  Anastasio Yébenes, presidente de la Plataforma en Defensa de la Agricultura y Ganadería Ecológica y miembro de la cooperativa Dcoop. Por ello, los productores van a comenzar a «hacer vinos blancos con uvas tintas».

Para hacerlo, los trabajadores del sector agrario realizarán «la misma extracción» pero «sin macerarlo». Con ello, los productores obtendrían un líquido rosáceo. Para que se parezca al vino blanco, los trabajadores del sector utilizan carbón.

«Se precipita con carbón. El carbón arrastra todo el color y luego se filtra. Así queda perfectamente, pero es un vino diferente. Tiene otros sabores porque no es una variedad de vino blanco tal y como estamos habituados», asegura el representante de la cooperativa.

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Dos copas de vino tinto con un viñedo de fondo.

Por tanto, los precios del sector, pese a las alzas, impulsan que exista un cambio en la forma de abordar los trabajos vitivinícolas. Es más, la subida con respecto al año pasado no está siendo constante ni permanente: «En esta semana el precio medio del vino blanco es de 48,24 euros por hectolitro, lo que supone una bajada del precio respecto a la semana anterior del -1,03%».

Cambios en la demanda del sector

Con todo, si se comparan los niveles actuales con la media de las últimas cinco campañas, el precio del vino blanco se sitúa un 52% más caro y el del vino tinto un 12,7%. Estos porcentajes muestran como el mercado se está decantando por la variedad blanca, justo lo que declaraban los agricultores.

Y es que, además de la pérdida de rentabilidad del vino tinto, el sector siente que hay escasez del blanco, el cual se está prefiriendo mucho más entre los consumidores: «Este año vamos a comenzar la campaña sin apenas existencias de vino blanco. Prácticamente, no queda nada, no hay mostos, tampoco blancos», asegura Yébenes. Esto puede ser una de las principales razones que influyen en el alza de precios.

Es decir, la crisis del vino está provocando vaivenes y una tensión entre la oferta y la demanda de este producto que no va a contentar a nadie, ni a los consumidores ni a los productores.

En conclusión, el vino blanco comienza a escasear, lo que lleva al alza de precios, y el tinto está dejando de ser rentable. Por tanto, el mercado, tal y como lo conocemos, cambiará durante los próximos años, influenciado, especialmente, por los cambios de consumo entre los españoles.

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