Reestructuración bancaria

Abanca encarga a Rothschild que estudie qué cartas debe jugar ante la oleada de fusiones

Escotet teme quedarse sin opciones si continúan las conversaciones en marcha en el sector

Abanca se acercó a Sabadell antes que BBVA pero Oliu rechazó las pretensiones de Escotet

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Eduardo Segovia
  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

Juan Carlos Escotet, presidente de Abanca (las antiguas cajas gallegas), ha contratado a la Banca Rothschild para que le asesore sobre los movimientos que puede acometer en el actual baile de fusiones en el sector financiero español, según fuentes cercanas a la entidad. El banquero venezolano está en posición compradora y asegura contar con recursos para acometer una gran operación, pero teme quedarse sin opciones si fructifican las conversaciones que están ahora mismo encima de la mesa.

Según algunas de las fuentes, su objetivo soñado sería el Banco Sabadell; de hecho, contactó con su presidente, Josep Oliu, pero este rechazó sus pretensiones, como informó OKDIARIO. Además, sería una operación muy complicada: Sabadell es casi cinco veces más grande que Abanca. Y tanto el Gobierno como el BCE preferirían una operación con BBVA, con quien ha iniciado también contactos el banco catalán. Con un tamaño más asequible para Abanca, aparece Liberbank, sobre la que la entidad gallega lanzó una opa que fracasó en febrero de 2019. Pero, ahora, Liberbank tiene muy avanzadas las negociaciones con Unicaja, por lo que también corre un alto riesgo de que se le escape.

Según las fuentes, Escotet asegura disponer de 2.500 millones en su holding venezonalo, Banesco, para acometer adquisiciones en España (o ampliar capital para mantener la solvencia de Abanca en caso de que la operación se hiciera con canje de acciones).  El problema es que tiene que darse prisa si no quiere que las posibles ‘presas’ se le escapen, puesto que no le quedan muchas opciones en el mercado español. De ahí que se haya puesto en manos de Rothschild.

Si no se mueve rápido y se queda sin Sabadell (algo que parece seguro) y sin Liberbank y Unicaja, ninguna otra opción sería satisfactoria o factible, ya que Escotet prefiere una entidad cotizada con la que dar el salto al parqué sin hacer una oferta de acciones (OPV). Kutxabank no cotiza, está en posición compradora y, en todo caso, nunca se dejaría comprar por Abanca; Ibercaja tampoco cotiza y no quiere oír hablar de Escotet, aunque tendría tamaño para ser absorbida (la aragonesa prefiere salir a bolsa y ha conseguido alargar el plazo para ello); Cajamar es demasiado pequeña, tampoco cotiza y es una cooperativa; y Bankinter está fuera del tablero, ya que la familia de Jaime Botín no vendería nunca.

Peor aún para Escotet: si no consigue rematar una adquisición, puede verse obligado a participar en una operación de concentración contra su voluntad en la que Abanca sería el pequeño y él se quedaría sin poder.

Las aspiraciones de Escotet y la dura realidad

Desde que se impuso en diciembre de 2013 a La Caixa en la subasta de NovaCaixaGalicia, que compró por 1.003 millones tras ser saneada con 9.052 millones por el Estado, el dueño de Banesco siempre ha querido seguir creciendo en España. Su gran objetivo sería presidir un banco en el Ibex 35, según las fuentes consultadas. Sin embargo, nunca ha ofrecido un precio lo suficientemente atractivo y por eso no ha ido más allá de pequeñas adquisiciones como la red de Caixa Geral. Intentó quedarse con la de Deutsche Bank en 2017, pero se quedó lejos de lo que pedían los alemanes. Más recientemente, tampoco ha llegado a un acuerdo para comprar el portugués EuroBic.

Su intento más serio fue la citada opa por Liberbank en 2019, que fracasó por su diseño defectuoso y por la oposición de la CNMV. Abanca ponía como condición sine qua non que se le concediera acceso a los libros de Liberbank para acometer una due diligence (revisión en profundidad) y ofrecía un pago en metálico a los accionistas minoritarios y en acciones a los institucionales, cuando la normativa de opas exige ofrecer las mismas condiciones a todos.

Desde entonces, Escotet siempre ha tenido en mente reactivar esa operación, e incluso contrató a Bank of America Merrill Lynch para que buscara financiación con el fin de lanzarla al 100% en metálico. Pero el tiempo pasaba sin decidirse, y ahora está prácticamente cerrada la fusión de Liberbank con Unicaja: la semana pasada, los consejos de ambos dieron luz verde a las respectivas due diligence  y tienen casi cerrada la ecuación de canje, que se situará entre el 58% y el 59% para la malagueña, con el 41%-42% para la asturiana.

Reticencias del supervisor por el riesgo en Venezuela

Otro problema para las aspiraciones de Abanca es que el supervisor no ve con buenos ojos que una entidad venezolana tenga un peso tan significativo en el mapa bancario español. No por la situación de las antiguas cajas gallegas, sino por la posible inestabilidad de Banesco derivada de las veleidades del régimen de Nicolás Maduro en Venezuela.

Un riesgo muy real: el 4 de mayo del año pasado, el Gobierno de Maduro anunció la intervención de la matriz venezolana de Banesco  y la detención de 11 de sus principales directivos, bajo la acusación de atacar la moneda nacional y favorecer la salida de divisas del país. Esta situación obligó a Escotet a abandonar temporalmente la presidencia de Abanca (que ocupó Eduardo Eraña Guerra) para viajar a su país de origen y tratar de solucionar la crisis.

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