Soto Grado: el árbitro que no se rindió tras bajar a Tercera
El árbitro perteneciente al Comité Riojano César Soto Grado, aunque nacido y criado en Candeleda, un pueblecito de Ávila (Castilla y León), ha sido el escogido para dirigir el Real Madrid – Atlético de Madrid de esta noche, en el que es quizás el partido más mediático que había disponible en esta ronda de cuartos de final de la Copa del Rey.
El colegiado de 42 años afronta su cuarta temporada en Primera División, y aunque no es de los más veteranos de la categoría, sí lo es de los más reconocidos, pues desde el 1 de enero de 2022 es árbitro internacional. Así pues, tan solo dos temporadas después de llegar al cielo del arbitraje español, conseguía en un tiempo récord hacerse con una escarapela FIFA que le acredita estar entre los mejores árbitros del viejo continente.
La escarapela le ha dado alas, su nivel arbitral en cuanto a gestionar y conducir los partidos, resolver los conflictos y llevar los encuentros a buen puerto está siendo extraordinario. Si bien es cierto, la internacionalidad no exime al colegiado de cometer, o de haber cometido, algunos errores puntuales, y que seguro intentará que sean los menos posibles en el partido de esta noche.
Y aunque aún queda mucho camino por delante, y llegarán nuevos frentes y objetivos, el de esta noche es posiblemente la culminación de Soto Grado en un partido que es un escaparate mediático al mundo entero. El camino del cualquier colegiado, ya lo saben, es el de pasar una a una, por todas las categorías de nuestro fútbol, empezando por las categorías regionales, allí donde los árbitros están más expuestos, e ir escalando poco a poco por las categorías nacionales, donde el cuello del embudo es más estrecho y donde tan solo unos pocos (de entre más de 18.000 árbitros federados en España) consiguen recalar.
Para muchos es desconocido el revés que le dio el arbitraje y la vida al bueno de César, corría la temporada 2010-2011, en aquel entonces el riojano llegaba a la categoría de bronce, la Segunda División B. Muchos esfuerzos y sacrificios para llegar hasta aquí, y ya solo quedaba un paso para llegar al fútbol, y por consecuencia, al arbitraje profesional. Al acabar aquella temporada, Soto Grado recibía una de las peores noticias que puede recibir un árbitro, había sido seleccionado para perder la categoría, y por lo tanto volver a ser árbitro de Tercera División.
¡Ave, César!
Seguramente en la cabeza de César, se pasó por un instante el abandonar, colgar el silbato y dar paso a otros, o pitar en Tercera División como hobby unos añitos más. Pero no, este no quiso ni hablar del tema, se repuso como solo lo pueden hacer los más grandes, trabajó el doble, luchó como nadie por sus sueños, y en tan solo un año volvía a la que había sido su categoría la temporada anterior.
La cosa no acabo aquí, seis temporadas después llegaba dar el paso a Segunda División, en la que solo estaría una temporada, para luego llegar a la mejor liga del mundo. Y el resto, ya lo saben, dos temporadas después la escarapela FIFA, y esta noche, tiene uno de los mejores partidos del mundo, y que seguramente, jamás hubiera pensado verse en condición de dirigir cuando en la vida le vinieron mal dadas.
Ya lo saben, hoy dirige el derbi madrileño, un luchador, un soñador, a por todas. ¡Ave, César!
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