Once… ¿contra once?
El pasado domingo en el Camp Nou quedó claro que los árbitros siguen tirando de lado culé en los Clásicos y que no hay nada que pueda con el Real Madrid de Zidane. El conjunto blanco, después de enlazar dos Champions consecutivas, sigue moviéndose en la línea de la excelencia y buscará dar el estoque definitivo al Barcelona en el partido de vuelta de la final de la Supercopa de España después de la exhibición de hace unos días.
Porque ni un nefasto arbitraje de De Burgos Bengoetxea pudo frenar a un Real Madrid que sigue escribiendo libros de historia y no desperdicia ninguna posibilidad de conquistar un título. Todos cuentan y aunque no se diga el sueño del sextete está pululando en el ambiente. El árbitro primerizo en un Clásico puso todo de su parte inventándose un penalti tras un piscinazo de Luis Suárez y anulando un gol a Cristiano con 0-1 además de expulsar al luso con 1-2 en el marcador después de que la estrella blanca hubiera sido objeto de penalti.
A pesar de esta larga lista de errores (o, no), los de Zidane volvieron a brillar y dieron un golpe sobre la mesa ante un rival herido tras la huida de Neymar al PSG. Los jugadores del Real Madrid, tras sus logros recientes, confían plenamente en sus condiciones y están locos por la música. Juegue quien juegue lo hace bien y eso no tiene precio. Sabiendo que cualquier activo es importante, el técnico galo podría rotar en la alineación: Isco seguirá sustituyendo a Cristano y Asensio podría ocupar un puesto en el once después de su exhibición del domingo.
El balear está pidiendo a gritos un puesto en el once ante el mal momento que pasa Gareth Bale. El galés y Benzema están centrando el foco de las críticas por su bajo rendimiento y por el gran estado de forma por el que atraviesa tanto Asensio como Isco, que son los jugadores llamados a quitarles el puesto en un futuro que, visto lo visto, no parece muy lejano.
Si el Real Madrid está loco por la música y con una clara línea ascendente, en can Barça se vive en depresión después de la espantada de Neymar y la escasez de fichajes que ilusionen a la afición o a los propios jugadores. Mientras se habla de Coutinho o Dembelé, llegó Paulinho a cambio de 40 millones procedente de China. Ello, sumado al baño sufrido por el Real Madrid en su propia casa ha acrecentado la tristeza dentro de un club que no pasa por su mejor momento ni deportiva ni institucionalmente.
Temen otro arbitraje peligroso
En el Real Madrid temen que se repita otro arbitraje bochornoso como viene sucediendo en años anteriores. Porque los precedentes infundan los temores del club blanco que ha sido claramente perjudicado sobre todo en lo que respecta a las expulsiones. Porque los datos de las últimas rojas mostradas en los Clásicos asustan.
En los últimos 29 partidos disputados entre Real Madrid y Barcelona, los árbitros han mostrado 14 rojas a los jugadores blancos mientras que los futbolistas culés sólo han sido expulsados en dos ocasiones.
Pero hay más, 13 de las últimas 16 expulsiones en un Clásico han sido para jugadores del Real Madrid y en los último cinco enfrentamientos entre ambos equipos los jugadores madridistas han sido expulsados en cuatro ocasiones. Isco, Ramos en dos ocasiones y Cristiano Ronaldo son los futbolistas que han visto la roja en los últimos duelos ante el equipo catalán.
Esto hace lógico el temor de la entidad madridista al arbitraje de José María Sánchez Martínez, que pagará la ira del Bernabéu en forma de pañolada. En el club esperan que el colegiado no vuelva a ser protagonista en un partido donde el Real Madrid tiene la oportunidad de rematar al Barcelona y conseguir su segundo título en apenas una semana.