Este Madrid es un ciclón
Otro memorable partido del Real Madrid de Zidane, que demuestra que es un ciclón. Ni la parcial actuación de De Burgos Bengoetxea, el mejor del Barça de largo, pudo evitar que los blancos tomaran el Camp Nou. Piqué marcó en propia puerta, Messi empató con un penalti inventado y dos golazos de Cristiano Ronaldo y Asensio sellaron el triunfo blanco cuando ya estaban diez… contra doce.
Zidane repetía y eso es tan raro como que a un niño le guste la verdura. Cuando todo el mundo esperaba rotaciones, incluidos también algunos de sus futbolistas, pues zas, los mismos que ganaron al United. Bueno, los mismos, los mismos, no, porque Kovacic entraba por Modric, que arrastraba una sanción de cuando el Iphone iba por el 5.
Rápido repaso a la alineación del Real Madrid para que no se me despisten. De portero, Keylor Navas. Los cuatro defensas que por galones y gusto conforman la zaga preferida de Zidane: Carvajal, Varane, Ramos y Marcelo. En el medio Casemiro titular, con Kroos y el citado Kovacic escoltándole y con Isco a su bola por delante. Arriba, en lo que Cristiano va acelerando en su pretemporada, Bale y Benzema en busca de su primer gol de la temporada.
Enfrente el primer partido oficial del Barcelona tras el «se queda» por los cojones de Neymar. Tampoco tocaba mucho Valverde sobre el once preferido de Luis Enrique: Ter Stegen; Aleix Vidal, Umtiti, Piqué, Alba; Busquets, Rakitic, Iniesta; Deulofeu, Messi y Luis Suárez. Pues eso, con las cartas boca arriba y con un Camp Nou plagado de turistas, comenzaba el primer Clásico de la temporada.
El Real Madrid salió de turquesa y presionando arriba. Muy arriba. La línea defensiva en el centro del campo y todos los futbolistas al campo del Barça. Así llegaron un par de buenas recuperaciones en los primeros dos minutos que a punto estuvieron de costarle un susto a Ter Stegen, un portero que se maneja tan bien con los pies que de vez en cuando se marca algún cagancho.
El Madrid sale valiente
A contrapié pilló el planteamiento de Zidane a Valverde, que quizá no se esperaba un Real Madrid tan valiente en el Camp Nou. Con la pelota también eran superiores los turquesas, con un Isco más inspirado que Miguel Ángel pintando La última cena. Hasta el público de Barcelona disfrutaba con las filigranas del malagueño.
Respondió el Barça con un efecto espejo: Valverde también adelantó su defensa y el Clásico empezó a jugarse en una cabina de teléfonos. Se sucedían las pérdidas en ambos equipos y las áreas estaban en barbecho. Un mano a mano de Bale con Umtiti al filo del primer cuarto de hora y una incursión de Aleix Vidal fueron las primeras opciones de ver de cerca a Ter Stegen y Keylor Navas.
Isco maradoneó en el 17 para firmar la jugada del Clásico. Rompió una, dos, tres veces a Aleix Vidal, pero su disparo raso dentro del área se estrelló contra el lateral de la red. Luego Casemiro vio una amarilla rigurosa por derribar a Messi que le podría condicionar para el resto del duelo.
El efecto Messi y el efecto Isco
Messi decidió comparecer al Clásico y forzó en el 24 una falta de Gareth Bale en la frontal del área. La pegó el argentino con muy malas intenciones, pero su disparo se marchó alto por poco. El Real Madrid seguía a lo suyo: presionar y recuperar la pelota muy arriba. Marcelo empezó a ser un dolor de cabeza para Aleix Vidal y los de Zidane rondaban el tanto.
Pasada la media hora rozó el gol el Barça después de una asistencia de Jordi Alba que iba predestinada para Messi, pero que evitó milagrosamente Kovacic con una anticipación providencial. Respondió el Real Madrid con una genial maniobra de Isco, que reventó a cuanto azulgrana le salió a su paso y asistió a Bale, cuyo disparo sobre la marcha le salió centrado y lo repelió Ter Stegen. De Burgos se puso en modo pistolero y amonestó de una tacada y en 30 segundos a Messi, Bale y Carvajal. Y en esas nos fuimos al descanso.
De salida en la reanudación siguió dominando el Real Madrid, pero en seguida marcó Piqué. Eso sí, se confundió de portería. Fue una jugada gestada entre Isco y Marcelo, cuyo pase de la muerte lo introdujo el central-presidente del Barcelona en su propia portería. Él no quería. Incluso pudo hacer un doblete (también en su portería) dos minutos después, pero su zamorana se fue fuera.
Pichichi Piqué
Respondió el Barça con una ocasión que malograron entre Deulofeu y Messi. El Real Madrid, como Pedro Sánchez, recorría una y otra vez el camino de la izquierda donde Isco y Marcelo reventaban a Aleix Vidal. Pudo y debió caer el 0-2 en el 54 después de una genial jugada de Benzema. Lo evitó Jordi Alba tirándose al suelo y sacándola bajo palos.
Zidane metió a Cristiano en el 57 por Benzema. Más madera para un Real Madrid desatado. Los turquesas seguían fieles al 4-4-2 con un Isco escribiendo versos con la pelota. Ronaldo dio el primer aviso de su presencia en el Clásico con una maniobra que abortó Piqué in extremis. Asensio fue el segundo cambio de Zizou. Suplió a Kroos, por lo que Isco retrasaba su posición.
En el 70 pudo sentenciar Cristiano el Clásico con una espectacular chilena que no empaló bien después de un gran centro de Bale desde la banda derecha. El Barça intentaba dominar, pero todo el peligro lo ponía el Real Madrid. De Burgos anuló un gol a Ronaldo por un par de centímetros. Respondió el Barça con un tiro flojo de Denis Suárez que atrapó sin problemas Keylor.
Ni con dopaje arbitral
También perdonó Busquets el 1-1 en el 72 al echar arriba un balón fácil en el área pequeña. Percutía ahora el Barça. Una doble parada de Keylor evitó el 1-1, pero el Madrid estaba demasiado encerrado. Y como el Barça necesitaba un empujón, ahí apareció De Burgos Bengoetxea para arrimar el hombro y demostrar que el dopaje arbitral del Barça sigue por donde solía. El colegiado se inventó un penalti inexistente de Keylor a Luis Suárez y Messi igualó el Clásico.
Y entonces en el 79 apareció Cristiano Ronaldo para gritarle al mundo que el Real Madrid no se rinde ni contra doce. Fue en una contra de manual. El luso recorrió 40 metros en el mano a mano con Piqué, le dribló y se sacó un zapatazo a la escuadra que hizo inútil el vuelo de Ter Stegen. El gol fue un gol memorable, de bandera, de esos que pasarán a la historia del fútbol.
Pero también su celebración, que le costó una amarilla al luso, que sería expulsado dos minutos después de una manera injusta por una jugada en la que Umtiti le hizo medio penalti. De Burgos, el mejor jugador del Barça de largo, el Aytekin español, se hiperventiló y sacó la segunda amarilla a Cristiano Ronaldo.
El luso flipaba. No se lo podía creer. Después del golazo que había marcado le expulsaban por quitarse la camiseta tras marcar y por haberse trastabillado en una jugada. La actuación de De Burgos era de las que hacen época: roja perdonada a Busquets antes del 60, penalti inexistente a Luis Suárez y expulsión injusta de Cristiano Ronaldo. Casi nada al aparato.
Pero con el Madrid no hay quien pueda. Con diez, el equipo tocado y De Burgos dispuesto a rematar los córners, llegó otra contra monumental del equipo turquesa que condujeron entre Lucas Vázquez y Marco Asensio. El mallorquín se cascó un zurdazo enorme, casi calcado al derechazo de CR7. Fue un gol con el que el Real Madrid sentenciaba un Clásico en el que se impuso a un Barça reforzadísimo por la actuación arbitral de De Burgos Bengoetxea, el heredero natural de Clos Gómez.