Otro adiós inmediato en el Mutua Madrid Open: Arnaldi fulmina a Djokovic
El balcánico claudica ante un rival inspirado que recrudece el porvenir de Novak
Tercer partido consecutivo que pierde Djokovic y segundo en sus dos encuentros sobre tierra batida
Djokovic se topa con la realidad: "Puede haber sido mi último partido en Madrid"

Matteo Arnaldi se multiplica para cruzar lo ancho de la pista y devolver todos los cañonazos de Novak Djokovic. «¿Este tío? Llega a todo», se escucha por la grada de un Mutua Madrid Open fascinado con el derroche del italiano. Al otro lado de la pista, ni siquiera la plasticidad de siempre del balcánico puede frenar a Arnaldi, cuya raqueta resuelve todos los problemas de un Djokovic que se despide (6-3, 6-4) de Madrid antes de tiempo.
Desde hace meses resulta complicado descifrar al tenista serbio, no se termina de ver en qué dirección va. Amaga con un lado, pero va a otro. Parece que ofrece réplica, pero la respuesta no llega a completarse. Incluso su rostro refleja la duda. De Madrid se va cargado de incertidumbre para lo que queda. Eliminado en su debut, como en tres de sus últimos cuatro torneos, y sin ganar set alguno en lo que va de gira de tierra batida.
De hecho, desde 2006 no perdía sus dos primeros encuentros en tierra batida, cuando Federer en Montecarlo y Gimeno en Barcelona le hicieran claudicar. Reencuentro breve el de Djokovic y Madrid, donde llevaba sin competir tres años y puede que este sábado haya jugado su último partido en la capital española. El jugador balcánico se mostró demasiado errático y cerró el choque con una treintena de errores no forzados, 20 de ellos en el primer parcial.
Su revés fue una rémora y su servicio, sobre todo el segundo, tampoco funcionó, ni siquiera dejó alguna muestra de desesperación o rabia sobre la pista. Nada. Ni un gesto de rebeldía. Fue a remolque en todo momento, se mostró lento de movimientos y carente de la mordiente de antaño. A ello se suma la inspiración de Arnaldi, que rezuma desparpajo y potencia con la derecha. El abecé de la nueva generación de tenistas.
El primer set de Djokovic fue para olvidar. Perdió su saque a las primeras de cambio y, aunque logró rehacerse, no logró quebrar definitivamente al italiano. Dos dobles faltas seguidas le costaron otra rotura a Djokovic y verse obligado a ceder y centrarse en una segunda manga en la que mostró cierta mejoría. Logró hacer más daño con la derecha, pero para cuando lo consiguió, Arnaldi ya se había recubierto con una coraza infranqueable.
El italiano aguantaba bien con su servicio pese a la mayor presión del serbio, que intentaba conectar algo más con la grada. Ni por esas recobró el pulso. Se lo negó un Arnaldi crecido y elevado en Madrid. Engañó a Djokovic para que subiera a la red y el serbio le dejó libre el lado contrario de la pista. Juego, set y partido. Se acabó. Y punch, que dice la generación Z. Hace tiempo que Novak ha dejado de ser Novak, pero que nadie olvide que su naturaleza es lo que le convierte en peligroso.