La dualidad de Davidovich: tres decepciones en el mejor año de su carrera
Ha roto por primera vez en su carrera la barrera del top 20 en el ranking y es undécimo en la Race
Sin embargo, ha claudicado en las tres finales que ha disputado y sigue sin conseguir su primer título
Davidovich vuelve a chocar contra su muro

Cuando Álex de Miñaur levantó su tercera bola de partido en contra en la final del ATP 500 de Washington, Davidovich quedó tendido sobre la red. Cabizbajo y con la mirada perdida en busca de respuestas que no encontró. Acabó claudicando en el tie break y se volvió a quedar con la miel en los labios. De nuevo tan cerca, pero tan lejos. Como en Delray Beach, cuando en la final tampoco aprovechó ninguno de sus dos puntos de partido y no tocó metal.
Idéntico guion. A Davidovich se le resiste la inauguración de su vitrina y no consigue salir del bucle. Rema, rema y vuelve a remar, pero se queda en la orilla. Tan cerca, pero tan lejos. Y esa constante, en un deporte de guillotinas mentales como es el tenis, cae como una losa. «He luchado por cada bola durante más de tres horas y ni así ha sido suficiente», comentó resignado. Pero De Miñaur se acercó rápidamente a su banquillo y reflexionó en voz alta.
«Nadie en el circuito quiere enfrentarse a ti», explicó. Hace tiempo, especialmente durante este año, que su proyección y cualidades no se corresponden con sus desenlaces. Han salido cruz las cuatro finales que ha disputado en toda su carrera, tres de ellas este año. En Delray Beach, Acapulco y la última en Washington. De la capital estadounidense se marcha sin trofeo, pero con el aterrizaje en lo desconocido.
Se ha despertado este lunes con su nombre, por primera vez, dentro del top 20 del ranking ATP. «Pensarlo ahora mismo no es fácil. Estoy contento de estar entre los 20 mejores, pero el objetivo era levantar el trofeo. Es uno de los mejores años de mi carrera. Seguiré trabajando duro para poder llevarme un título», manifestó el español, que ocupa el 19º puesto del ranking ATP y el undécimo en la Race.
Es más, si hubiera ganado en Washington, se hubiera colocado en décima posición a sólo 250 puntos del octavo puesto que da acceso a las ATP Finals. «Otro día más, otro día sin suerte. Pero estoy contento con cómo jugué, con cómo hice las cosas y seguiré trabajando duro para poder llevarme un trofeo. Él corrió por todos lados. Yo lo di todo, la verdad. Jugué con confianza, no me limité a devolver la pelota. Al final ganó él», detalló el malagueño.
Davidovich camina hacia la victoria contra sí mismo, lo hace de la mano de Félix Mantilla, su actual entrenador, tras haber pasado por las manos de Jorge Aguirre durante la mayor parte de su carrera y después de haber trabajado con Fernando Verdasco. Desde que el pasado mes de diciembre se unió a Mantilla y David Sánchez, el porvenir de Davidovich es otro. Ha conseguido controlar mejor su temperamento y asentarse en el circuito como un tenista a tener en cuenta. Le falta el último paso, tan cerca y tan lejos.