Davidovich vuelve a chocar contra su muro: no aprovecha tres puntos de partido y prolonga su maldición
El español dejó escapar su primer título ATP tras perder su cuarta final
Mismo guion que en su última final perdida: no logró cerrar un tercer set muy encaminado

De Miñaur levantó su tercera pelota de partido con un revés cruzado y fundió a Davidovich. Quedó tendido sobre la red buscando respuestas, con la cabeza agachada y terminó derrumbándose en el tie break definitivo. Aquel punto era el el tercer intento del español para cerrar el partido y precintar, tras una semana imponente, el título en Washington. El primero de su carrera que se le resiste tras perder este año las finales en Acapulco y Delray Beach, en la que tampoco aprovechó dos bolas de partido.
A la cuarta, con la que jugó en 2022 en Montecarlo, tampoco fue la vencida y Davidovich, de 26 años, tendrá que seguir remando para ganar su primer trofeo. El tenista español, en su mejor temporada y con billete al top 20 del mundo para este lunes por primera vez en su carrera, se hundió en su silla cuando terminó el partido.
Un intercambio de golpes donde la derecha de Davidovich marcó el territorio, también el revés paralelo, que le dio la primera manga (5-7). Después fue el momento de De Miñaur, con un 6-1 donde el español pareció guardar baterías para el tercer asalto. Ahí, Foki volvió a ser la voz cantante, rompió en el cuarto juego y tuvo saque para cerrar la victoria.
El australiano lo evitó con la rotura, pero después, al resto, el español tuvo esas tres bolas, como en Delray Beach tuvo otras dos, para ser campeón. Davidovich perdonó otra vez su primer título y De Miñaur, un tenista peligroso y sin freno, se soltó para ganar el décimo título de su carrera, estrenándose en 2025.
De Miñaur se quedó con el trofeo y Davidovich con la frustración. «Otro día más, otro día sin suerte. Pero estoy contento con cómo jugué, con cómo hice las cosas y seguiré trabajando duro para poder llevarme un trofeo. Él corrió por todos lados. Yo lo di todo, la verdad. Jugué con confianza, no me limité a devolver la pelota. Al final ganó él. Quizás este sea uno de esos partidos que a veces salen así», aseguró.
Una vez acabada la final, el australiano se acercó al banquillo de Davidovich y dejó un gran gesto. «Lo sentí mucho por él. Sabía que dijera lo que dijera, no iba a poder mejorar la situación. Sólo quería decirle lo gran jugador que es. Sólo es cuestión de tiempo porque es un jugador increíble. Es alguien contra quien nadie quiere enfrentarse. Traté de hacer que el momento fuera un poco menos duro, pero sé que va en ascenso. Todo su equipo lo sabe, todos en el circuito lo saben. Va a ser un rival muy peligroso en la gira sobre pista rápida», añadió.