Elecciones en el sindicato de futbolistas

David Aganzo, ‘El lobo de la AFE’, contra las cuerdas

azkoitia
David Aganzo, en un acto de la AFE.
Francisco Rabadán
  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

La Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) vive una de sus etapas más convulsas. El presidente David Aganzo se enfrenta a una moción de censura después de que los afiliados presentasen la pasada semana más de 1.200 firmas contra su gestión. El ex futbolista de Real Madrid, Rayo Vallecano o Hércules, entre otros, ha abusado de su poder en los últimos tiempos causando una situación insostenible en el sindicato.

«Sus formas no son las más adecuadas. Tiene tacto cero», relata uno de los 16 despedidos de AFE en los últimos 17 meses. Aganzo ha batido el récord de salidas del organismo ejerciendo su cargo desde el personalismo. A su llegada a la presidencia, el dirigente sugirió que el personal de la oficina –unas 45 personas– firmara un documento de fidelización hacia él como una especie de juramento que puso hasta en el tablón de anuncios de la sede. «Todos los que no accedieron a dar su autógrafo han sido despedidos o están en el punto de mira», comentan desde el sindicato.

Otro aspecto llamativo es la gestión de las horas extra en AFE. Muchos trabajadores firmaron un documento por el que renunciaban a cobrar las horas extra. Resulta curioso que este tipo de documentos tengan cabida en un sindicato llamado a defender los derechos de los futbolistas.

Aganzo, a la hora de realizar despidos y contrataciones, ha ignorado a la Junta Directiva. «No propone, sino que ejecuta», aseguran. Una muestra de ello fue el despido a un trabajador durante sus vacaciones y por burofax causando un gran revuelo dentro de la propia AFE. A otro le echó a escasos meses de jubilarse después de haberle ofrecido un cargo superior ocho días antes. Y así sucesivamente…

Poder absolutista

Si esta carta de presentación no es suficiente para Aganzo –se puede llegar a entender que quisiera montar su propio equipo en AFE–, los acontecimientos recientes ponen de manifiesto que lo suyo es hacerse con el poder absoluto. Después de ver cómo la Junta Directiva no bebía de todas sus decisiones, el ex futbolista decidió crear de la nada un Comité Ejecutivo con cuatro de sus fieles para vaciar de poder el organismo que no siempre le daba la razón.

De los 22 cometidos asignados por Estatutos a la Junta Directiva de la AFE, 11 han ido a parar al nuevo Comité Ejecutivo y ni mucho menos temas baladís como las contrataciones, el nombramiento de comisiones o aprobar la creación o disolución de Delegaciones Territoriales. «Hizo trampas al constituir ese Comité Ejecutivo. Convocó una Junta Directiva fraudulenta sin que muchos vicepresidentes acudiesen. Tuvimos que denunciarle para que repitiese esa Junta Directiva», añade un integrante del organismo, muy decepcionado por la situación.

Este Comité Ejecutivo fue la génesis de una moción de censura que se presentó este pasado viernes contra Aganzo. El presidente se tomó tan mal que 1.200 futbolistas firmaran para que se celebrasen los comicios que mandó a sus lacayos a telefonear a muchos de ellos para que retiraran su firma. AFE es de los futbolistas, el grupo de personas que ha trabajado para conseguir las firmas, denunció este comportamiento el pasado viernes logrando que el dirigente cesase en sus llamadas a futbolistas.

Aganzo sabe que tarde o temprano tendrá que enfrentarse a una Asamblea Extraordinaria en la que deberá que dar muchas explicaciones para evitar su caída. El presidente, según ha podido saber OKDIARIO, hará todo lo posible para dilatarla en el tiempo para calmar los ánimos. La AFE, nacida como un sindicato en defensa de los futbolistas, no puede convertirse en un empresa personalista.

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