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El enemigo silencioso que está haciendo que gastes más en la factura de la luz

Factura de la luz
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Durante los meses de invierno, todos buscamos soluciones eficaces para calentar la casa sin pagar una fortuna de luz o de calefacción. Sin embargo, muchas veces cometemos un gran error: centrarnos única y exclusivamente en el sistema de calefacción, buscando los dispositivos más modernos y con la mejor eficiencia energética. Estas medidas son necesarias, pero sin obviar un «enemigo silencioso» que afecta directamente al rendimiento del sistema de calefacción y, por ende, nuestro bolsillo: el polvo que se acumula en los radiadores.

Aunque esto es algo que puede pasar desapercibido en el día a día, el polvo en los radiadores puede hacer que la potencia del sistema de calefacción se reduzca hasta un 30%, lo que se traduce en un gasto mucho mayor en electricidad. Esto ocurre porque el polvo actúa como una capa aislante que impide la correcta circulación del calor. Como resultado, los radiadores deben hacer más esfuerzo para alcanzar la temperatura deseada, lo que provoca un aumento en el consumo de energía y, por ende, en la factura de la luz.

La importancia de limpiar los radiadores

Se calcula que una capa pequeña de polvo puede reducir hasta un 30% la potencia de calefacción de un radiador, lo que se traduce en un mayor gasto energético y en un menor confort dentro de la vivienda, ya que el calor no se distribuye de manera uniforme. Si bien puede parecer una tarea secundaria, limpiar los radiadores es una forma sencilla pero efectiva de reducir el gasto en caleacción y mejorar la calidad del aire.

Y es que, el polvo no sólo afecta a la eficiencia de los radiadores, sino que también tiene implicaciones para la salud. Las partículas de polvo que se levantan y se dispersan por el aire cuando el radiador está en funcionamiento pueden irritar las vías respiratorias, provocando molestias como picazón en la garganta o congestión nasal, lo que aumenta el riesgo de resfriados y alergias.

Limpieza paso a paso

La limpieza de los radiadores no requiere de un proceso complicado ni de productos especiales, pero es importante hacerlo bien para lograr los mejores resultados.

  1. Lo primero es limpiar las rejillas superiores del radiador, que son las más accesibles y acumulan una gran cantidad de suciedad. La mayoría de los radiadores cuentan con una rejilla superior que cubre las aletas por donde circula el aire caliente. Esta rejilla se puede retirar fácilmente, ya sea con las manos o utilizando un destornillador si está atornillada. Una vez retirada, podemos limpiarla con un paño humedecido con agua jabonosa o con un detergente suave, dependiendo del estado de la suciedad.
  2. En cuanto a las zonas de difícil acceso, como las aletas internas del radiador, es recomendable utilizar un cepillo especial para radiadores. Estos cepillos tienen cerdas largas y suaves que permiten llegar a los rincones más estrechos y eliminar el polvo que se acumula entre las aletas. Además, también podemos utilizar una aspiradora con un accesorio de boquilla estrecha para extraer el polvo de los lugares más difíciles de alcanzar. Otra opción es usar un secador de pelo a baja temperatura para soplar el polvo, pero en este caso, es importante colocar una toalla húmeda debajo del radiador para que las partículas de polvo se adhieran a ella y no se dispersen por la habitación.

Si el polvo está muy incrustado y no se puede eliminar con un cepillo o una aspiradora, el uso de un limpiador a vapor puede ser una excelente opción. Este aparato utiliza vapor para desincrustar la suciedad de las superficies y eliminar el polvo acumulado en las zonas más complicadas de limpiar. Al utilizar un limpiador a vapor, es importante seguir los mismos pasos que con el secador de pelo: colocar una toalla o paño húmedo debajo del radiador para recoger la suciedad.

Realizar una limpieza regular de los radiadores tiene varios beneficios que es interesante conocer. En primer lugar, al mantener los radiadores limpios y libres de polvo, conseguimos que estos funcionen con una mayor eficiencia, lo que reduce el consumo de energía y, por ende, los gastos de calefacción. Un radiador limpio distribuye el calor de manera más efectiva, lo que permite mantener la temperatura deseada en la vivienda.

En segundo lugar, la limpieza de los radiadores también mejora la calidad del aire en el hogar. El polvo que se acumula en los radiadores puede liberarse al aire cuando estos se encienden, lo que puede afectar nuestra salud respiratoria, especialmente si tenemos alergias o problemas respiratorios.

En resumen, la limpieza de los radiadores es una tarea sencilla pero fundamental para mantener la eficiencia energética del sistema de calefacción. A través de una limpieza regular, no sólo conseguimos optimizar el rendimiento de los radiadores, sino también mejorar la calidad del aire en nuestra casa, creando un ambiente más saludable y acogedor durante el invierno.

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