Parece ciencia ficción pero es real: descubren el fósil de un dinosaurio con cara de pato y 9000 kilos de peso
Los dinosaurios habitaron nuestra Tierra durante unos 165 millones de años, y después de que un asteroide terminara con su era, su recuerdo quedó en libros o películas. Sin embargo, hay ocasiones en las que los hallazgos arqueológicos terminan devolviéndolos a la actualidad, como en este caso.
En Nuevo México han encontrado restos de un dinosaurio muy llamativo, con una cabeza similar a la de un pato y un peso estimado de unos 9.000 kilos. Un descubrimiento que abre nuevas vías para entender la evolución de los grandes herbívoros en el sur de Laramidia.
Descubren un dinosaurio con cara de pato y 9.000 kilos
El estudio «A new saurolophine hadrosaurid dinosaur», dirigido por el paleontólogo Sebastian Dalman, parte de un conjunto de huesos que se recogieron en 1916 en el área del Ah-shi-sle-pah Wilderness. Durante más de un siglo se guardaron bajo la etiqueta de Kritosaurus navajovius, sin sospechar que escondían algo distinto.
Dalman y su equipo compararon el cráneo, la mandíbula y varias piezas sueltas con otros hadrosáuridos de la región. Tras ese análisis concluyeron que estaban ante una especie nueva, a la que bautizaron como Ahshislesaurus wimani. El dentario, el cuadrado y el yugal mostraban rasgos propios, y eso sirvió para separar ambas especies después de un siglo de confusión.
Este dinosaurio pertenecía al grupo de los hadrosáuridos de cabeza plana. Tenía un hocico ancho, una mandíbula robusta y una estructura craneal que lo diferenciaba de sus parientes cercanos. Esas diferencias, visibles en elementos como el cuadrado o el yugal, lo acercan más a Naashoibitosaurus que a Kritosaurus, el taxón con el que se había confundido durante décadas.
En cuanto a tamaño, las estimaciones lo sitúan por encima de los 10 metros de longitud y alrededor de las 9 toneladas. Un gigante herbívoro que recorría un paisaje muy distinto al actual, pues en ese momento se trataba de una red de canales, llanuras húmedas y bosques de coníferas donde convivían otros dinosaurios como anquilosaurios, ceratópsidos y pequeños terópodos.
Por otro lado, el trabajo refuerza la idea de que la zona sur de Laramidia tenía una fauna diferente a la del norte. Esa separación geográfica, marcada por el mar interior que dividía Norteamérica, favoreció el desarrollo de linajes propios. Ahshislesaurus se suma ahora a esa lista de especies que sólo se conocen en esta región.
Cómo son los huesos analizados del dinosaurio
El estudio describe un cráneo incompleto pero lleno de detalles útiles. No conserva la parte delantera, pero sí varios huesos clave: prefrontales, frontales, postorbitales, parte del cuadrado, el parietal, el braincase y un jugal aislado. Con ese conjunto, el equipo pudo comparar la anatomía con la de otros hadrosáuridos como Kritosaurus navajovius y Naashoibitosaurus ostromi.
Muchos de estos huesos mostraban rasgos que no encajaban con la etiqueta original. El prefrontal era más ancho de lo habitual en Kritosaurus, el frontal tenía proporciones distintas y el cuadrado presentaba una curvatura y un refuerzo óseo que recordaban más a Naashoibitosaurus.
Algo curioso es que este tipo de revisiones suele dar sorpresas, porque muchos museos guardan fósiles identificados hace décadas que nunca se han estudiado con métodos actuales. Cuando se revisan con calma, aparecen especies nuevas o relaciones evolutivas que no encajaban en el mapa anterior.